Healy, por si es necesario recordarlo, es el cantante, guitarrista y compositor principal del cuarteto que completan el bajista Dougie Payne, el guitarrista Andy Dunlop y el batería Neil Primrose. Me explica que el disco, aunque pueda parecerlo, no es en modo alguno un disco conceptual de declive urbano alrededor de Los Ángeles, ciudad en la que reside durante los últimos años (como si eran en cierto modo los últimos de Kim Gordon o Budgie, Lol Torlhurst y Jacknife Lee). Y que es fruto de un periodo personal especialmente delicado (separación conyugal, problemas escolares de su hijo), con despido de su antiguo manager, Ian McAndrew, de por medio. Con el pelo teñido de rosa y redondas gafas de ver, locuaz y afable, demoledoramente sincero y emocional, parece rejuvenecido.
¿En qué medida crees que este disco es singular dentro de vuestra carrera?
Es curioso, porque es como un álbum esencialmente de Travis, y por eso llamé al fotógrafo, Stefan Ruiz, para que nos hiciera esa portada. Tan pronto como tuve la canción “L.A. Times”, pensé que ese debía ser el título del disco. Inmediatamente. Se lo dije al resto de la banda y les pareció perfecto. Todo el mundo se implicó a fondo. ¿Qué tiene de distintivo? Hay una canción en spoken word, por ejemplo. Ya había hecho algo parecido en “Idlewild”, hace dos discos, en Everything At Once (2016), pero aquí hablo con un acento muy escocés, en mi lengua materna, que es algo que no hago desde hace mucho tiempo… siempre que empiezo a pensar en una canción nueva para mí es como un nuevo comienzo. Quiero escuchar una melodía que no haya oído antes. Algo diferente. Todas las canciones en este disco me resultan muy diferentes a las de discos anteriores. Pero lo que las une a todas son estos cuatro tipos: Neil, Andy, Dougie y yo. Somos amigos desde hace 33 años. Y esa es una parte muy importante de la receta. No conozco muchas bandas que estén juntas tanto tiempo. Bueno, sí las hay, ahí tienes a Coldplay o a The Strokes, pero no son como nosotros. Lo sé. Es un hecho, porque las conozco a todas. Ese es nuestro secreto. Nuestro súper poder: una amistad que no se resquebraja y que es la esencia misma del grupo. Es que ni siquiera es amistad o hermandad, es otra cosa. Una relación muy extraña, pero adorable. Nadie me hace reír como mis compañeros.
¿Resulta fácil después de tanto tiempo? Me parece increíble que la relación no se oxide.
Sí. Fácil. Por eso seguimos juntos. Nada se ha interpuesto. Es la razón para seguir juntos. Conozco gente cuyos hijos pueden enfermar y eso les afecta en cualquier relación que tengan, incluso llegando a la ruptura de pareja. Nuestra relación como banda ha sobrevivido a nuestras relaciones con nuestras mujeres. Andy (Dunlop), el guitarrista, aún sigue con la suya, pero Travis empezó cinco años antes de conocerla: eso te da una idea de por qué el grupo sigue siendo la relación más importante en las vidas de todos nosotros. Hubo desafíos por el camino, pero nada la ha destruido. Es extraño.
"Quiero escuchar una melodía que no haya oído antes. Algo diferente"
Cuando hablas de spoken word supongo que te refieres justo a “LA Times”, la canción que da título al disco. ¿Te influyó de alguna manera el hip hop de la costa oeste norteamericana?
No. Hay una banda irlandesa llamada Fontaines DC, a la que mi hijo ha estado escuchando últimamente, y me encanta la forma en la que su cantante recita. Diría que esa sí ha sido una influencia. No estoy del todo seguro, pero puede ser. Me gusta cómo resalta su acento cuando canta. Apenas escucho hip hop, no es lo mío.
¿Y en qué medida ha sido Los Ángeles, donde vives desde hace años, un factor importante, más allá del título de la canción y del disco completo, tanto para tu vida como para vuestra música?
