Tristes americanos
EntrevistasTwo Gallants

Tristes americanos

Mertxe V. Valero — 24-10-2007
Fotografía — Archivo

El recién editado tercer largo del dúo de San Francisco lleva por título, simplemente, “Two Gallants” (Saddle Creek/Popstock!)
, y es bien cierto que no hacen falta más aditivos para definir la música de una banda que nos presentaba en el pasado Azkena Rock Festival de Vitoria uno de los mejores discos del año.

De vez en cuando aparece algún grupo de quien, irremediablemente, tienes que hablar. Tras descubrir un disco o a la salida de un concierto sabes que a partir de entonces todo aquel que se encuentre contigo tendrá que sufrir tus abrasadores comentarios. Eso ocurre cuando la música realmente toca algo profundo, cuando es capaz de transmitir y reproducir emociones. Los últimos artífices han sido Two Gallants. Si “The Throes” (Alive!, 04) era una incipiente muestra de lo que podían hacerle al folk americano y al rock más crudo, y “What The Toll Tells” (Saddle Creek, 06) fue recibido como la promesa de que había una belleza oscura e hiriente en el corazón de Norteamérica, capaz de expresarse con la furia suficiente, el tercer y homónimo disco del grupo resulta la confirmación definitiva.

"No creo que haya tenido una vida especialmente dura, no tanto. Pero sí veo gente pasándolo mal, en todas partes"

“Two Gallants” templa todas las cuerdas de su cantante y guitarrista Adam Stephens, conteniendo la grandilocuencia de parte del minutaje del Ep previo “The Scenary Of Farewell”. Canciones como “The Hand That Held Me Down” condensan lo mejor que nos habían ofrecido hasta la fecha. El dúo, que lleva compartiendo música desde hace más de diez años, se completa con la batería de Tyson Vogel, capaz de mantener la tensión o catapultarla al caos. En los estudios Hyde Street de San Francisco, y repitiendo producción con Alex Newport (The Mars Volta, At The Drive-In, Sepultura), han firmado un disco del que se sienten plenamente satisfechos. La poesía de Stephens continúa trasladándonos al interior de nuestros abismos, al amor atormentado, pero también a la búsqueda de algo auténtico en el interior de nosotros mismos. Como si hubiera recorrido un viaje de ida y vuelta a los infiernos. (Stephens) “No, en realidad no describo situaciones autobiográficas en mis letras. No creo que haya tenido una vida especialmente dura, no tanto. Pero sí veo gente pasándolo mal, en todas partes. Son cosas que puedo llegar a sentir, no creo que haya que pasar por todos esos momentos para escribir sobre ellos. Creo que mis historias pueden servir para que la gente piense sobre ello y, aunque no pretendo transmitir un mensaje, al menos conscientemente, sí creo que la música es capaz de hacerlo”. Two Gallants es una banda que cree profundamente en lo que hace, alejada, tanto en forma como en contenido, de otros dúos norteamericanos actualmente de éxito. Se trata de transmitir aquello que les hace vibrar. Pero también de ser íntegros. (Vogel) “No se trata de algo tan superficial como de si eres republicano o demócrata, de si apoyas a uno u otro bando. No creo que la música deba politizarse, pero como personas debemos ser críticos con la realidad. No puedes aceptar las cosas sin más, sin cuestionarlas. Creo que eso, como personas, se traslada a nuestra música. La música debería hacer que las cosas se muevan, pero tiene su propio sentido, está por encima de cualquier mensaje”. Esta pareja de amigos se conoce desde el parvulario, de ahí que hayan compartido muchos grupos hasta que ofrecieran su primer concierto en las calles de San Francisco. Unos años después, acaparan la atención de todos los medios independientes, y han girado por medio planeta. Puede ser algo fácil de masticar, pero quizá de difícil digestión. (Stephens) “Sí, en los últimos tres años no hemos parado de dar vueltas, pero no nos planteamos cómo ha ocurrido. Lo mejor ha sido descubrir que nuestra música es americana, pero no sólo para americanos; eso de alguna manera valida nuestro trabajo. A veces es muy duro estar fuera de casa tanto tiempo, pierdes tus referencias y empiezas a sentir que no perteneces a ninguna parte. Es una sensación desagradable y puede ser peligrosa para tu salud mental. Creo que necesitamos sentir que tenemos un hogar al que volver”. Sin embargo, la gira en la que se encuentran inmersos no parece darles tregua hasta las próximas navidades. En esos conciertos callejeros que mencionábamos, alguna vez fueron desalojados por la policía. Eso si, tuvieron hace unos meses algo más que un encuentro desagradable con las fuerzas del orden en Houston. (Vogel) “No fue nada divertido. Tiene que ver con el abuso de poder y el estado en el que se vive en Norteamérica. Un policía se subió al escenario y nos instó a abandonarlo a los pocos minutos de empezar debido al ruido. A pesar de bajar el volumen, el tipo decidió arrebatarle la guitarra a Adam y tirarlo al suelo como a un criminal, y yo acudí en su ayuda. Fue un caos. Adam, un niño de catorce años, y un bajo muy valioso resultaron heridos. Fui arrestado. La justicia por fin ha sobreseído el caso gracias a un video casero. Lo terrible es que cualquiera puede acabar pasando la noche en la cárcel sin ningún motivo. Si la policía debe ostentar algún tipo de poder en nuestra sociedad, desde luego no saben cómo utilizarlo”. Quizá el grupo californiano no conozca de primera mano todas las experiencias que conforman su universo lírico. O quizá sí.

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