"Hace cuestión de seis años yo estaba en un concierto de Violadores en Sevilla y tengo un autógrafo de Kase-O "
A Tote no sólo te lo crees, sino que se establece una relación empática con su universo poco frecuente en el panorama hip hop estatal. Y de ese proceso de identificación s
"Hace cuestión de seis años yo estaba en un concierto de Violadores en Sevilla y tengo un autógrafo de Kase-O "
A Tote no sólo te lo crees, sino que se establece una relación empática con su universo poco frecuente en el panorama hip hop estatal. Y de ese proceso de identificación surge una química adictiva, parecida a la que desprenden las canciones de Violadores del Verso: rap que cuida el lenguaje hasta el máximo, que purifica las rimas y las baña en un matiz autobiográfico que lo aleja, así, de la épica vacua del hardcore o de la obsesión por el mensaje. “Música Para Enfermos” es un disco poderoso, despierto y contagioso, que seduce y engancha porque nos permite conocer muy de cerca los vicios y virtudes del sevillano. También porque reafirma los méritos de “Tu madre es una foca”, su debut, compartido con su hermano Shotta, y pone de manifiesto que su particular proceso de maduración creativa le ha ayudado a solidificar, un poco más, el peso de sus rimas. Tote es un caníbal del folio, pero aquí demuestra que ha aprendido a dosificarse. “El anterior tiene menos calidad de sonido y es más lineal en las producciones. Con el nuevo hemos tenido más tiempo, hay producciones más variadas y se nota que ha habido un salto cualitativo entre ambos. Piensa que esta vez he sido mucho más selectivo con las bases, me he tomado más tiempo para decidir qué bases quería para el disco y qué bases creía que encajarían mejor con mis letras. Y lo cierto es que con este álbum he aprendido a no gritar tanto como antes, porque veo que eso no equivale, por fuerza, a sonar mejor o más duro, ¿me entiendes? He modulado mucho más el flow y mi tono de voz”.
Su discurso es cercano, inteligente y matizadamente ingenuo. Le oyes hablar con su marcado acento andaluz, con soltura y pasmosa honestidad, y rápidamente te das cuenta que, por suerte, el cliché de rapper tosco y gallito es un vestigio del pasado. Tote, como Líriko, Kase-O, Juan Solo o Frank T, por citar los primeros ejemplos que me vienen a la cabeza, son tipos que, más allá del personaje que han formulado en sus obras, resultan especialmente afables y entrañables en el cara a cara. Si Líriko y sus compañeros confiesan abiertamente su timidez, el sevillano no tiene reparos en sacar a la luz pública sus problemas de inseguridad. La verdad nos mejora a todos. “Es que soy muy inseguro, tío. Muchas veces me pasa que por esa misma inseguridad escribo una cosa y la rompo enseguida porque creo que no está bien. Me obsesiono mucho con el hecho de que siempre se ha dicho que en el Sur sabemos rapear muy bien, pero que sólo hablamos de ego y esas cosas. Y no sé, yo siempre he tenido muchas ideas en la cabeza, y he descubierto que para sacar esas ideas de la cabeza muchas veces la clave es tener una buena base que te lo permita. Si te dan una base que es simplemente hardcore, con un ritmo rápido, no te invita a nada. Yo cada vez que termino una cosa nunca me hago a la idea de cómo ha quedado. No sé, me lo he currado y lo he mamado tanto que no me puedo decir si es bueno o no lo es. Lo que digo siempre: trabajar hemos trabajado muchísimo, con huevos”.
Aún así, el perfeccionismo, la inseguridad, la indecisión y la ansiedad creativa pasan factura. En el caso de un MC, el miedo al folio en blanco siempre es un peligro al acecho. Tote King supera y habla de sus miedos con toda tranquilidad, consciente de que ese es un paso ineludible en toda existencia ligada al hip hop. “Claro que ocurre, muchas veces. Llega un momento en que llevas ocho temas y te paras y piensas: ´joder, ¿y cómo hago yo otro más?¿de qué coño hablo?¿qué digo?´ Y muchas veces te tienes que parar, pensar, analizar las cosas. Es un proceso muy meticuloso: el orden de las canciones, el contenido de las letras, tratar de no repetirte... es un gran curro y a veces lo pasas mal, pero al final siempre merece la pena”.
