“Cuando jugaba al baloncesto siempre me recriminaban que, pudiendo meter treinta puntos, sólo metía diez. Con los estudios igual. Con la edad me he dado cuenta de que lo único que me hacía falta era mi espacio”. Toteking habla al otro lado de la línea sobre su momento actual y lo hace en términos de madurez. No tanto como artista, que también. Sobre todo de madurez personal. Tiene su espacio. Vive solo. No deja que sus colegas lo importunen demasiado y cuando toca trabajar se encierra.
"Con la edad aprendes que no todo es cuestión de velocidad”
“Con los discos me rallo. Cuando se trata de mi disco me obsesiono, me encierro en mi casa. Con los temas sueltos, estoy mucho más relajado. Sin embargo cuando estoy haciendo mi disco lo miro todo con lupa. Eso es algo de lo que espero liberarme. En este disco me he sentido algo más libre. He escrito como me ha dado la gana, he canturreado, he hecho tonos. De eso estoy contento”.
Tras romper la baraja con “Tu madre es una foca” (Superego, 02) y “Música para enfermos” (Superego, 03), Tote King publicó “Un tipo cualquiera” (Boa, 06) en el que demostraba ser algo más que un imbatible MC de batalla. Ahora viene “T.O.T.E.”, con su nómina internacional de colaboradores y su grandeza bien asumida. No abandona la ambición. Sigue sonando intocable, pero también sabio. No necesita desfondarse para que sus rimas lleguen. De hecho, su flow se ha reposado, pero ha ganado en matices y profundidad. Vence y convence. “Antes estaba más limitado por el tipo de vida que llevaba”, explica. “En ‘Música para enfermos’ vivía todavía con mis padres y ‘Un tipo cualquiera’ me pilló en la mudanza. Pero ahora estoy asentado, tengo mi agujero, donde nadie me molesta y puedo trabajar y escribir a gusto”.
Lo canta en “No voy a estar allí”, uno de los cortes del álbum. “Antes me asustaban algunas cosas. Ahora puedo rapear cualquier ritmo, sobre cualquier tema”. “No han sido años fáciles”, continúa. “También he tenido momentos de bajón, por movidas personales y porque la gira fue durísima. Pero ahora mismo estoy en el momento más pro de mi vida. Vivo solo, trabajo a diario. Es algo que no hacía antes cuando vivía con mis padres. Ahora tengo mi propio espacio y llevo la vida que quiero llevar”.
Las cosas se ven diferentes desde arriba, le comento. “Antes hacia rap por horas”, responde. “Ahora vivo el rap todo el día”. De eso habla “Ahora vivo de esto”, primer single del álbum de los que algunos han interpretado como una simple fardada de lo que ahora cobra el Tote por concierto. Pero hay más. En realidad “T.O.T.E.” habla del rap más allá del hambre de los primeros discos, de la responsabilidad asumida, de lo que Toteking quiere ser a partir de ahora. “No estoy arrepentido para nada de la época hardcore, de cuando era un chavalín comiéndome el micro, para nada. Pero la edad me está llevando a un sitio distinto. Ya no rapeo como una metralleta. Muchos aquí hemos estado rapeando así, pero con la edad aprendes que no todo es cuestión de velocidad, sino de rapear bien. He aprendido mucho”.
Además de la evolución del MC, la gran novedad del tercer largo del sevillano está en la nómina de productores. Si en su segundo largo contó con un único productor, Big Hozone, en esta ocasión ha reunido bases de productores como Oh No y M-Phazes, además de los valencianos Cookin´ Soul, quienes no desentonan en absoluto. “He tenido suerte con mis amigos Foreign Beggars”, explica. Se refiere al colectivo británico con el que colaboró hace no mucho. “Es gente que viaja por todo el mundo y tiene muchos contactos. Me pusieron en contacto con M-Phazes y Oh No. Moviéndome por Myspace contacté con Dametaylor, Auditory Beats y Anonimous Twist. Ha sido un trabajo muy profesional. No te voy a engañar: aquí no ha habido amistad ninguna. No he hablado con ninguno de ellos directamente. Son gente como yo, que tienen mánagers. Sí que me contaron de Oh No que le gustaron mucho los temas”.
Precisamente el hermano de Madlib firma una de las mejores bases del disco, “El tendedero”, que Tote canta junto a Chico Ocaña de Mártires del Compás. “No sí si lo hizo a propósito. Me había mandado un CD con bases para que escogiera tres, pero sólo me encajaban dos, así que le pedí más. No sé si es que el nota se enteró que yo era de abajo, pero ahí estaba esa base de flamenco”.
No es sólo una cuestión de prestigio y de sonido. Colaborar con gente de fuera le ha dado la oportunidad de escribir desde nuevas perspectivas. “Aparte de darle otro aire al disco, me dan a mí otra manera de rimar. En España ya me he bicheado a todos los productores de mi quinta. Trabajar con gente nueva me aporta nuevas ideas. Ha sido muy divertido”.
"Ahora vivo el rap todo el día"
También explica una de las mejores virtudes de Toteking. En cada disco hay algo diferente, un paso adelante, una forma diferente de afrontar los temas, una línea ascendente que contrasta con la monotonía. “Estoy muy prolífico, trabajando a diario. Pienso mucho en las formas. El contenido sé que lo domino, pero la cuestión es cómo hacerlo. Esta es mi profesión y quiero llegar a lo más alto. Quiero hacer rap en castellano lo más alto que pueda”.
De ahí el ser un artista inquieto que igual se te presenta con una banda en directo, sus vecinos de Sr. Chinarro, que colabora con un artista tan alejado de su estilo y su filosofía como Antonio Orozco. “Cuando colaboré con Antonio sabía la que me caería encima. Pero conocí a un tío que me cae de puta madre. Las últimas colaboraciones que he hecho son con gente de fuera del rap, con Ojos de Brujo y Fundación Tony Manero. Yo estoy preparado. Y tengo ganas de hacer cosas”.
Le pregunto por lo que está escuchando últimamente, si hay algo que no sea rap. Responde que acaba de redescubrir a Creedence Clearwater Revival, y que también le gustan The Black Keys y Wolfmother. Al final de nuestra conversación le pregunto por el futuro. “A mí no me cogen. Me pueden batir como a todo el mundo, pero no será porque esté en el parque con mis colegas”.
También habla del rap latino y de sus proyectos con algunos de sus pesos pesados. Cuando Toteking tocó el techo del rap español con su primer álbum fue para descubrir que sólo estábamos en la primer planta y son discos como “T.O.T.E.” los que hacen que, poco a poco, vayamos subiendo pisos. Él ya se ha amueblado el segundo y piensa en cómo va a decorar el tercero. Se llama ambición. Y si viene acompañada de trabajo, como es el caso, es una gran arma.
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