TÚ SABES BRODER
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TÚ SABES BRODER

Redacción — 06-09-1999
Fotografía — Archivo

ORISHAS. Aunque parezca que Cuba y Estados Unidos sólo comparten el colorido de sus banderas, cada vez más, ambos países encuentran interesantes conexiones en ámbitos a los que todavía no se les ha inoculado el veneno del prejuicio ideológico. Y lo más destacable, quizás, es que este mestizaje que a priori se antojaba imposible está obteniendo aplausos en lugar de muecas de espanto y rechazo. Si los cubanos son la primera potencia mundial en un deporte tan rematadamente americano como el béisbol, ¿por qué íbamos a echarnos las manos a la cabeza al ver que unos cuantos broders de la isla de Fidel mezclan el folklore de Brooklyn -¡mudafuckin´nigga!- con el de La Habana -azúcaaaa!-? El universo del pentagrama sigue siendo un campo de juego sin reglas en el que todo es posible, por ello hay que descubrir la mezcla alucinógena entre hip-hop y sonidos cubanos de Orishas. Y es que a los Estados Unidos y a Cuba tan sólo les separa un charquito. «El proyecto se empezó a gestar hace unos dos años. David, uno de los integrantes de Orishas, tuvo la idea de mezclar la música tradicional cubana con rap. Poco a poco fue investigando y reclutando gente para el grupo, entre ellos a dos miembros del grupo Amenaza, una de los formaciones rap punteras en Cuba. Fue un comienzo trabajoso, pero ahora todo funciona a la perfección». Vestido como un rapero de Queensbridge, pero con un acento de más calado que el de Celia Cruz, Iván, encara con pasión un discurso que tiene que descubrirnos por qué se ha llegado a una mixtura tan extrema de tradición y modernidad. «Nos gusta la definición de rap cubano, y eso es en principio la razón de nuestro sonido. Queríamos crear precisamente eso, música rap con la impronta de la música cubana. Hacíamos las bases y entonces decidíamos dónde sería mejor colocar este u otro estilo. En unos temas era mejor poner un poco de mambo, en otros utilizar percusiones de salsa, a otros darle cierto toque de bolero... De todos modos me encanta que definan nuestro sonido como rap cubano». Y entonces emerge «A Lo Cubano» (99), un afortunado experimento que adopta la rima, el sample y el scratch para inyectarle una sobredosis de raíces. Una apuesta arriesgada -Sólo Los Solo lo saben muy bien-, más cuando son dos culturas antagónicas las que se dan la mano. «Mucha gente pensó que era una idea descabellada. Pero nosotros enseguida vimos que era una iniciativa brillante. No teníamos miedo de unir dos culturas que, en principio, parecen irreconciliables. La incertidumbre, más que miedo, llega ahora, porque no sabemos qué va a ocurrir y cómo va a recibir el público este producto totalmente nuevo». ¿Y aceptarán los cubanos esta mezcla que para muchos tendrá las proporciones de una herejía? «Yo creo que en Cuba la gente va a recibir muy bien este disco. Allí todo el tema de la fusión está pegando muy fuerte y hay muchas personas experimentando con mezclas de estilos. Estoy seguro que habrá un sector del público que no lo aceptará, ya sabes, hay gente muy cerrada que cree que los sonidos tradicionales no se pueden corromper y mucho menos con un estilo musical tan americano como el hip-hop. Ellos se lo pierden, es una lástima que haya gente así». Tradición y modernidad pueden formar una ecuación que termine en progreso. Quién sabe, lo cierto es que en términos de disfrute y frescura Orishas han visto el futuro.

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