Seis años han pasado desde “A War Is Coming” (El Rayo Verde, 17), aunque estas canciones se grabaron entre 2018 y 2022. En ellas, el ex Templeton, que también ha ejercido de músico para artistas como Anni B. Sweet, Pablo Und Destruktion o Sidonie, hace balance mirando atrás con su particular versión del pop expansivo y juguetón que trasciende géneros.
Hablo con un cordial David primero por teléfono, aunque cerramos la entrevista por correo electrónico.
¿Por qué un disco-libro? ¿Ha sido complicado hacerlo realidad?
Este disco lo iba a editar un sello en 2019 y llegué a plantear una gira de cuarenta conciertos, muchos cerrados varios meses antes como gira de presentación. Me marearon, pasaron de estar entusiasmados a terminar retrasando todo cada vez más y pidiéndome después de un año que me pasase al castellano… Luego vino la pandemia, la vuelta a Asturias y la necesidad de repensar cómo un disco que me había servido para reencontrarme con mi propio proyecto después de quedarme sin banda, se convertía en víctima de lo que su mismo título exponía. Necesitaba poner todo aquello por escrito, soltar mucho lastre y limpiar, pura terapia. El resultado es este libro, que acompaña al disco con el mismo nombre porque resulta ser la otra cara de la moneda.
Precisamente me gustaría que me hablaras del título, y también de la portada futurista, tan distinta a la de tu anterior álbum. ¿Tienes necesidad de hacer cosas muy distintas?
Me pica la curiosidad e intento hacer cosas que me resulten estimulantes, como cualquiera con sangre en las venas. Pero para mí este disco, musicalmente, es más bien un paso atrás en términos creativos; intencionadamente son miradas al pasado. El nombre representa a una figura que puede aplicarse a un amplio espectro, desde una persona a un trozo de código, y cuya función es ejercer de intermediaria o sustituta de otra; puede ser gestionando en su lugar, pero también bloqueando un acceso o luchando una guerra en nombre de otro. Esto me parece una paradoja social muy importante sobre la que se debe recapacitar.
La portada es un elemento más de todo el arte del disco y del libro. Es obra de °javier, un amigo y artista madrileño que conocí hace años y que entendió a la primera por dónde iba. El desarrollo visual es suyo, las animaciones, y las ilustraciones y maquetación del libro. Ha hecho un trabajo increíble, y el único “pero” es la poca cantidad de unidades que fabricamos, porque ya casi no quedan y me gustaría acordarme de guardar alguno para cuando sea mayor.
“Mi vocación es construir un espacio de recreación durante unos momentos para quien quiera entrar”
El tono de las canciones es luminoso, aunque hay momentos más melancólicos (“Coverage”, “Tunguska”). Entiendo que las letras tienen un hilo común…
Sí, claro. Pero creo que no tiene por qué significar lo mismo para mí que para otra persona. Hay un capítulo del libro que explica esto mejor de lo que yo pueda hacer ahora. Hay letras de confrontación y a la vez hay regresión a la infancia y adolescencia, cosas que quizá puedan ir de la mano. Al final, el ejercicio, para mí, es buscar cómo y por qué actuamos como lo hacemos. Creo que adentrándonos en imágenes evocadoras podemos ver otros mundos y desde ahí, repensar el nuestro.
¿Cómo enfocaste la grabación? ¿Disfrutas con la parte técnica?
Me cuesta recordar el principio. Piensa que lo primero se grabó hace más de cinco años, e incluso hay material de casi otros tantos atrás. Por supuesto que lo disfruto, quizá lo que más. En esta ocasión he podido trabajar yo mismo cada detalle y es justo lo que quería, no puedo pedir más. En otras ocasiones he tenido la suerte de trabajar con personas increíbles de reconocimiento internacional. Pero también es verdad que por muy bueno que sea el equipo, si lo último que se graba son todas las voces en un día con un par de tomas deprisa y corriendo, el resultado nunca va a ser el mejor. Esta vez ha sido mucho más tranquilo, sin prisas y junto a personas que me dan mucha paz. Luego he podido trabajar la mezcla con mucha calma, como he querido y el resultado es justo el que quería, así que imagínate si lo he disfrutado.
Me da la impresión de que te lo tienes que pasar muy bien haciendo canciones como “Mystify”, con esos cambios de ritmo hacia el final. Para ti, ¿la diversión es un elemento esencial?
No sólo la diversión, también debe haber espacio para la melancolía o la rabia. Esa canción en particular para mí representa la rabia por algo muy concreto. Imagina un equipo que habla constantemente de lo positivo y lo motivador de su trabajo y que al mismo tiempo rechaza agresivamente cualquier crítica. Para quien lo viva desde dentro, consciente de que algo no funciona, esto puede resultar como un viaje de ácido –un poco el estilo de la letra– que termina con esa zapatilla final que representa más bien un ataque de ansiedad en la pista de La Real.
