“Sunken” (Grand Jury, 2013) ha cumplido tres años ya. ¿Qué diferencias hay entre los Twin Peaks de aquellos tiempos y los de ahora?
Frankel: Cuando empezamos éramos realmente jóvenes y supongo que no había mucha premeditación en el primer disco, tan sólo la intención de juntar unas cuantas canciones. Teníamos diecisiete años. No sabría decirte exactamente qué ha cambiado, supongo que nuestras influencias han ido mutando a lo largo de los años. Ahora me gusta la música country y esas cosas que jamás habríamos escuchado cuando estábamos en el instituto… nuestras grabaciones están mejor producidas ahora…
Lake: Bueno, cuando tienes dieciséis, diecisiete, dieciocho años… la vida es verdaderamente simple por aquel entonces. Y los temas de los que hablas son más directos, ya sabes: “estoy aquí fumando porros y comiendo perritos calientes”… que tampoco es algo sobre lo que nosotros hayamos hablado expresamente, pero ya sabes… el tiempo ha pasado y bueno, a mí me sigue flipando Jay Reatard y quiero seguir haciendo discos de ese palo… no necesariamente lo-fi, poner el reverb a tope o lo que sea, pero sí en cuanto a la actitud. En fin, supongo que hemos evolucionado como músicos… desde los dieciocho a los veintidós han sido unos años muy emocionantes en los que hemos hecho mucha carretera, conociendo a gente… supongo que podríamos hablar de evolución.
Ahora que mencionas a Jay Reatard, me da la sensación de que en “Down in Heaven” habéis apostado por una línea más “chill”, y no lo digo en el mal sentido.
L: Sí, bueno, supongo que es más como lo ha dicho Clay, hay cosas que escuchamos ahora que antes no escuchábamos, como Bob Dylan, o yo que sé… Así que supongo que cuando nos juntamos a componer el nuevo álbum era inevitable empaparnos de esas influencias. Aun así los nuevos temas los seguimos tocando con la misma energía en directo. No sé, realmente quería hacer un disco que se pudiera escuchar en muchos tipos de situaciones, y eso tampoco quiere decir que se necesariamente super chill… sigue siendo rock and roll.
F: Supongo que en ese sentido hemos hecho muchas canciones chill.
L: Sí, desde el primer disco incluimos siempre elementos un poco más suaves.
F: Incluimos temas más suaves, pero eso no influye en la energía de los directos, aunque sean canciones como “Ordinary People” (Wild Onion, 2014), etcétera. Pero sí, se podría decir que este disco quizás tenga otra orientación.
L: Sí, pero también Wild Onion tiene cierto toque chill. Y de todas formas en Down in Heaven sigue habiendo temas bastante fuertes como “Keep it toguether” y “Have you ever?”, siguen siendo momentos bastante potentes.
"Hay cosas que escuchamos ahora que antes no escuchábamos, como Bob Dylan".
“Keep it toguether” es un buen mazacote, suena distorsionada y con toques glam… precisamente en ese tema utilizáis un saxo, ¿no? Siempre metéis algún instrumento de estudio en algunos de vuestras canciones.
F: Nos gusta utilizar un montón de instrumentos… aunque ya lo habíamos hecho antes, había sido una cosa más de acústicos. Utilizamos algunos vientos, pianos… y que casen con la idea de la banda. Pero, ¿sabes? Después de girar durante dos años o lo que coño sea, conduciendo en la furgoneta, escuchas un montón de música y, bueno, no puedes escuchar a Jay Reatard durante dos años seguidos. Digamos que nos ha acabado enamorando el sonido de los sesenta y los setenta, ese tipo de producción… y cuando grabamos no lo hacemos en directo, porque no tenemos el equipo necesario para hacerlo, pero intentamos captar esa esencia. Pero bueno, sí, quizás hayamos relajado un poco el tono, aunque no hayamos cambiado la energía que transmitimos, y ya sabes, esperamos que este sea el primer álbum de muchos que nos queden por hacer. Bueno, es diferente, pero nos gusta variar de vez en cuando.
Claro, y eso es bueno.
F: ¡Totalmente! Supongo que simplemente me bloqueo un poco cuando alguien dice la palabra chill, porque suena como si fuera una mierda o algo así [risas].
No, no, joder [risas]. Por cierto, hablando de vuestros directos, la energía es absolutamente indispensable si hablamos de Twin Peaks.
L: Supongo que es parte de esto, de estar en una banda de rock and roll.
F: Sí, y sabes, la forma en la que tocamos en directo es verdaderamente potente, es ruidosa y salvaje, y me gusta que la gente disfrute con ello. Y el disco es otra historia, porque la forma en la que suena en los conciertos tiene mucho más que ver con la energía y el espectáculo, por eso no creo que por ejemplo sea una buena idea hacer un disco de nosotros tocando en directo… en cuanto al disco me gusta que los elementos suenen por separado.
