Grupos como Biznaga, Erik Urano, Esplendor Geométrico, Aries o Soleá Morente han modelado un golem de belleza cegadora que subraya el cariz, cada vez, más electrónico de su libro de estilo. Sobre esto y mucho más, conversamos con Isa.
En “Triángulo de Amor Bizarro” intentasteis llegar más lejos que nunca en vuestro sonido, pero su salida coincidió con todo el contexto del comienzo de la pandemia. ¿Hasta qué punto os afectó todo esto?
Fue un batacazo. Ya sabíamos que íbamos a entrar en un estado de alarma y que se iban a cerrar los sitios. Pero ¿qué íbamos a hacer? Para nosotros era imposible quedarnos esperando durante todo ese tiempo, porque entonces sí que hubiéramos colapsado como banda. Cuando terminas algo que te ha costado tanto, necesitas que salga y la gente lo escuche, sino ¿a qué te quedas esperando? Pues nada, que salga a la calle y que sea lo que dios quiera. Al final, nos ayudó mucho el hecho de haberlo sacado en ese momento. Y creo que fue importante. Hubo mucha gente que lo agradeció, tener entretenimiento en su casa, que le hizo pasar todos días un poco mejor, y a nosotros también nos pasó eso, porque estábamos un poco más centrados en el disco. Estaba la pandemia mundial, pero al mismo tiempo teníamos feedback con el exterior a través del disco. Nos dio esa vidilla. Económicamente, a la banda no le ayudó. Pero bueno, siempre hemos antepuesto la motivación artística a lo demás, y así nos va (risas). Para nosotros, este disco siempre estará ligado a este momento de pandemia mundial.
Aun siendo un disco de versiones, “Detrás del espejo: variaciones y ecos” suena como un álbum en sí mismo, como una especie de hermano cíber rabioso del original, como las aportaciones de Esplendor Geométrico, Erik Urano e incluso de Aries, con “Acosadoras”.
Otra cosa es que cada grupo tiene sus valores, y se les da mejor unas cosas que otras. Pero a nosotros el industrial y el hip hop siempre nos han molado mucho. Lógicamente, no sabemos rapear.
Por ahora.
Por ahora [risas]. No creo que nos vayamos a marcar un Joaquín Sabina. Pero sí que nos mola muchísimo ese rollo. Y joder, Boyanka, por ejemplo, se nota que tienen un rollo muy guay, aunque sea un género al que no se nos une directamente, como el trap, que tampoco es algo que sigamos demasiado. Pero dentro de eso hay gente que sí nos interesa mucho. Aries, por ejemplo, es una tía que no hace nada mal. Todo lo que hace es brillante. Yo es que me quedo pasmada con la habilidad que tiene para desestructurar la música. Pero es algo que ella sabe hacer. A nosotros nos flipa, pero ni en millón de años podríamos hacerlo. Y la admiramos muchísimo. Hay cosas que igual no suenan mucho en nuestros discos, pero que sí nos encajan.
De hecho, Aries le da una vuelta increíble a “Acosadoras”.
Cuando la escuché, me quedé pasmada. Madre mía, se me pusieron los pelos de punta.
Siendo un disco de versiones, colaboraciones y remezclas, ¿cómo es el grado de sorpresa cuando recibes una canción tuya cambiada tan radicalmente como en la mayoría de estos casos por gente a la que admiráis?
La verdad es que nosotros cuatro admiramos a toda la peña que colaboró. De repente, escuchar la voz de J al lado de la mía, cuando para mí siempre fue un referente, a lo mejor no es tan extraño, porque la canción no está muy transformada, porque digamos que él hizo una armonía sobre la voz, pero sí que es muy impactante para mí como admiradora. Y Soleá brilla con su talento sobre una canción tan difícil como “Asmr para ti”, porque, de repente, queríamos dejarla más desnuda, etérea, y que su voz ocupara todo el espacio fue alucinante. Otro grupo que nos sorprendió muchísimo fue Boyanka Kostova. Como no son intérpretes, sino artistas, se nota mucho. Porque cada uno lo lleva totalmente a su terreno. Lo guay que tiene la música es que cada uno la puede interpretar a su manera, y le evoca una cosa diferente. Y estos artistas consiguieron llevarlo a su terreno, totalmente. Aries transformando “Acosadoras” en una salvajada de armonías maravillosas y los Boyanka soltando un mensaje que es uno de los muchos mensajes que se pueden interpretar como muy suyo, y llevándolo totalmente a su terreno. Los Biznaga variaron un poco la letra de “Calígula 2025” para poder expresarse de una manera más directa. Realmente, fueron regalos que nos hicieron. Estamos emocionados con que estas canciones cobraran más significados y se hicieran aún más bellas.