No sé si vivir en Los Ángeles me ha cambiado mucho. Esa canción, “L.A. Times”, es un reflejo, sin duda, de mi frustración con la ciudad. Nunca había vivido en un lugar igual. Es la ciudad más frustrante del mundo. Estoy en París ahora: imagina que mañana cierran el metro para siempre, inmovilizan todos los autobuses, prohíben que la gente camine por las calles y lo único que se les permite es desplazarse en coche. ¿Qué ocurriría? ¿Qué pasaría en Nueva York si hicieran lo mismo? En Los Ángeles no pasaría nada. Tiene todos los ingredientes para ser la mejor ciudad sobre la faz de la tierra, es como Babilonia, todo está allí: un clima increíble, cualquier raza o cultura que puedas imaginar, y sin embargo todo está separado por zonas. La A, la B, la C, la D… vas en tu Porsche de un lugar a otro y no ves a nadie, no te mezclas con la gente. Y muchas de esas personas se comportan terriblemente cuando tienen un cristal delante: “¡que te jodan, pedazo de mierda!”, te dicen (risas). Cosas que no haces en plena calle, porque te pueden canear. Esa canción es mi forma de ventilar esa frustración, así que no sé hasta qué punto la ciudad ha sido una influencia, en esa canción seguro, pero mirando en un sentido más amplio, creo que son cosas que la trascienden. Cosas que han ocurrido en mi vida. Perder a uno de mis mejores amigos, que murió hace un par de años. Despedir a nuestro manager después de 25 años, que fue una decisión valiente y necesaria, porque precisábamos recuperar el control de la banda y de nuestra carrera, que habíamos perdido. Me separé de mi mujer, Nora. Mi hijo sufrió bullying en el colegio, por parte de un profesor. Tuvimos que lidiar con todo esto. Mudarme de Berlín a Los Ángeles, un ritmo de vida un poco loco, muchas cosas que han ocurrido. Creo que acabas haciendo cosas interesantes cuando tu vida enloquece un poco. Cuando hay tormenta y no sabes cómo vas a salir de ella. Por suerte y aunque parezca mentira, durante los dos últimos meses brilla el sol y el cielo está azul. Mi hijo terminó la escuela y se ha graduado. Tiene 18 años. Siento como si un capítulo de mi vida se hubiera cerrado y empezase otro.
El tópico real de que es más fácil dar con la inspiración en momentos complicados que en los placenteros, ¿no?
Sí, porque todos los sentimientos y emociones que tratas de controlar según te haces mayor… cuando eres niño no tienes ese control sobre ellas, aprendes con el tiempo, hasta que la vida te jode y te parte en dos, y para cualquier tipo de arte es como que agitas la bola de nieve y te genera algo.
Es obvio que han sido tiempos difíciles para ti. Pero mirando por el lado positivo, tienes un trabajo vocacional con el que te ganas muy bien la vida, que es algo que supongo que si comparas con los primeros años de Travis, no podrías ni haber imaginado.
Cierto, nunca lo imaginamos. No soy de clase media. Vengo de más abajo. Mi familia no tenía dinero. La banda era para mí algo que tenía que funcionar para ganarme la vida, por eso tuve tanta determinación. Y aún la tengo: nuestro trabajo está incompleto todavía. Mirando atrás, creo que sentía que tenía que hacer algo con mi vida, aunque no tenía claro qué. Estoy aquí por algún motivo, y creo que estoy en la senda correcta. Cantar es bueno. Posiblemente cuando me muera, y llegas a las puertas del más allá, y el guardia del cielo o del infierno, o de lo que sea, lea mi apellido, Healy, dirá “vaya, eras un sanador y ni siquiera eso te funcionó” (risas) (N. del R.: se refiere al parecido entre Healy y “healer”). Es gracioso, porque cantar y mirar al público y verlo feliz es algo positivo. Dicen que solo hay dos cosas definitivas en la vida: la muerte y los impuestos. Pero hay cosas menos cínicas, como sonreír, reír y disfrutar de estar vivo. No sé si habrás perdido a alguien recientemente, pero cuando alguien cercano muere, sientes la muerte pasar a tu lado. Esa persona ya no te va a tocar en el hombro. Un día se va y no va a volver nunca. Pero sigues aquí. No es tu momento aún. Y eso está bien.
