Su talento se empezó a reconocer gracias al tema “Coyotes”, cabecera de la serie “El Embarcadero”, y a su gran versión del “19 días y 500 noches” de Sabina con Benjamín Prado. Hoy nos habla sobre su segundo disco, “La Costa de los Mosquitos”, un título que rememora a la película de Peter Weir y a la novela de Paul Theroux.
En “La Costa de los Mosquitos” buscas que nos asomemos a tu mundo interior y vayamos encontrando distintos matices y colores. ¿Cómo se te ocurrió la idea de hacer este concepto de álbum más introspectivo?
No fue una idea que se me ocurrió de la noche a la mañana, salió a partir de “Claroscuro”. Yo tenía otros temas hechos antes y todos se unían con el hilo conductor de las obsesiones. A partir de música que estaba escuchando, varias películas y libros, empecé a analizar qué era lo que me gustaba tanto de eso, el hilo de la obsesión hasta la transformación. Una vez que compuse “Claroscuro” me pareció que todo cobraba sentido en cuanto llevar como concepto las canciones que ya tenía hechas, y las que me quedaban por hacer, de seguir una obsesión hasta el punto de esta transformación. Esta transformación la plasmo en “La Costa de los Mosquitos” que para mí es un sitio imaginario dentro de la mente de cualquier persona que es donde surge la búsqueda hacia un yo diferente, una parte animal. Conectar con la parte animal y salvaje que todo tenemos dentro guiado por las obsesiones, donde se pierde la razón y se sigue ese impulso.
Dentro de esta costa nos sumergimos en un viaje en el que nos acompaña un insecto, “el mosquito” que es la representación de las obsesiones. Esas que, mientras más escuchamos el disco, más se van quedando atrás.
El mosquito me parece un ser fascinante. Me apasiona la fragilidad que tiene y tiene ese filo de alimentarse de la sangre. Tiene una parte muy ruidosa que no es nada fácil de localizar y que te puede joder la noche entera y dejarte sus señales por el cuerpo. Es un concepto muy artístico que quería dejarlo plasmado en esta “costa de las obsesiones”. Los insectos son un elemento muy inspirador en cuanto que son una cosa muy frágil y extraña y que pueden incluso acabar con nuestra paciencia. ¿A quién no le ha molestado un mosquito una noche de verano? Es una lucha a sangre fría entre él y tú, algo muy poético.
"Sobre todo queríamos que fuese un disco muy ambiental y que recordara a muchas cosas distintas, donde los arreglos fuesen una combinación de retales que recordasen a cosas".
Incluso metes “Concierto para chicharras”, una pieza que es totalmente el ruido que hacen los insectos por la noche. ¿Por qué decides incluir un tema así? Partiendo de la base que es algo totalmente inusual, suena como una pausa dramática justo cuando estás a punto de llegar al momento álgido con la última pista…
Quería meterla porque para mí el disco está ambientado en esa isla y la banda sonora de este sitio es esa. Es un momento de pausa en el que invito al oyente a parar a escuchar lo que tiene en la cabeza, rodeado de este ambiente. Después de escuchar casi todas las canciones, hemos hecho el ejercicio de ir pasando por los distintos sitios de esta isla y de repente te encuentras esto que te hace ver qué es lo que tienes ahí. Es una atmosfera que, a mí por lo menos, me resulta inspiradora y que está grabada en directo. Me parece muy guay invitar al escuchante a dejar de oír música que le contamine y ver qué escucha de él mismo después de todas esas canciones. Además, me ayuda a situar al espectador dónde quiero que se encuentre, en la naturaleza, esta que va yendo y viniendo por el álbum.
