Hace un par de años su disco debut “Si bajo de espaldas no me da miedo”, causó un gran revuelo en el mundillo independiente. Muchos vieron allí una renovación profunda de las raíces del rock andaluz, pero también la mejor asimilación de un country globalizado, la psicodelia y unas pinceladas que algunos calificarían como música africana. Había algo salvaje y por perfeccionar pero que a muchos les hizo hablar de una cierta esperanza de renovación indie. “Bueno, sonar al cien por cien como uno quiere es complicado, te puedes llevar toda la vida intentándolo. Es cuestión de currar mucho y tener la dirección mas o menos clara, y experimentar un poco a ver que encuentras, porque las fórmulas son una mierda, desde luego”. Entre los nuevos temas están “Noche de setas” (un alucinado monólogo de ritmo hipnótico), “Fullero” (instrumental de unos Fiera –su proyecto paralelo, del que ya hemos dado buena cuenta en estas páginas- con menos hueso y más carne), “El campo fui yo” (una forma muy espacial de hablar de la tierra), “La voz del hacha” (un tema sencillo al que no encuentro descripción que le haga justicia), “China da miedo” (una verdad irrebatible), “Lo más difícil del mundo” (para los que disfrutan con su organillo, quizá la que mejor encajaría en su primer disco), “Superbroker” (con una rítmica a lo 23 Skidoo y mucha ironía de la mano)… algunos tendrán los dientes largos y nos envidiarán por haberlas escuchado. “El tema de las expectativas es normal, el mundillo musical es así, y si el grupo empieza a sonar también empiezan a llover opiniones. Cuando intentas agradar y tener éxito es cuando la cagas en realidad, sale mala música, así que intentamos no hacerlo. Pero bueno, se nota la expectación y acojona, eso también te lo digo, que siempre los grupos nos vamos de guays en las entrevistas y la verdad es que un poco nervioso te pones siempre con estas cosas”. Para que se hagan una idea, las nuevas canciones suenan concentradas, con bajos y percusiones que no tienen pérdida, el ritmo le ha ganado la partida a los arreglos, no estamos hablando de un disco repeinado, ni mucho menos. Aquí están las mencionadas, más algunas sorpresas (“Pumare-Ho!”) y dos viejas conocidas: “Niña de fuego” y “La rave de Dios”. La primera es una coplilla que podemos tararear en la cola de la frutería y la segunda (a la que aun pulen con el músico electrónico Perla) es la que parece servir de compendio de muchas de las cosas de las que trata el álbum. Allí hablan de Wichita en castellano, el idioma oficial del Pony. “Nos interesa trabajar sobre nuestra cultura, lo que tenemos cerca, que es de lo que sabemos en realidad. Yo no sé cómo se siente un tipo de Wichita o de Kentucky, por mucho que pueda imitar su forma de cantar y componer. Debería haber más grupos con más acento todavía: grupos vascos, catalanes, gallegos, con acento de pueblo… No se puede estar oyendo siempre el mismo rollo, se vuelve uno loco. Hay que cantar como se habla”. Los sevillanos han llamado a algún amigo para que les hiciera compañía en diversos ratos de la grabación. “Fran Torres forma parte de Fiera, mas exactamente de Wildworking, que es la ampliación de Fiera, donde se ve realmente el proyecto al cien por cien, y es un artista al que admiramos mucho y con el que colaboramos en otros proyectos actualmente aparte de Fiera. Y Za!, que para nosotros son directamente el mejor grupo que hay ahora mismo en este país. Za! en directo son increíbles, y no hay nadie haciendo lo que hacen. Cuando les dijimos que si querían participar en el disco ni se lo pensaron, se vinieron desde Barcelona y pasaron un día entero en el estudio dándonos lecciones de cómo pasarlo bien haciendo música. Ha sido una maravilla verlos trabajar”. Sin parar de tocar y viajar, su música ha sonado en escenarios de Hungría, Venezuela o Egipto. De hecho, en unas horas salen hacia Estocolmo. “El Cairo es impresionante, un sitio muy extraño, y aunque está occidentalizado como la mayoría de las ciudades grandes (que parecen todas la misma por cierto), conserva un rollo talibán que fascina y acojona al mismo tiempo. Está petado de gente que vive en la miseria, y Caracas igual, mucha miseria y unos pocos ricachones. Tiene un rollo con la música increíble, grupos latinos brutales y gente bailando de puta madre”.
Pero volvamos a “Un gramo de fe”. Aquí la estructura tradicional rivaliza con la atmósfera de cada tema. “Siempre hay que poner en peligro la entidad de la canción pop, porque sin ese esfuerzo nunca sale nada nuevo. La música popular no tiene por qué ser solamente un lenguaje basado en el revival y en grandes canciones con un estribillo que se repite”. El grupo, que últimamente ha recuperado a Fela Kuti, habla también de Can, Pere Ubu, Underground Resistance o Devo como referencias constantes en su día a día. Pablo y Daniel (junto a Darío y Javier) saben explicarse bien y sin dobleces.
Uno de los puntos fuertes del universo del grupo es el apoyo estético que Daniel brinda con su trabajo al Pony, con montajes gráficos en los que Chiquito de la Calzada, Sara Montiel, el Curro de la Expo o un Michael Jackson cofrade son los protagonistas. Échenle un vistazo a los carteles que incluimos al pie de esta entrevista. “Cuando se introduce el humor en la música o en un cartel hay gente que cree que todo va de eso, y no es siempre así. Puedes hablar de cosas serias y que sea cachondo, si no que se lo digan a Miguel Brieva, que tiene un don para esto. Muchas veces el humor es sinónimo de madurez más que de adolescencia”. Recordando que Joy Division no hablaban de Cádiz ni Bob Dylan hacía música hindú quizá sea más engorroso ahora para algunos críticos asociarles con el folclore del sur como si fuera esto un capricho de la banda. “Nosotros en Andalucía tenemos suerte de tener a Pata Negra, Triana, Kiko Veneno, El Cabrero o Morente, muchos grandes que nos han dejado un legado brutal que hay que seguir como sea, aunque sea difícil y sólo consigamos pequeños acercamientos, pero hay que intentarlo”. Hablamos de un grupo que pone su obra al alcance de todos (este disco se podrá descargar gratuitamente, como el anterior y como el debut de Fiera, bajo licencia Creative Commons), y que tiene esta respuesta valiente para lo que muchos esquivan. “En cualquier sitio verás que Fela Kuti fue el creador del Afrobeat y toda esa mierda, y nunca dicen que montó su partido político en Nigeria, y que le dieron de hostias hasta reventarlo, tuvo que luchar y luchó como un campeón. Hay más casos: Nina Simone fue ultra-política en la primera mitad de su carrera, y sólo se habla de ella como 'una de las grandes del jazz' y ese rollo, Rubén Blades o Gilberto Gil se han metido en política hasta las trancas, Bob Marley y otros rastafaris se lo curraron en Jamaica, generando un género increíble y revolucionario hasta la médula, hicieron más que buena música, John Heartfield con sus carteles, o Josep Renau aquí en España. No es más sabio el cínico, y no tiene la verdad de nada. Hay una historia de la música y del arte en general despolitizada que es una mentira muy tocha, y esos grandes artistas se revolverían en sus tumbas si vieran cómo se habla de ellos. Meter caña con un espíritu crítico y a veces político no es una opción, es una necesidad, solo hace falta salir a la calle y darse una vuelta. Hay que luchar”. Pony Bravo han vuelto, y han querido evitar la explosión, pero la onda expansiva va para largo. Un gramo de fe.
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