Es curioso porque hay un punto muy homogéneo a lo largo del disco, que me recuerda un poco a esos discos que hace Stephin Merritt con tantos solistas diferentes. No sé si teníais claro por dónde podían ir los tiros para poder tener en cuenta esta homogeneidad.
Claro, a ver, aquí jugamos con la ventaja de que el disco tenía cierto orden y cierto sentido. Que después conectara esto con tanta gente diferente, era algo que no sabíamos. Es que, en realidad, al principio, no teníamos la idea de que fuera a ser un álbum. Teníamos algunas canciones con todo este tiempo que tuvimos de esparcimiento y de pensar qué podíamos hacer para seguir conectados con la música. De repente, nos encontramos con todo el disco, con las trece, quince canciones. Hay más de una versión de alguna canción. Y claro, nos quedó esto. Pero la idea inicial ni siquiera era hacer el disco completo, sino hacer algunas de las canciones del disco con algunos artistas que nos contestaran y que nos dijeran que sí. Cuando comenzó a ir rodando todo, nos dio mogollón de vidilla. Nos salvó de muchas cosas durante este tiempo y nos permitió estar en contacto con otros músicos.
Por cierto, ¿cómo surgen dos colaboraciones tan especiales como las de Sonic Boom y Esplendor Geométrico?
La de Esplendor Geométrico fue una de las primeras canciones que se hicieron. Abusamos un poco de ellos (risas), y les enviamos un cachito muy pequeño de la canción para que hicieran lo que quisieran, porque nos molan tanto que queríamos que, directamente, hicieran lo que les diera la gana, algo suyo. Porque nos flipan. Contactamos directamente con ellos. Todo esto fue muy directo porque teníamos el contacto de prácticamente todos los artistas que participan en el disco, incluso les contactamos por las redes. Afortunadamente, Esplendor nos dijeron que sí enseguida y que les molábamos y tal. Como este disco estuvo sonando durante todo este tiempo, había gente que estaba bastante al loro y que le apetecía. No era una cosa que saliera de la nada. Es un disco que, de repente, aunque fuera de refilón, todos habían escuchado, y les apetecía la idea de hacerlo. En cuanto a Sonic Boom, seguramente, no escuchó el disco, ni nada de esto, porque estaba en otro país y tampoco somos tan internacionales [risas]. Con él, sí que trabajamos ya en alguna otra ocasión. Más o menos, nos conocíamos y teníamos un contacto directo. Se lo comentamos y le moló la idea. En principio, le propusimos “Asmr para Ti”, pero nos dijo que prefería hacer la de “Fukushima”, que también está hecha por Chinarro. La verdad es que quedó una versión muy suya. Odia las baterías y los bajos. Cuando grabamos con él, siempre se apoya en guitarras y sintetizadores. Y nosotros nos apoyamos mucho en la batería y el bajo. Entonces, lo primero que hace cuando coge una canción nuestra es cargarse la batería y el bajo [risas]. Que es exactamente lo que hizo aquí.
En cierto modo, Triángulo nacéis en un momento de transición entre el ocaso de la vieja guardia del indie y las nuevas generaciones, abiertas a un público para el que referencias como Surfin Bichos, Planetas o Sr. Chinarro ya son el pasado, y que, si contamos a Joaquín Pascual, aquí se mezclan con apuestas del presente como Biznaga, Aries o incluso Boyanka Kostova. ¿Os sentís como una especie de nexo intergeneracional?
Cuando empezamos como banda, Chinarro, J, Joaquín Pascual, era gente a la que admirábamos mucho. Siempre fuimos muy admiradores suyos. Son todos gente muy melómana, y nosotros también. Y creo que esta es la conexión entre todos. En nuestras casas, seguramente, tuvimos influencias de muchas generaciones y de músicos en común. No lo sé, pero seguramente a todos ellos les guste Serge Gainsbourg y Wu-Tang Clan. Yo qué sé. Es peña que no tiene prejuicios. Y por ahí creo que tenemos una conexión de influencias.
“Triángulo de Amor Bizarro” llegó en vuestro momento de mayor eco y esplendor creativo.
Lo cual no deja de ser una putada [risas].
Es una putada, pero luego sale esta mutación del álbum. Claro, no sé si este trabajo os puede abrir la panorámica de lo que puede ser vuestro próximo disco.