¿Cómo fue el proceso de creación del álbum? Porque hace dos años que lanzaste los singles de “Madre conciencia”, “Acordes de jazz” y “Coyotes”, de hecho, esta última se ha quedado fuera. Has estado un largo tiempo preparando este segundo trabajo de estudio y en medio de este ha habido una pandemia mundial…
Ha sido una putada porque en realidad este álbum debería haber salido en 2019 con “Coyotes” incluido, que es la pista que abre este mundo… Pero quería desvincularme de mi anterior discográfica con la que publique el sencillo y por eso no ha entrado en el disco, con toda la pena de mi corazón. Aunque no esté dentro, sigue estando ahí. El proceso de creación ha sido bastante largo, el concepto no me apareció de la noche a la mañana, si no que fueron viniendo algunas canciones que fui acumulando y que, a partir de crear “Claroscuro” y dar con el concepto que los unía, se me abrió la puerta hacia eso. Las siguientes piezas que se fueron gestando ya iban enfocadas con esos colores y ese ambiente. Tiene un matiz diferente también, porque cambia bastante de mi primer trabajo, es muy distinto musicalmente.
De las once piezas que tiene el disco, ¿cuál fue aquella que más se te resistió?
¡Guau! ¡Qué buena pregunta! A ver, déjame pensar… Yo creo que “Maleza”. Me llevo mucho tiempo y ha sido un tema muy denso, quitando el denso musical que tiene. Porque según se la enseñaba a gente cercana distaba mucho su opinión de la que yo tenía. Ha sido un baile muy extraño con esta pieza, pero, sin duda, es de mis preferidas. Quizás ha sido la escalada más difícil del disco.
Dentro de este disco te atreves a tratar con diferentes géneros y eres capaz de mezclar sonidos tan tradicionales como el cajón flamenco con elementos electrónicos, como por ejemplo en “Madre conciencia”, o la unión del folklore latinoamericano con unos coros y una guitarra española en “La vela”. ¿A qué dirías que suena “La Costa de los Mosquitos”?
No lo sé, creo que a muchas cosas. A todo lo que dices me suena, tiene esa mezcla. Sobre todo queríamos que fuese un disco muy ambiental y que recordara a muchas cosas distintas, donde los arreglos fuesen una combinación de retales que recordasen a cosas. A mí, en términos de inspiración, me ayuda muchísimo el cine, por eso hemos intentado arañar algunos matices de cosas que pueden recordar un poco a eso. Te diría que es un computo de cosas en las que nos hemos ido inspirando y que no responden a ninguna etiqueta. Yo no sabría etiquetarlo de ninguna manera, está inspirado en muchas cosas distintas y busca envolver mucho el ambiente. Son canciones que no cumplen una estructura clara, son como peliculitas. Y buscar unos arreglos muy ambientales nos parecía que iba a ir muy bien para situar todo eso, para sumergirte más.
"En los conciertos te adaptas según como notas al público, pero esto al ser una cosa que queda grabada me dio un aprendizaje muy distinto".
¿Cuál es el mensaje que quieres transmitir a la gente después de que lo escuche?
Eso es super difícil, porque cada uno interpretara las canciones a su manera… pero, para mí, lo que representa es la transformación hacia una parte más salvaje de uno mismo, a conectar más con esa parte natural que no está manchada, ni contaminada de todo lo que tiene que ser. Liberarte de historias y conectarte con tu parte mas instintiva, esa parte que nos da miedo conocer, porque nos aterra lo que deseamos porque nos han dicho que está mal y nos avergonzamos de estos impulsos internos y que nos da miedo reconocer incluso a nosotros mismos. A mí es lo que me gustaría que quedara, esa apertura de conocer que hay ahí y no tenerle miedo, sino que sea algo de admirar.
De momento has presentado tres videoclips del disco, “Madre conciencia”, “Las cinco disonante” y “Claroscuro”. El primero lo lanzaste hace ya un año y es quizás el menos simbólico, mientras que en los otros dos sí que podemos ver más una trama más críptica. ¿Qué significado tienen para ti esos dos clips más enigmáticos?
