¿Cómo estáis? ¿Cómo han ido estos primeros meses de recibimiento?
Pues la verdad es que muy contentas. En este disco teníamos dipositadas bastantes esperanzas porque sentíamos que habíamos hecho un buen curro, que habíamos trabajado, y que habíamos descartado todo eso que no nos molaba. Aunque la acogida no ha sido una gran cosa a nivel de reproducciones en Internet, intentamos no obsesionarnos con esto, ya que a nivel de comentarios o de gente que en los conciertos canta las letras sí que ha tenido muy buena acogida. Queríamos tener la sensación de que "Las Desheredadas" estaba muy bien y queríamos estar igual o mejor y creo que lo hemos conseguido.
¿Cuánto tiempo habéis estado preparando el disco?
Hay dos baremos para saberlo. Está la parte real, cuando estuvimos unos días encerradas para crear a saco y después el último mes sufriendo, que es lo que siempre pasa aunque te planifiques, pero después está la otra parte, si lo miras con perspectiva, porque hay temas que ya salieron durante el confinamiento. En realidad llevábamos prácticamente dos años haciéndolo, aunque tuvimos una época así un poco más atascadas donde no fluía la cosa, entonces entre dos años y un mes [ríe].
"La industria de la música en sí es una entidad capitalista y dentro del capitalismo el tema colectivo cabe poco"
¿Cómo ha sido trabajar en un disco que pide baile y perreo casi todo el rato en un contexto en el que no podíamos prácticamente salir?
Los temas más reflexivos o más tranquilos como “Créixer”, “Nana de hierro” o “Cuando salgo pa la calle” correspondren un poco a esta primera parte que te comentaba, y “Las buenas”, “Dyke” y todas estas corresponden más a esta segunda hornada, más del verano, que justo todo estaba cambiando, aunque igualmente teníamos esta sensación de decir “vale, seguramente haya cosas que cambien para siempre, pero volveremos también a una cierta normalidad”, entonces decidimos escribir para el futuro aunque en aquel entonces no lo estábamos viviendo al 100%.
En “Las buenas” decís “somos las mismas que cuando empezamos”. ¿Lo sentís así?
Creo que sí que, aunque desde mi punto de vista en "Dyke" se deja entrever un poco más cuál es el sonido de Tribade, creo que está cosa de fluir mucho entre los estilos y decir las cosas de una determinada manera siempre ha estado presente en Tribade. Creo que por mucho que, por ejemplo, en este disco haya un tema de trap que es muy trap, a nivel de códigos y de estética sigue sonando a Tribade. Podemos fluir entre muchos estilos pero la esencia sigue siendo la misma.
¿Cómo habéis planteado los conciertos de la etapa Dyke?
Hemos hecho un stage con Abel Coll, que es un director de teatro muy guay, y hemos planteado un show completamente diferente a lo que hacíamos hasta ahora, traemos escenografía nueva, introducimos algún instrumento que nos da más juego, el tema del vestuario también nos gusta trabajarlo mucho así que traemos cositas nuevas. Y con los conciertos que hemos hecho la verdad es que estamos súper contentas, la energía de la gente sigue siendo la misma tanto en la fiesta como en los momentos más solemnes o emotivos.
Tanto este disco como el anterior cuentan con muchas colaboraciones. ¿Qué os aporta trabajar con tantos artistas?
Para nosotras es algo muy del rap y que a veces se pierde un poco. Antes la gente sacaba discos o maquetas y la mitad de las canciones eran colaboraciones. A nosotras nos apetecía mucho tejer estas redes. La colaboración con Falsalarma, por ejemplo, para nosotras es guay porque cuando éramos adolescentes los escuchábamos y después, al cabo de 10 años, tienes una colaboración con ellos y es como que no te lo puedes creer: estamos en esto para cumplir sueños de adolescentes. Nos mola que un grupo como Falsalarma, que son súper referentes del rap más clásico y puro, puedan hacer una colaboración con Tribade, que somos un poco las raritas del panorama.
“Nana de Hierro” es un tema muy diferente a los demás. ¿Cómo surgió trabajar con Clara Peya?
Nosotras ya la conocíamos porque habíamos coincidido en alguna charla a través del documental de Les Resilients de Cristina Madrid, y también coincidíamos en muchos espacios del entorno feminista y era una persona a la que admiramos, que nos gusta mucho lo que hace y cómo lo hace y su discurso en su ámbito, y se lo propusimos y como ella también nos seguía la cosa fluyó súper fácil. Supuso un reto a nivel musical, porque estás trabajando con gente que es músico, entonces esto te enriquece mucho, te hace salir de la zona de confort y acaba saliendo un tema súper bonito. Sí que es verdad que pensábamos “lo meteremos en el disco, porque queremos que esté en el disco, pero sabemos que será un tema que quizás no lo pete porque no es un reggaetón”, pero en realidad es el tema del disco preferido de mucha gente, y esto mola, porque nos podemos poner más vulnerables y desnudarnos de alguna manera y la gente lo entiende.
