"Return Of Saturn" es el cuarto y nuevo disco de No Doubt, después de "No Doubt" (1991), "The Beacon Street Collection" (1993/94) y "Tragic Kingdom" (1996). El motivo parece suficiente para que los californianos nos reciban en el penthouse del hotel Mondrian de Los Angeles.
El Mondrian Hotel de Los Angeles se alza imponente junto a la destartalada House Of Blues, donde la pléyade de la prensa española nos zampamos una hamburguesa después de escuchar el avance de "Return Of Saturn", el nuevo disco de No Doubt. El trabajo, si bien no nos ha deslumbrado como para convertirse en el tema de la comida, sí que nos ha dejado un tanto dubitativos: ¿qué significa la supuesta madurez que impregna los cortes del nuevo disco de No Doubt? Después de la apetitosa comida basura, volvemos al Mondrian, donde esperaremos turno para poder hablar con la banda del millón de dólares.
El hotel, impecablemente diseñado por Philippe Stark, no decepciona nuestras expectativas sobre Hollywood: el glamour está en el aire. La misma noche se celebra una fiesta en motivo de los Globos De Oro (sabemos que Almodóvar anda por ahí) y la noche anterior, los que sufrimos una vez más las miserias de los retrasos aéreos, nos perdimos una cena a base de sushi con la impagable presencia de Spike Lee. Esto, como tropezar en el ascensor con bellezas como Liz Hurley, sufrida esposa de Hugh Grant, o que el cien por cien de empleados y empleadas del hotel luzcan cuerpos Danone a la espera de su oportunidad en "Los Vigilantes De La Playa", es justo lo que uno espera encontrarse en la meca del cine.
Para no desentonar, el cuarteto de Orange se comporta con el rigor de unas estrellas que tienen bien aprendida la lección. Para empezar, nada de fotos a Gwen Stefani en solitario. Se lo tiene prohibido el que fuera novio suyo durante siete años, el bajista de orígen indio Tony Kanal, quien reclama ante la prensa su reconocimiento como líder del grupo. Parece ser que a Kanal le molestó profundamente que los medios de comunicación se centraran en la figura de Stefani a raiz del éxito de "Tragic Kingdom" y que dejaran de lado al resto de la banda. Así que me recibe el grupo al completo: la vocalista Gwen Steffani, el bajista Tony Kanal, el guitarrista Tom Dumont y el batería Adrian Young, quien demostró más bien poco respeto hacia los periodistas españoles dando rienda suelta a una aerofagia incontenida. Suerte de la Stefani, contrapunto glamuroso a tanta ordinariez. Con media melena de rosa y la otra media rubio platino, acaparó mi atención por encima del grupo, muy a pesar del ex-novio quejica, que ahora tiene que sufrir el noviazgo de la cantante con el líder del grupo británico Bush, Gavin Rossdale. Quedan desmentidos los rumores de ruptura: Rossdale y Steffani vuelven a ser pareja. Pero estas son curiosidades de un amarillismo que esta revista no suscribe, así que preguntémonos sobre la banda y su nuevo disco y cómo es que un grupo que no ha cambiado ni cambiará la historia del rock tiene el corazón robado a tantos adolescentes.