En el caso de “Las cinco disonante” ha sido una suerte contar con Pol, porque, a parte de que yo quería hacer algo como muy cinematográfico, lo que le indique era que quería que abriera un poco este mundo desde una persona normal. Ya que en el videoclip yo estoy caracterizada como cuando iba a la universidad, y quería que tuviera esa parte más común dentro de un mundo muy raro, porque todo lo que me rodea es muy raro. Simboliza un primer contacto con el subconsciente que abre este viaje. Para mí es muy simbólico porque se supo representar muy bien a este personaje normal y cotidiano yendo a un sitio oscuro y extraño dónde no sabe que está pasando. Y “Claroscuro” trata sobre la obsesión del silencio, el silencio llevado al extremo en el momento en que necesitas una respuesta y lo que eso supone, toda la agonía que puede ser ese momento. En los últimos años he vivido eso de una forma muy fuerte, y es una sensación que te puede llegar a volver loco. El vídeo representa eso, la directora, Salomé, lo representa como que los chicos son esa parte muy animal y la obsesión que tiene ella, representada en un amor romántico, es lo que la termina transformando. Es muy simbólico, yo no sé hasta qué punto la gente llegara a notar o a entender otras cosas del videoclip, pero nosotros lo que intentábamos buscar era contar esa transformación de ella por un amor hacia esa parte más animal.
Tu álbum debut es “Año X” de 2016. Dos años más tarde decides remasterizarlo por completo. Ahora que ha pasado un tiempo, ¿qué le ha aportado ese “Año X” a la Travis actual?
Muchísimo porque yo no tenia ni idea de lo que suponía producir un disco, o sea, lo produjo Álvaro, pero todo ese proceso no tenía ni idea de lo que suponía, ni siquiera grabarlo. Grabar el álbum y publicarlo sin ayuda y ver qué no conseguía nada con él fue una de las razones por las que decidí remasterizarlo. En el momento en el que empecé a trabajar con un equipo, una de mis peticiones fue que intentasen darle un poco de vida a “Año X” porque a mí me parecía un buen trabajo con el que yo no conseguí llegar a demasiados medios. De hecho, todas las escuchas que ha tenido ahora ha sido gracias a cosas que han venido después. Creo que es de las cosas que más me han hecho aprender en mi vida, sobre todo en la parte musical. Yo venía de una parte más teórica en cuanto a producción de cuando estudié, pero que nunca había puesto en práctica y descubrí que no tenía nada que ver. Vi que tenía muchísimo que aprender y me ha ido dando muchas pautas para ir acercándome a lo que yo quería. En los conciertos te adaptas según como notas al público, pero esto al ser una cosa que queda grabada me dio un aprendizaje muy distinto. Sin duda, creo que “Año X” abrió un poco mi carrera en sí, más allá de todo lo aprendido antes con las cosas que había hecho. Fue lo que me hizo sentir que las cosas empezaban a profesionalizarse. Fue cómo descubrir cuál era la montaña hacia la que me tenía que dirigir.
Como dices, consigues llegar a un público mayor en parte gracias a que “Coyotes” es escogida como tema de cabecera de la serie “El Embarcadero”, y por tu maravillosa versión de “19 días y 500 noches” con Benjamín Prado. ¿Cómo nacen estas dos oportunidades?
Fue alucinante, me costaba mucho creérmelo. “El Embarcadero” surgió gracias a que subí un trozo de la canción a Instagram con el piano y de repente dio con la persona indicada que se estaba encargando de la sincronización de la serie. Todavía no habían encontrado el tema de la cabecera y cuando la escuchó se la presentó a los directores y les gustó mucho. Tuve la grandísima oportunidad de que la cogieran. Y lo de Sabina llegó a través de mi discográfica, ya que había un contacto común con alguien que estaba trabajando en este disco y surgió la opción de hacer esta versión cambiada, desde el punto de vista de ella. Era una cosa arriesgada ya que él (Joaquín Sabina) no estaba al tanto de que se iba a hacer eso y no sabían si iba a encajar, si iba a salir adelante, pero sí que les pareció, y yo creo que fue un acierto, que era muy interesante que lo hiciera alguien más desconocido porque quizás era más fácil que se cantase desde el sitio de “María” más que desde el sitio de Rozalén o de Vanesa Martín, que ya eran conocidas. Por eso apostaron por esta chica que nadie sabía quién era, que no es ni la cuarta parte de famosa que el resto de los artistas que salen en el disco, porque era interesante que no fuera tan pública todavía. Para mí fue un acierto y una gran oportunidad, ya que no sabíamos si iba a encajar y era un gran reto porque es de las canciones mas conocidas de Sabina y da un poco de vértigo cuando te dicen “venga, vamos a cambiarla”. Pero Benjamín no lo pudo hacer mejor, fue muy fácil defenderlo con esa letra.