L: Y eso no quiere decir que estemos en contra, a mí me encantan las grabaciones en directo de los Black Lips, ese sonido sucio. Pero claro, en cierto sentido eso es parte de su identidad.
F: Pero sí, nos gusta diferenciar entre la experiencia directo y al experiencia disco, porque un concierto es más como una fiesta, mira como lo hacen los Oh Sees. A mí me gusta ir a conciertos locos y salvajes, en Chicago tenemos la suerte de tener una escena bastante fresca. La gente allí es como: nos gustan los Basement shows, de rock and roll salvaje.
Volviendo al tema de vuestra vida en la carretera, ¿cuáles son los planes de futuro?
L: Yo quiero ir a todas partes. Mira a las Hinds, han hecho una buena yendo a tocar a Asia, o Vietnam. Es raro, porque no es como ir de vacaciones, que puedes tomarte tu tiempo y esas cosas. Sin embargo te sigues empapando de las culturas y es una sensación cojonuda. Sin embargo hay sitios a los que es más difícil llegar y para eso se necesita mucho tiempo así que… ahora toca moverse, difundir la palabra y… lo que surja. Para venir aquí hicimos un cambio en nuestra agenda, Hinds vieron que estábamos cerca y nos dijeron: “Ey, tenéis que venir”. Espero que ahora con el nuevo disco y habiendo tocado en España, nos sea más fácil volver.
F: Esta es una gran oportunidad porque no habíamos tocando nunca antes aquí, y siempre es raro venir a un país por primera vez, y eso que no somos cabeza del concierto. No sabemos que va a pasar. Estamos teniendo mucha suerte en este tour, nos está yendo bastante bien.
Hablando de los conciertos, me acabo de acordar de que dijiste que “Butterfly” hablaba de una sensación así como “todos vamos a morir así que follemos”. Todo esto a santo del palizón que os disteis tocando en el SXSW. ¿Hasta qué punto el ritmo del directo puede ser letal?
F: [risas] Sí, joder… bueno, siempre me preocupa tener que hablar de lo que las canciones significan para mí, y no quiero arruinar el significado que tienen para los demás. Pero sí, la verdad es que estábamos hechos mierda, habíamos tocado sin parar durante toda una semana… como diez conciertos en cinco días. Y me sentía bastante como el culo, ¿sabes? Con una resaca tremenda y hambriento de cojones, cansado… No sé, supongo que eso tiene que ver más con sentirse flotando como una mariposa, o algo así.
Por cierto, en “Down in Heaven” habéis cambiado los registros vocales, ¿no? Ahora hay más variación en cuanto a tema voces y alguna incorporación nueva.
L: Bueno, yo, Clay y Jack siempre cantamos. Y Colin, el teclista, tiene una canción en este disco. Algunas veces nos ayudó con los discos anteriores con las partes de arreglos y tal; y en este disco ya se ha incorporado definitivamente a la banda.
El sonido California lleva de moda mucho tiempo. ¿Habéis tenido algún problema alguna vez con el hecho de ser de una ciudad menos popular de Estados Unidos (musicalmente hablando) como Chicago?
F: Ya tío, no sé… supongo que… ¿es bastante sencillo componer y sonar así? Sí, es cierto que es un sonido bastante de moda, y supongo que si has nacido en los Ángeles y llevas mucho tiempo mamando de ese sonido, al final acabarás sonando así. Lo que es guay de Chicago es que las bandas locales son todo un crisol de géneros. ¿Sabes? Alguien monta un bolo y puedes encontrarte a cinco bandas completamente distintas en el cartel, todas suenan diferente, ¡y a nadie le importa!
L: Sitios soleados con música soleada tío. Aunque sí, no hay mucha variedad en lo que se destila ahora mismo en California, y sigue siendo lo más popular. Un colega mío de los Strange Faces hablaba bastante de esto: gran parte del carisma de las bandas del medio oeste está basado en ese sonido. También hay que tener en cuenta que aunque Chicago y Detroit son ciudades grandes también, no existe esa sensación “vacacional” que flota en la atmósfera de California. Y eso influye en el sonido.
F: Exacto. Tener una banda en Chicago significa no tener unas grandes expectativa en cuanto a salir afuera a tocar se refiere. Muchas bandas nacen y se quedan aquí. Nosotros hemos tenido suerte, o no sé el qué, y hemos podido girar y movernos. Y bueno, yo sigo aquí, haciendo la música que me da la gana y cantando sobre lo que me apetece cantar.
L: No es como en Los Ángeles, que quizás la única oportunidad de salir adelante esté limitada a ese sonido en concreto.
F: Exacto.
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