¿Cómo es el proceso de composición e instrumentación (o arreglos) de cada tema? ¿Cómo ha cambiado en este disco si es que lo ha hecho en relación a la trayectoria de Tuya?
En todo lo anterior siempre partía de un elemento central común en casi cualquier proyecto. La guitarra, el piano o un motivo vocal a partir de frases que se quedan tiempo resonando en la cabeza. Esas cosas piden desarrollo. Pero ya entonces había ideas que me salían con el sampler, caja de ritmos o simplemente jugando y programando con máquinas. Todo eso no tenía mucho espacio en el formato de banda y, cuanto más intenté incluirlo, como en el anterior disco y sobre todo en su puesta en directo, mayores problemas supuso. Canciones como “Shout”, que salen ahora, las llevo tocando en directo yo solo casi desde el principio del proyecto.
Por el inglés y tu sonido, ¿te planteas tus canciones con vocación internacional o es algo que te sale de modo natural?
La mayoría de la música que he escuchado en mi vida está en inglés, y soy bilingüe. Empecé a escribir canciones con doce años en inglés pero también en castellano, y es algo que sigo haciendo, sólo que por ahora no le he visto espacio en este proyecto. Pero quién sabe. Mi vocación es construir un espacio de recreación durante unos momentos para quien quiera entrar. Que la gente de aquí sea capaz de hacerlo sin entender la letra me parece igual de importante que los conciertos que he dado por Europa, porque implica una atención fuera de lo habitual. Tengo la tremenda suerte de tener gente así que sigue comprando entradas y discos para leer, traducir y conectar con las letras.
Tus composiciones son como muy libres: es pop electrónico pero con mucha apertura de miras y un sello propio. ¿Estás contento de haber llegado a tu territorio personal?
¡Guau! Muchas gracias. Aunque, sin querer desmerecer para nada lo que dices, no creo demasiado en la personalidad. Pero te entiendo. Creo que somos lo que mamamos junto con una acumulación de experiencias. En las disciplinas artísticas aprendemos imitando. Llegar a ser identificado es todo un halago, pero apuesto a que hay muchas personas en el mundo haciendo cosas similares a lo mío, y eso está muy bien porque significa que tengo una familia lejana con cosas interesantes de las que hablar.
Seis años desde tu anterior disco. ¿Se ha complicado el entorno después de la pandemia? Yo tengo la impresión de que sí, que la “clase media” o los artistas que no son enormes han sufrido. Quizá es un tema generacional. ¿Cómo ves el panorama?
La respuesta rápida no vale, es algo tremendamente complejo. Está claro que la brecha de clase ha aumentado, pero quizá habría que repensar y redefinir esos conceptos clásicos. Ingresar la mitad del salario mínimo no es ser clase media. Tener peores condiciones laborales que quien está detrás de la barra o sirviendo platos catorce horas quizá ya no sea siquiera clase baja; pagar por trabajar es sinónimo de miseria y la auto (o exo) explotación es un problema que nadie asume...Todo esto ya era así antes de la pandemia y desde entonces han desaparecido los proyectos –musicales o negocios vinculados– más delicados en estos términos.
Además, asusta la tremenda ignorancia de quien piensa que por pagar una cuota y tener gastos ya te conviertes en parte del empresariado. Hay una confusión tremenda, pero creo que las próximas generaciones serán más conscientes del problema porque sus condiciones serán peores, e imagino que eso traerá algún cambio. No veo “panorama” porque, fuera de los grandes eventos, ya no queda mucho más que la pequeña batalla sin control y el ultracapitalismo guiando al más izquierdista. Sólo espero que la gente apague el teléfono durante un par de horas, se vaya a un sitio en silencio y piense: “¿Qué es lo que realmente quiero?”. Eso ya sería un panorama muy esperanzador.
¿Cómo has planteado los directos de presentación? Has empezado en Gijón y vienen más fechas hasta diciembre.
Correcto, y más allá. Ya tengo cosas en Catalunya para marzo y más que se están cerrando que anunciaré próximamente. Por cierto, quedáis cada vez menos medios y las redes son de las pocas cosas que tienen los que empiezan para llegar al público. A quien luego lea esto: “Sigue a la gente que te gusta. Siempre será mejor una publicación regulera de un grupo pequeño que los anuncios chapas de YT”. Yo en las mías iré avisando de todos los conciertos. Por ahora iré a Levante y le tengo muchas ganas a la fecha de Madrid en El Sol con Betacam y Estrella Fugaz. Porque lo bueno con amigos...
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