También has colaborado con otros grandes artistas como en el último trabajo de La Pegatina, en el single de “Duérmete” con Tu Otra Bonita, también con Club del Río y dentro del disco con Kevin Johansen. ¿Qué crees que has aprendido de ellos y qué dirías que les has aportado tú?
He aprendido a ir saliendo de mi zona de confort. Con La Pegatina, cuando me llegó, me pareció brutal, pero me daba miedo porque se salía tanto de lo que yo estaba preparando con este disco, o sea, era un personaje totalmente distinto el que canta esa canción con el que estaba haciendo. Fue un reto, pero me apunté porque ellos me encantan y el tema me gustó y dije “¿Por qué no? Vamos a probar y a ver qué pasa”. Me llevé eso, otro personaje más al que puedo combinar con el mío. Me aportó mucho buscar unir su mundo con el mío, intentando conservar mi personalidad y mi perfil artístico y aprender a combinarlo con el suyo y hacer algo que nos gustara a ambos. Con Tu Otra Bonita fue fácil porque me sentía cómoda con el tema y fue todo muy orgánico con ellos. Con Club del Río me pasa igual, somos súper afines. Me siento muy cómoda con la música que hacen. Y la de Kevin es la primera vez que otra persona se mete dentro de lo mío, nunca había hecho eso, y me ha parecido muy guay. Se lo propuse porque creo que su voz encaja muy bien con el tono de la canción y con el baile que presentaba. Es tan peculiar que creía que iba a quedar muy bien y ha sido un subidón que lo aceptase. A ver si le gusta a la gente.
A pesar de la situación en la que nos encontramos, ahora es el turno de que te subas a los escenarios a presentar estas últimas composiciones. ¿Cómo te planteas estos nuevos directos dentro de la “nueva normalidad”?
No estoy pensando en hacerlos con la “nueva normalidad”, pienso en los conciertos a pesar de eso. Quiero pensar que va a haber un período en el que va a tener que ser con la gente sentada y con mascarilla, que en mi caso no es que venga tan mal como por ejemplo con La Pegatina que te quieres levantar y bailar, ya que es un disco que hay que vivirlo de una forma muy interna. Pero, aun así, mi planteamiento de preparar el directo está siendo más artístico que enfocado a lo que pasa con la pandemia y con vistas a que la cosa va a ir mejorando poco a poco. Espero que para otoño se pueda hacer una gira más normal y meter partes en las que la gente pueda estar como estaba antes. Dentro de que me parece un rollo que la gente tenga que estar así, no quiero condicionar el show a esto.
De momento, tienes confirmado un concierto de presentación en el Nuevo Teatro Alcalá de Madrid, pero seguro que habrá más. ¿Nos puedes desvelar alguna de las ciudades por las que pasarás?
Vamos a ir en abril a Andalucía, pasaremos por Almería, Málaga, Granada y Sevilla. Estamos intentando cerrar la fecha de Valencia y a Barcelona vamos el 16 de mayo. También vamos a ir a las islas y Zaragoza, pero, así como confirmadísimo iremos a Andalucía en abril, Barcelona en mayo y a Ferrol el 27 de marzo. Hay cositas, pero estoy ahí a ver si me dejan sacar el cartel de las confirmaciones que hay, ya que cada vez se están reactivando más y hay más cosas.
Ronda Rápida
Un artista nacional:
Camarón
Un artista internacional:
Jorge Drexler
Un disco para escuchar en el coche:
“Un sol dentro” de Club del Río
Un disco que todo el mundo debería escuchar:
“La Costa de los Mosquitos”
Una canción para llorar:
“Imagine” de John Lennon
Una canción para bailar:
“Habanera” de L’haine
Colaboración soñada:
Jorge Drexler
Tu mejor canción:
“Madre conciencia”
Un lugar para escuchar tu música:
El monte
Descríbete en una palabra:
Mezcla
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