El nuevo álbum de los californianos no representa una ruptura con su pasado, si bien en esta ocasión pesan más los medios tiempos al estilo "Don’t Speak" que la vertiente más punk de "Beacon Street". La producción abandona el segundo plano que ocupaba en "Tragic Kingdom" y aporta hondura en detrimento de la inmediatez que les caracterizaba. ¿Qué ha cambiado? (Kanal) "Cuando hicimos "Tragic Kingdom", empezamos en 1993 y nos tomó tres años grabarlo. Durante este tiempo íbamos a la escuela o trabajábamos. El dinero de la compañía nos llegaba en pequeñas cantidades, con lo que grabábamos un par de canciones y luego volvíamos a casa por unos meses, fue un proceso de grabación muy extraño, no podíamos controlarlo. En cambio, esta vez, todo lo que hemos hecho en los últimos dos años ha sido trabajar en este disco, no hemos hecho otra cosa". Está claro que desde el bombazo de "Tragic Kingdom", todo ha cambiado para una banda a la que poco después de su debut, "No Doubt", y por no satisfacer las expectativas comerciales de Interscope, se vio de patitas en la calle. Entonces tuvieron que autoproducirse su segundo larga duración, "The Beacon Street Collection", un disco que hizo que Interscope recuperara la fe en los californianos y les editara "Tragic Kingdom". Gran negocio. Si habían perdido algún dinero con el debut de la banda, ahora lo recuperaban con creces. Sin embargo, las ventas de ocho cifras suelen pesar como una losa a la hora de pensar en el siguiente trabajo. El despliegue promocional de la compañía hace pensar en presión. (Dumont) "La presión siempre existe. Todo lo que queríamos hacer era un gran disco y esto es una cosa difícil de hacer si realmente quieres escribir buenas canciones. La presión que ejerce el éxito comercial del pasado es algo sobre lo que no tenemos control, creo que el triunfo es hacer un disco del que nos sintamos orgullosos". Pero quizás sea la compañía la que les imponga esta presión, está claro que ha hecho una gran inversión con la banda de Orange. (Kanal) "La única presión nos la hemos impuesto nosotros y es la de escribir mejores canciones. Hace tiempo nos dijeron, "no os preocupeis por las ventas, haced un buen disco, si haceis un buen disco todo irá bien" Y eso es lo que hemos hecho". El disco, "Return Of Saturn", empezó a cocerse después de una gira mastodóntica que duró dos años. (Gwen) "Las canciones de este álbum empezamos a trabajarlas después de esta gira. "New" era una canción que ya teníamos desde hacía tiempo y que salió en la banda sonora de la película "Go". No la solíamos tocar nunca, pero decidimos incluirla en el nuevo disco porque funcionaba muy bien. Hay un par más que compusimos durante la gira, pero en un tour estás demasiado ocupado, preparando el show y viajando. Para este disco necesitábamos un tiempo de descanso para relajarnos por separado y después acometer el disco". Sonriente y encantadora, Gwen Stefani se desenvuelve a la perfección en un papel que tiene bien aprendido, el de muñeca traviesa. A veces parece que quiere emular a Debbie Harry de Blondie, a veces a Madonna. Ella es la voz y la imagen del grupo, así que poco puede hacer Tony Kanal para que la chica no acapare toda la atención. Ya pueden lucir crestas de punk o vestir prendas horteras, que ni Tony ni Tom ni Adrian lograrán arrebatarle las miradas de todos.
Aunque estamos en febrero, la temperatura de Los Angeles es suficiente como para que Gwen Stefani se quite el abrigo de plumas y se quede en una escueta camiseta de tirantes. El gesto, puro Hollywood, parece tremendamente estudiado a la vez que cautivador; esta antigua vigilante de piscinas convertida en estrella del espectáculo acaba de resumir, con un ademán, el preciado sueño americano.Sin embargo, en contra lo que pueda parecer y de lo que rezaba su propia canción "Just A Girl", ni Gwen es una niña ni los demás acaban de salir del parvulario. La media de edad del grupo roza la treintena y es precisamente este hecho, según me cuentan, lo que les ha propiciado el título del disco, "Return Of Saturn". Treinta años es el tiempo aproximado (veintinueve para ser exactos) que tarda Saturno en completar una vuelta al sol. No es extraño que, después de tanto tiempo, los chicos de No Doubt hayan madurado y se tomen la música de una forma un tanto más reflexiva. (Gwen) "Este álbum tenía que estar más producido que "Tragic Kingdom", queríamos asegurarnos de que cada instrumento contaba. Antes todo estaba lleno de guitarras, antes cada uno luchaba por imponer su estilo durante todo el disco, pero a veces esto perjudica las canciones. Hemos crecido y hemos comprendido que sólo tenemos que tocar lo que es realmente importante para cada tema". Quizás esto explique que en este disco haya menos punk y ska y que los medios tiempos se lleven la palma. La verdad es que cada vez recuerdan más a Blondie, pero en versión Costa Oeste; ya se sabe que en Nueva York se viste mejor, es cuestión de clase. Los chicos de No Doubt prefieren las camisas floreadas, las bermudas y los pelos de colores que lucen las bandas de punk rock melódico californiano.
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