Tote no sabe o no quiere creerse lo que ha conseguido. “Música Para Enfermos” quizás no sea el disco más redondo de la crónica musical hiphopística española. Ni tampoco el más importante. Pero tiene duende. Sus textos llegan para quedarse, te atrapan en su latido azaroso. Más allá del peaje de egotrip, Tote abre sus puertas en un cruce explosivo de pequeños desórdenes domésticos, de su día a día, tan normal y asequible como el mío o el suyo. Es un maestro de la rima que, a día de hoy, puede codearse con toda tranquilidad con los pesos pesados de la escena.“Yo te cuento una anécdota. Imagínate cómo me tengo que ver yo al lado de esos grupos, y no te lo digo para ir de humilde ni nada de eso, porque es la realidad. Yo hace cuestión de seis o siete años que escribo, pero es que hace cuestión de seis años yo estaba en un concierto de Violadores en Sevilla y tengo un autógrafo de Kase-O. Imagínate cómo me siento. Si en realidad hace nada que nos hemos empezado a conocer en los escenarios, piensa cómo me puedo sentir si me dicen eso”.
"En el sur muchos chavales cogen un boli y se ponen a escribir, sin medios, pero con muchas ganas de comerse el mundo"
La lógica impone que a Kase-O le pidamos un autógrafo todos los mortales a los que nos guste mínimamente el hip hop, pero no es habitual ver a un MC patrio confesando con inocencia y tranquilidad una anécdota de esas características. El sevillano huye del egocentrismo macarra y entra a formar parte del séquito de referentes destinados a darle entidad y nombre propio a nuestro hip hop; y no tan sólo por sus cualidades artísticas. En ese mismo terreno navegan a sus anchas Sólo Los Solo, por supuesto, ilustres colaboradores en “Música Para Enfermos”. “Desde que grabé la maqueta ya estaba pensando en hacer cosas con Griffi. Yo conocí a los Solo, estuvimos en Sevilla cuando vinieron y hubo una conexión total. Y en lo que hablas de Griffi y Madlib, has acertado totalmente. Porque por ahí fue cuando empezamos a hablar de Lootpack, Madlib y toda esa peña. Ellos depuran, son artesanos de la música, y nosotros flipamos mucho con su música”.
Con la ayuda de Griffi, Frank T, Ozone o Jefe de la M, entre otros, Manuel González (ese es su nombre real en el carné de identidad) aplica su propia lección de matemáticas (¿la mejor letra sobre el hip hop desde dentro que nos ha regalado el género en España?) y ciencia urbana en una obra destinada, esta vez sí, a poner el nombre de Andalucía en todas las esquinas de la geografía hiphopística nacional. Allí abajo se está cociendo algo gordo, muy gordo. “Se nos da la imagen de llorones. Aquí la gente tiene menos nivel de vida. Yo conozco la escena de aquí, más o menos, y más o menos nos repetimos siempre la misma gente. Es que hay muy pocos. Pero, ¿por qué? Por ponerte un ejemplo: yo voy a Barcelona y cuando visito a mis colegas, que son MC´s o Dj´s, veo que en sus casas tienen sus platos, sus vinilos... y aquí no se pueden permitir eso: tanto porque no hay, porque no llegan discos como porque no hay medios para tenerlos. Por eso creo que el sur se ha dedicado a trabajar más barato: muchos chavales cogen un boli y se ponen a escribir, sin medios, pero con muchas ganas de comerse el mundo. Y eso en el terreno de los MC´s se nota muchísimo, la gente se lo trabaja mucho”.
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