Entrevistar hoy en día a Antonio Luque está cerca de ser una prueba de humildad para cualquier periodista y a años luz del hermetismo de los principios de su carrera. La prudencia del que escribe para no llenar el texto de titulares debe imponerse a la cantidad de carnaza que pone encima de la mesa con frases, eso sí, exquisitas. No le apetece hablar sobre su nuevo trabajo porque, una vez terminado, ya tiene la cabeza en otra cosa. Tal vez, una revista no cumpla las condiciones de inmediatez necesarias, aunque sí las de mediocridad. “Me pliego a dar las entrevistas después de hacer el disco porque yo también soy parte de la industria aunque me da la sensación de que las redes sociales os van a comer el terreno. Hay un feedback que no se puede tener en estos encuentros promocionales. El caso es que si pongo el álbum por mi cuenta en itunes tendría que pagar la grabación, y no estoy dispuesto mientras cuesten lo que cuestan”. En el caso del músico con relaciones contractuales, poco más se puede hacer. No tenerlas, pero sale un poco caro. También es completamente lógico que si te dedicas a hacer canciones y a pasearlas, pretendas pagar tu casa con ello. Lo insólito es que no parezca lo más normal del mundo. “Me pregunto por qué lo primero en ser gratis tienen que ser los productos culturales. Seguramente sea por el mensaje que suelta la derecha para que los que nos dedicamos a inventar dejemos de ser peligrosos. Hacer canciones es mi profesión y en el momento en el que escribo estoy haciendo un esfuerzo peculiar que podríamos llamar de creación y que tiene algo de especial. Es el que intentamos recoger con los derechos de autor y que no lo tiene el que está trabajando en una oficina”. El que quiera jolgorio y alegría tiene otros muchos grupos entre los que elegir. En el imaginario de Chinarro nunca ha habido demasiada luz, y la que hay sirve para acentuar las sombras que esconde el absurdo de lo cotidiano. Pocos lo ven de manera tan lúcida como él. Las palabras y sus juegos son el principal interés de Sr. Chinarro en este momento, en el que parece un poco aburrido de hacer canciones. “Lo que más me gusta es estar en casa y escribir. Luego voy a correr, y a veces quedo con alguna chica porque soy un hombre. Lo demás me importa un carajo. La primera novela está esperando a que se publique. He empezado hace pocos días la segunda y estoy dando alguna charla. Ha sido un gran paso y ahora mismo disfruto más con ello que intentando buscar otra canción que diga algo nuevo, porque no todos los libros han sido escritos”. Algo se nota a primera vista en su nuevo disco, además de que las canciones se pueden defender de maravilla con tan sólo una guitarra acústica y de la cantidad de pistas de piano y de cuerdas . Algo hay, pero necesita tiempo para dejarse ver. “Me hubiera gustado que los bajos sonaran más fuertes, pero no había sitio para todo. Cómo hemos llegado a esa situación habría que preguntárselo a Jordi Gil, el productor. En el siguiente no va a haber tantos arreglos, además el disco ha salido muy caro porque le hemos dado quizás demasiadas vueltas”. Luque, consciente de que el enemigo casi siempre está en casa, ha puesto empeño en domar su voz. Y el resultado, una vez superado el shock inicial –suena raro pero interesante- es un paso adelante que tendrá su mayor recompensa en los directos. “En este disco deliberadamente trato de cantar echándole más valor, por eso me apunté a clases de canto. He conseguido que lo de cantar sea fruto de un esfuerzo y quitarle importancia a la inspiración y al estado de ánimo. Es muy necesario cuando tienes que hacerlo con regularidad y por encargo; hay que disponer de una técnica y no depender de cosas externas”. Luque habla maravillas sobre su banda. Le ha costado, pero por fin tiene un grupo estable en el que confiar y poder centrar sus esfuerzos en las canciones. Es muy crítico consigo mismo, muchísimo, y ligeramente condescendiente con su público. “Puede que Chinarro durante mucho tiempo fuera un grupo que servía más para excitar la imaginación de otros artistas, de gente capacitada y con inquietudes que para el indie que salía a bailar o a restregar la cebolleta”. Coherente y polémico, ¿bocazas o iluminado?, lo cierto es que sus letras siguen estando a la altura y que el listón que él mismo se marca, sigue estando alto. Aunque diga que no se lo cree y que la insatisfacción le impide hacer el disco que realmente quiere hacer.
Otro jipi convertido en progre. Hablando de política como buen intelectual. Fácil pasar al lado oscuro ha sido para él.
Para sus reflexiones diarias decirle que propiedad intelectual también son medicamentos, avances científicos, software, etc.
Chinarro ha muerto. Nace otro presidente.
Otro jipi convertido en progre. Hablando de política como buen intelectual. Fácil pasar al lado oscuro ha sido para él.
Para sus reflexiones diarias decirle que propiedad intelectual también son medicamentos, avances científicos, software, etc.
Chinarro ha muerto. Nace otro presidente.
Otro jipi que piensa!!! Con lo bien que estábamos con el "que inventen otros..." y el "viva las caenas...", vienen estos intelectuales tocapelotas... a cuestionar latrocinios. Aquí se ha robado siempre y así ha de ser. ¡¡¡Ya te vale primo!!!. Chinarro mu vivo.