Nosotros no tenemos la capacidad organizativa de saber exactamente qué vamos a hacer ni qué va a pasar. Directamente, entramos en una dinámica que nos cuenta un montón hacer un disco. Cuando estamos de gira, es tocar, tocar, tocar, parar un poco durante un año, hacer un disco. Al final, entre un disco y otro suele haber tres años de diferencia. Entre ponerse a hacerlo y grabarlo… Con este sí que se rompió esta dinámica porque como no tocamos, sí que nos quitó un poco el bicho de cómo se iban a transformar las canciones del disco, porque ya lo hicieron otros por nosotros. Por lo menos, evolucionaron de alguna manera, aunque no fuera encima de un escenario. Y nos dio tiempo, porque es un trabajo de los y las artistas que participaron y de Carlos Hernández, que se encargó de las tareas de producción, sonido y grabando a los grupos que participan. Para nosotros todo fue mucho más sencillo, ni nos ocupó tanto tiempo. Todo lo contrario. Nos llenó de energía y de ideas. Así que hemos aprovechado y hemos iniciado un poco ya lo que será nuestro próximo disco. ¿Algunas de las canciones que ya tenemos avanzadas van a llegar a algún sitio? No lo sé.
¿Habéis pensado en llevar este nuevo disco como una forma de all star al directo?
Ojalá, ojalá. Lo que pasa es que ahora aún están las cosas de una manera que no sabemos lo que va a pasar. Si en realidad se van a hacer festivales den los que vaya a haber más de dos artistas seguidos, cuánto aforo va a haber. Pero ¿se van a hacer festivales? ¿No se van a hacer? Venimos de pasarlo muy mal, en el sentido de que se paró todo. Joder. Todo el mundo, producción, backline y demás, lo está pasando muy mal. A la hora de volver a empezar a hacer cosas, no vale cualquier cosa. No vale un presupuesto para hacer mogollón de trabajo para sacar a cuenta lo que te gastas. Supongo que los productores tendrán que tener un poco de margen y empezar a hacer las cosas cuando tengan algún beneficio. Ya no tienen una base sobre la que apoyarse. Es todo muy difícil. Espero que este verano se comience a hacer alguna cosa y a hacerse de una forma realista, en la que todos podamos volver a comenzar otra vez. Y cuando eso pase, nosotros tendremos muchas ganas de encontrarnos con todos esos artistas, porque todo ha sido muy frustrante.
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Con esto de la pandemia, en teoría, se ha abierto una oportunidad a la hora de generar más eventos pequeños, en contra de festivales donde, a veces, tocan grupos a las cinco de la tarde delante de cincuenta guiris borrachos. No sé si ves algo positivo de todo lo que está generando esta situación.
Nosotros hemos tocado este año en teatros alucinantes en los que no habíamos podido tocar anteriormente. El otro día tocamos en el Teatro Coliseum de Barcelona. Son sitios a los que difícilmente habríamos podido acceder si no fuera por esta situación. Y creo que son sitios perfectos para este tipo de eventos. Hay muy buen sonido y sus horarios también son muy buenos. Eso de tocar y después irte a cenar, ¿sabes? Como público, también es genial. Hombre, hay bandas y bandas. Es verdad que para nosotros si es de pie, mejor. Y con una copa en la mano, también mejor. Pero creo que hay una compatibilidad en todo esto y que, además, a nosotros siempre nos gustaron muchísimo las salas pequeñas, o teatros, que se hacen más en invierno, por razones obvias, que los festivales. Hay mucha más conexión con la gente. Está todo mucho más centrado en lo que vas a hacer tú y hay otra energía. Pero llega un punto en que, tanto como público como músico, ya llevas seis, siete meses haciendo esto, necesitas salir a la calle a tocar con una PA grande, ver a otros artistas, pulular de un escenario a otro. Yo creo que es perfectamente compatible, y para nosotros siempre fue una suerte poder tener estas dos opciones. Siempre nos encantó, después de estar en verano por festivales, poder volver a las salas. Esperemos que con esto de la pandemia se abran otro tipo de espacios que no sean salas, sino teatros, espacios poco explotados para este tipo de eventos que también se puedan utilizar. Es como que el rock & roll o la electrónica solo pueden sonar en garitos, que también molan, pero por qué no un teatro. ¿Sólo puede sonar Isabel Pantoja en un teatro? También puede tocar Triángulo de Amor Bizarro, ¿por qué no?
Yo creo que nos hemos vuelto europeos con esto de la pandemia
No, no temas. Eso dicen muchos, pero yo estoy convencida de que no. Hay mucho sentir latino por aquí [risas].
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