Ya que hablas de la conexión con el público: ¿a qué la atribuyes? Vuestras canciones no son épicas, como las de The Killers, con quienes estáis girando. Son aparentemente muy sencillas, sin estribillos para ser coreados en alto.
Es tal y como lo dices: no debería ser complicado. En Matemáticas, o en Física, Einstein baraja un montón de ecuaciones, pero todo acaba en la C de la fórmula E mc2. Todo está en esa pequeña ecuación. Y todo debería estar en una pequeña canción. Los estribillos de The Killers son como cohetes que van directos al cielo y explotan, mientras que Travis es como un submarino, vamos por debajo del agua, no hacemos nada demasiado obvio, y podemos estar sobre el escenario charlando entre nosotros entre canción y canción sobre algo que nos hace reír y al instante cantando sobre algo jodidamente oscuro. Lo hablaba ayer con Andy (Dunlop): Travis es algo muy humano porque los humanos no son solo una cosa, son la suma de muchas cosas distintas que se unen. Bandas como Radiohead se las apañan para proyectar una imagen muy seria. Coldplay te venden la felicidad enlatada, en un solo envase. Pero Travis es una de las bandas más complicadas con las que te puedes topar. Pero parte de la complicación es que no parecemos complicados. En directo es cuando se ve de verdad todo esto que te digo. No es fácil verlo en nuestros discos. Es raro, nadie tiene una explicación, yo intento dar con ella. Y por eso nos viene muy bien tocar antes que The Killers.
"No soy de clase media. Vengo de más abajo. Mi familia no tenía dinero"
¿Cómo está yendo la gira con ellos?
Increíble. Es muy bonito ser sus teloneros. Les calentamos el ambiente, pero me lo tomo muy en serio porque este es un buen trabajo. Resulta todo muy divertido, y ellos son muy buenos tipos y buenos músicos. Hacemos una buena combinación. La gente ve recompensado el dinero que paga por su entrada.
Os produce Tony Hoffer (Belle and Sebastian, M83, Phoenix). ¿Qué buscabais en él?
Es rápido. Es pop. Es sencillo. Ha producido un montón de grandes discos, y también me daba a mí la oportunidad de no producir, que es algo que llevo haciendo durante veinte años. Necesitaba ser cantante y solo cantante, y descargarme de toda esa responsabilidad. Es difícil producir y cantar.
Hace seis años que no venís a España. ¿Hay ganas?
El público español es muy compatible con Travis, creo que es apasionado, emocional, con los pies en la tierra y nada pretencioso, muy de verdad, como los escoceses. Gente que habla claro. Bueno, hay gente pretenciosa tanto en España como en Escocia, pero no estoy seguro de que eso guste mucho en ninguno de ambos lugares. Tenemos muchas ganas, ha pasado mucho tiempo. Esto es lo que pasa cuando una banda recupera el control sobre sí misma, que no se recluye en su propia burbuja, que no se confirma con acumular polvo. Por eso le dijimos a nuestro manager “adiós, gracias por los servicios prestados”. Y Vamos a España, vamos a América también.
Por cierto, no quería terminar sin preguntarte si la canción “Gaslight” tiene un trasfondo social o político, aunque ya me has dicho que prácticamente todo el disco obedece a experiencias muy personales.
No, puede que en la biografía de la hoja promo no quede del todo claro, pero es una canción muy personal que no tiene que ver con nada más. Y si la tiene, es coincidencia. Y eso no quiere decir que no estemos viviendo un tiempo en el que la gente no está siendo escuchada ni tenida en cuenta. Se le está haciendo luz de gas todos los días. Por parte de nuestros líderes, por algunos jodidos amigos… creo que es algo que los humanos se han hecho siempre a sí mismos, pero de repente ha ido a más. Y tiene mucho que ver con las redes sociales. Pero la canción es personal, sí.
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