En unas semanas le tendremos en España para presentar “Dreamweaver”, un trabajo de corte onírico en el que confirma, una vez más, su sonido shoegaze, darkwave y algo de dream pop. Podremos verle en Barcelona (11 noviembre, Sala Apolo) y Madrid (12 noviembre, La Riviera), pero hoy empezamos hablando sobre sus nervios e inseguridades. “Siempre tengo un sentimiento extraño antes de que el disco salga porque lleva muchos meses en mi cabeza. Me pone bastante nervioso pensar en las críticas, si la gente lo odiará o no, pero aun así yo estoy muy contento y orgulloso, y pase lo que pase seguiré estándolo”. Aunque algunos temas ya han sonado en directo en los últimos festivales del verano, el disco se presentará oficialmente en una gira europea que cuenta ya con más de treinta y ocho fechas. En ellas, el artista irá acompañado por su banda habitual, un prodigioso grupo de músicos profesionales que ya han conquistado al público en anteriores ocasiones, como en su deslumbrante paso por los conciertos de Arte.tv, con colaboración de Jehnny Beth incluida. Anders explica con mucha ilusión que celebra volver a tocar con la banda que él mismo configuró, aunque su fórmula definitiva parte siempre del trabajo individual. “Me gusta ser mi propio jefe. Soy un poco loco y controlador y me gusta estar solo, especialmente porque sigo siendo un poco vergonzoso con mi música y no la enseño hasta que esté por lo menos un noventa por ciento acabada”.
"Lo que más me emociona del tour es conocer a la gente que escucha mi música"
Echando la vista atrás, se podría decir que este nuevo disco es un poco ave fénix, y es que resulta que el estreno del anterior “Memoria” (In My Room, 22) fue en parte agridulce, ya que la gira se vió afectada por el fatídico Covid-19, lo que provocó una sensación de incertidumbre que podría haber acabado con el proyecto. “Fue una época muy dura. Las salas apenas se llenaron y llegué a pensar que quizás era la última vez que nos íbamos de gira. No tenía muy claro si la gente realmente querría venir a nuestros conciertos en adelante”. De aquel temor brotó un soplo de inspiración sin precedentes y al mes y medio “Dreamweaver” ya estaba escrito y listo para entrar en el estudio. Así que este resurgir de Trentemøller parte de un viaje al subconsciente, de ahí un título que hace referencia a los sueños y a la dimensión más abstracta del pensamiento. Una vez más, una nostalgia de aspecto ligeramente gótico se apodera del aura del disco y, sin ser del todo intencionada, lo sobrevuela una sensación de extrañar a alguien amado. “Es curioso porque estoy feliz, tengo un hijo genial y una pareja preciosa, pero aun así tengo esos sentimientos escondidos en las profundidades de mi ser”. Aunque la melancolía no parece ser un terreno incómodo para el artista. “Los sentimientos difíciles son los que me parecen más interesantes de explorar. Creo que sería malísimo haciendo un tema feliz y bailable”.
En la exploración de estos sentimientos complejos, Anders se ha aventurado a escribir todas las letras del disco a través de un lenguaje abierto con el fin de dar la posibilidad al oyente de encontrarse a sí mismo en los versos. Cuenta que es el proceso más largo y complejo del disco, aunque se siente afortunado de contar con Dísa, la responsable de cantar esas letras. Pero lo fundamental para Anders es poder gozar de toda la libertad artística necesaria. De ahí que siga autopublicándose en su propio sello, In My Room. “Me gusta poder tomar todas las decisiones y no tener que aguantar a alguien que me diga lo que tengo que hacer”. Un ejemplo claro es el de la portada. “Estaba buscando algo y dí con un artista danés en Instagram que hacía fotos a flores en blanco y negro. Me pareció muy interesante, entonces encontré esta imagen de una flor sostenida por unos cables, que tiene un aire medio bondage. Me gustó la idea de intentar controlar algo tan hermoso y salvaje como una flor”.
A estas alturas de la conversación, es inevitable preguntarle por aquella electrónica abandonada que le llevó al éxito en su etapa inicial. Y es que desde su debut con “The Last Resort” (Poker Flat Recordings, 06), el artista no ha vuelto a publicar ningún trabajo puramente instrumental, por lo que cada vez que se avecina un nuevo disco se abre la posibilidad de un retorno, pero la respuesta a la incógnita está clara: No. “En mi primer disco ya usaba guitarras e instrumentos acústicos, por lo que nunca he hecho algo puramente electrónico. Además, a día de hoy, prefiero poder componer algo que se pueda tocar con una guitarra acústica junto al calor de una chimenea encendida”. Eso sí, confiesa que en esta gira sonará algún que otro tema del pasado, y hace especial ilusión saber que en el setlist se encuentra “I Miss You”. También anticipa que se le podrá saludar en la zona del merch. “Creo que lo que más me emociona del tour es conocer a la gente que escucha mi música. Al final, publicar un disco en Spotify es algo solitario, por lo que me fascina conocer cara a cara a los oyentes y saber qué les ha parecido”.
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