“Estamos en esto para cumplir sueños de adolescentes”
¿En qué momento se os ocurre hacer un cover de la canción de la Legión?
[ríe] Veníamos un poco inspiradas por “La Purga”, donde cogimos una saeta y la versionamos. Entonces queríamos hacer un poco lo mismo, pero en la saeta que versionamos en “La Purga” no queríamos ofender a la religión ni a la gente creyente, sino coger algo de eso que nos había llamado la atención aunque no fuéramos creyentes. En cambio en “La Novia de la Muerte” sí que queríamos tocar un poco los cojones y pensar, ojalá algún día lo escuche un militante de Vox o un legionario y se ofenda. Está súper mal cantado, como hacen ellos, dice tonterías y, en realidad, creo que mucha gente se ha quedado bastante pillada escuchándolo, pero a nosotras nos hace mucha gracia hacer este tipo de experimentos extraños. Es un tema hecho con intención de fastidiar un poco y ya está.
En muchas canciones mencionáis vuestros referentes tanto musicales como feministas en general. ¿Lo hacéis como homenaje o para darles visibilidad?
Creo que hay un poco de las dos. Hay una parte de querer homenajear, porque cuando enseñas quiénes son tus referentes hay un punto de humildad, de decir “estos pensamientos o estas ideas no son mías, sino que hay un bagaje, una formación”, y creo que esto es importante de cara a las nuevas generaciones que se están politizando o que empiezan a militar. Como el tema de recuperar las referentes históricas, creemos que es importante. Quizás seguramente no les hace falta visibilidad, porque por ejemplo mencionar a Angela Davis igual no hace falta, pero sí sirve para que la gente te ubique a nivel discursivo y sepa dónde estás.
¿Crees que en la industria de la música también se defiende lo colectivo como hacéis vosotras en vuestras canciones o ganan más el ego y el individualismo?
Cuando entran en juego intereses de visibilidad, económicos o promocionales esta parte igual se difumina un poco. Esto se ve mucho en grupos afines como La Ira, Machete en boca o Tremenda Jauría, aunque ahora ya no tanto, pero antes era como “ostras, si estamos en el mismo barco y casi ni coincidimos”, entonces sí que igual falta un poco de comunicación o unificar públicos. Pero bueno, creo que la industria de la música en sí es una entidad capitalista y dentro del capitalismo el tema colectivo cabe poco.
¿Y esto os supone alguna contradicción?
Sí, obviamente. Pasar de hacer música militante, con un mensaje que en realidad llega a las casas okupas, que es donde tocábamos antes, a semiprofesionalizarte y sacar un rédito económico de esto, supone una contradicción en sí, pero siempre intentamos relativizarlo. Todo el mundo tiene contradicciones, el trabajo asalariado es contradictorio, todo el mundo trabaja para empresas dudosas que explotan y tienen cosas turbias detrás, y con el tema de la música pasa igual. Sí que intentamos cuidar por ejemplo dónde participamos, si un festival lo patrocina Amazon seguramente no participaremos, o si nos proponen hacer una colaboración con Inditex no lo haríamos porque nuestro feminismo trasciende a nuestra individualidad, y una niña que está cosiendo ropa a tres euros la hora también es una mujer y merece respeto. Entonces intentamos ponernos unas líneas rojas porque tenemos una responsabilidad como artistas primero en lo que decimos y cómo lo decimos y, segundo, siempre que nos piden de actuar en alguna okupa porque hay una persona represaliada, por multas o porque hay un desahucio, pues siempre que podemos devolvemos este favor a la colectividad.
¿La música es para vosotras una manera de conseguir un cambio social o una forma de contar lo que vosotras pensáis al mundo?
Creo que la música tiene un potencial transformador enorme, esto es innegable, se podrían hacer muchos estudios sobre cambios o revoluciones sociales y la fuerza política que tenía la música en ese momento, pero igualmente pensamos que hay una ideología dominante. La música por sí sola no puede transformar una sociedad, aunque la música política y con mensaje, colocada en un contexto en que en el cine empieza a haber cosas cañeras, también en la literatura, en los colegios o en las organizaciones de barrios, todo este conglomerado de cositas contrahegemónicas picando piedra y la música como banda sonora pensamos que sí tiene un potencial transformador. La música tiene algo que no tienen otras disciplinas artísticas, sin querer menospreciarlas, pero tú cuando eres joven y empiezas a dejar de escuchar la música que quieres tú, algo en tí se empieza a mover y formas tu personalidad en base a esto. Empiezas a juntarte con gente que escucha la misma música, a vestirte de una determinada manera, a pensar de un modo, entonces pensamos que por sí sola no lo es todo pero que tiene mucha fuerza en este sentido.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.