Cada vez que Toteking saca su libreta a pasear lo único que no genera es indiferencia. El día 5 de octubre se publica “El lado oscuro de Gandhi”, su quinto álbum de estudio, pero desde que vio la luz “Redes sociales”, el sencillo de adelanto, la oreja no ha parado de pitarle. Y es que no son pocos los que se han sentido aludidos por la caricatura que hace el sevillano de los más adictos usuarios de Facebook, Tuenti, Twitter… “Suele ser algo que me viene de siempre, si te arriesgas a hablar en el hip-hop de algo más que de tus huevos gordos y lo grande que te sientes, pasan cosas de estas. Siempre que te mojes con un tema pasará esto... pero no pasa nada, no tengo miedo de nada”.
Miedo sobre todo a quedarse solo en una escena, la del rap patrio, en la que el discurso de Tote King no parece tener presencia en otros MC’s. Lo que no sabemos es si es por falta de interés en estos temas o por falta de habilidad para juntar palabras con el flow del sevillano. “Falta de habilidad con el lápiz. Son las ventajas de no tener el seso fundido por la Play 3 o la tele. ¿Luego qué ocurre? Que saco otro álbum, la peña lo escucha y dice: ‘Joder tío el Tote dice justo lo que yo pienso, y trata temas que todos pensamos, ¿cómo no se me ha ocurrido a mi contarlo así?’. No pueden contar cosas tan sencillas como las mías y con mi enfoque… He currado mucho, me gusta escribir”.
Y es cierto, por eso en ese lado oscuro al que Tote pone luz y taquígrafo en este álbum, se encuentra cierto descontento con la propia escena hip hop actual, cuyos protagonistas lucen en algunos casos más la chapa que la pluma. “La escena se sale musicalmente más que nunca, los yankis son alucinantes en cuanto a la forma, la musicalidad o la melodía. Es increíble lo mucho que me gusta la forma del hip-hop y lo poquísimo que me gusta el contenido y los textos del noventa por ciento de los músicos de hip-hop... Es una pena, la peña no escribe de nada que me interese. Luego también ocurre que hay ciertos roles asociados que son penosos bajo mi punto de vista, aunque respeto lo que cada uno haga o sienta”.
Con todo lo dicho no se puede afirmar ni por asomo que los textos de este álbum sean un ejercicio de retórica refinada. El lenguaje en este disco es muy directo y en algunos casos abrupto, incluso pueril me atrevería a decir. “Nunca ha sido mi fuerte, no soy bueno para lo abstracto (yo soy de los que ve una puerta delante, no veo nada más, mientras que otros ven un trasfondo infinito). Nunca he sido un erudito, nunca he leído poesía, nunca he usado recursos literarios complejos en mi lírica. La peña no se entera, yo escribo de lo que tengo delante y punto. Eso sí, tampoco pienso que mi discurso sea pueril, mi discurso es sencillo, pero no es fácil hacerlo. A veces miras por la tele a LeBron y parece fácil pero luego hay que hacerlo...”.
Y para hacerlo tan fácil, Tote se ha tomado la grabación de este disco de otra forma, sin presiones, de hecho ya en faena no había firmado todavía con su nueva discográfica. Tranquilamente en su propio estudio junto a su amigo Randy, en un espacio de trabajo que permitiera darle una vuelta a todo lo grabado de forma distendida, entre cigarro y cigarro. Tan propicio ha sido el ambiente que entre algunos temas han trufado el disco de algunos de estos momentos de complicidad entre el MC y el Dj. “Sí tío, otro rollo. Han sido dos colegas divirtiéndose. La grabación era una fiesta cada día, muertos de risa viendo monólogos en los descansos. Porque cuando se me atascaba una letra o cuando Randy se saturaba de tanta pantalla, nos poníamos monólogos y nos bebíamos una copita y luego vuelta al cuarto del estudio y a seguir. Un lujazo compi”.
Esa conjunción se traduce en la musicalidad de las instrumentales. Y es que Randy ha sabido empatizar la pasión que Tote tiene por los sonidos de los sesentas y setentas con unas bases que no obedezcan a un estilo rígido en recursos. Randy tamiza los samplers de forma que aporten más eclecticismo sonoro. Los clásicos están presentes en las bases de este disco pero de forma más sutil que en “Un tipo cualquiera” por ejemplo. “Sí, los sesenta y los setenta son las décadas que más me molan y que más escucho, me flipa tío, es insuperable. Randy pasa olímpicamente de mi rollo. Él no es sibarita con décadas ni pollas, Randy es una persona infinitamente más lista que yo. Se limita a vivir feliz haciendo sus ritmos, pinchando conmigo, cuidando a su perro y a su familia. Escucha todo tipo de música y no se ralla con nada ni nadie. Quiero ser como él de mayor”.
Está claro que “El lado oscuro de Gandhi” es un álbum con un contenido social en tanto en cuanto Tote echa un vistazo a lo que ocurre a su alrededor, sin embargo no estamos ante un disco con el rictus crispado, ni en un tono panfletario. Es cierto que temas como “La crisis” o “Redes sociales” no están exentos de un análisis certero que ya les gustaría hacer suyo el propio Amando de Miguel, pero esto es rap, vacileo, ironía y sobre todo una visión muy personal de la vida, la de su autor, que como decíamos al principio no es un tipo cualquiera. El tema “Ese no soy yo” deja caer todo esto, pero por si acaso ahí va otra aclaración. “No, mira, es mi vida. Es así, sin trampa ni cartón. Hablo de todo lo que vivo y de cómo lo vivo. No es un panfleto para caer mejor o peor. Cuando digo que no tengo Play 3, que no lleno mi piso de compis pa fumar petas, cuando digo que paso de salir a tomar drogas por ahí no es pose. No quiero adoctrinar a nadie; mi camino no es el modelo es que no tengo nada más que contar. ¿De qué podría hablar si no? ¿Inventarme historias? Escribo cosas reales sobre el Tote de hoy a esta hora. Cuando escribes panfletos tienes una intención, quieres movilizar. Lo mío es una confesión porque no se me ocurre nada más que escribir”.
Entre sus colegas confiesa que hay más gente ajena al mundo del hip hop, entre ellos Miguel y Javi de Maga que lo acompañaron en directo cuando decidió presentar su repertorio con banda. La musicalidad del álbum y la dinámica de sus temas se prestan a un directo más visceral, más de carne y hueso, pero esto sería otra patada al orden establecido, aunque no lo descarta del todo. “Nunca se sabe. Eso lo iremos viendo y como siempre sobre la marcha. A mí desde luego me flipa lo que ellos hacen, así que seguramente haremos más cosas juntos”.
Liberado de prejuicios, de demonios y de ataduras Toteking vuelve a decir lo que no dice nadie y sobre todo como solamente él sabe hacerlo. Si es fiel a su discurso sólo lo saben los que le conocen bien, y estos, por lo que confiesa, son unos pocos elegidos. El lado oscuro de Tote King sería un buen título para un grupo en Facebook. Mejor no demos ideas.
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