Una fina e insistente lluvia nos recibe en el aeropuerto de Amsterdam. La sobrecargo nos ha advertido de los cinco grados del exterior mientras observamos como unas preciosas nubes grises cruzan con gran celeridad sobre nuestras cabezas. Tenemos el tiempo justo para abastecernos en un Coffee Shop, dejar las maletas en nuestro hotel y dirigirnos al imponente Heineken Music Hall donde, a las cinco de la tarde, se desarrollará primero la entrevista y más tarde el concierto de la banda americana.El taxi que hemos cogido, para evitar perdernos y llegar tarde, nos deja frente al moderno e imponente estadio cubierto del Ajax. Junto a éste, en una moderna zona de centros comerciales, oficinas y multicines, hallamos la sala y en su parte posterior, dos enormes tráileres nos anuncian que la puerta de backstage no puede andar muy lejos. Tras llamar por un interfono, unos celosos guardias de seguridad nos abastecen con los pases que nos permitirán movernos con comodidad por el recinto. Esperamos en el comedor habilitado para el catering de los trabajadores cuando aparece el tour manager, quien, tras ojear nuestra revista, nos comunica que Brandon Boyd no tardará en atendernos personalmente.
“Hacer el primer disco fue como hacer el amor; la primera vez te sientes un tanto torpe y extraño” |
Han transcurrido más de dos años desde la edición de “Make Yourself” (Sony/Epic 99), el aclamado tercer disco de Incubus que, con dos millones de copias y un puñado de buenas críticas, abría un camino que la banda ha ahondado en su nuevo trabajo “Morning View”. Si en discos como el correcto “S.C.I.E.N.C.E.” (Epic/Sony, 97) y el primerizo, además de olvidable, “Fungus Amongus”, juguetearon con el crossover, el funk metal y el dub, ahora prefieren explotar un rock alternativo duro y poderoso, con una imagen bastante más depurada y con una mayor fijación en el detalle que transfieren, a un sonido, que bascula entre Pearl Jam y sus admirados Faith No More. Una transformación que también ha adecentado la imagen de Boyd, su guapo cantante, que tras los minutos de rigor aparece sencillamente vestido: con una camiseta negra, unos jeans y su pinta de saludable surfista, dispuesto a atender a nuestras preguntas de forma muy correcta y educada. Una entrevista que completaremos con la realizada hace unos días telefónicamente al disc-jockey de la banda, Dj Kilmore, habitual portavoz de Incubus con la prensa europea.
SIN PRISA PERO SIN PAUSA
Que quede claro, por tanto, que Incubus no son flor de un día. A ellos no les ha sucedido lo mismo que a Linkin´ Park, P.O.D. o Puddle Of Mudd. Lo suyo ha sido fruto del esfuerzo y de la carretera durante unos años en los que han logrado pero también perdido algunas cosas. (Boyd) “Hace más o menos un mes que celebrábamos nuestros once años y lo que hemos ganado ha sido tener más conciencia de nosotros mismos. Piensa que cuando empecé apenas tenía quince años y en esos momentos simplemente eres víctima de tus influencias. Reciclas la música que escuchas y eso te hace sonar como los grupos que te gustan y no como tú mismo. Gracias a estar tantos años juntos, hemos tenido la oportunidad de tener nuestro propio sonido. En cuanto a lo que hemos perdido. Bueno, está claro que un grupo y las giras te obligan a hacer sacrificios. Por lo que hacemos ninguno de nosotros tiene un hogar fijo. Yo mismo perdí una par de relaciones sentimentales durante este periodo, ya que las pocas veces que estoy en casa, paso mucho tiempo frente al ordenador, al teléfono, etcétera. La soledad puede ser una muy buena fuente de inspiración, de hecho he escrito unas cuantas canciones sobre el tema”. Hace más de una década Incubus se formaban alrededor de un grupo de amigos del instituto, Brandon Boyd (vocalista), Michael Einziger (guitarra) y José Pasillas (batería). Una unión que parece vital para entender en mayor profundidad su éxito actual. (Boyd) “Cierto, piensa que hemos pasado más de un tercio de nuestras vidas juntos y casi podría decirse que somos como hermanos. Hay una atmósfera de familia y cuando discutimos, lo hacemos con pasión.
“Las compañías actúan como pequeñas dictaduras. Te indican lo que tienes que hacer y si no lo haces te dejan” |
Si alguien te dice ´you suck´, no reaccionas igual si te lo dice una persona cualquiera o un hermano, con este último duele más y reaccionas con más violencia”. Fruto de ese choque de pasiones enfrentadas ha surgido su último trabajo “Morning View”. Un disco que les va a colocar todavía mucho más arriba en el panorama rock actual, al consagrar definitivamente su lado más melódico, olvidándose de su vertiente más experimental en la que amalgamaban diferentes estilos y texturas. (Dj Kilmore) “La verdad es que este cambio salió de forma bastante inconsciente. Lo único que queríamos era no repetirnos a nosotros mismos. No queríamos mirar a una canción que había funcionado y por ello hacer otra parecida. Eso fue casi lo único que nos planteamos de forma consciente”. (Boyd) “De todas formas pienso que hay conexiones entre nuestros discos. Si los escuchas puedes intuir distintas direcciones, en las que íbamos avanzando poco a poco. Sin embargo, es cierto que ahora si podemos decir que “Morning View” es el trabajo de Incubus definitivo, por cómo sonamos. Suena totalmente a Incubus. ¿El próximo? Bueno, espero que suene totalmente diferente, eso mostrará que somos un grupo que no para de avanzar. Yo soy de los que piensa que hay que ir evolucionando, porque de lo contrario te puede pasar como esos grupos que encuentran un sonido y lo usan disco tras disco, escribiendo canciones que suenan igual durante años”.
EVOLUCIÓN CONSTANTE
Sin embargo, y para ser honestos y para que nadie se lleve un desengaño, tenemos que decir que evolucionar es lo que han hecho por ejemplo System Of A Down o Deftones en sus últimos trabajos, mientras que lo que han hecho Incubus más que evolucionar ha sido darle un mayor sentido global y homogéneo a sus nuevas canciones, en la línea que ya apuntaban en temas de “Make Yourself” como “Nowhere Fast”, “Stellar”, “Drive” o “I Miss You”. Un álbum mucho mejor basculado para el que se han tomado su tiempo. (Boyd) “Queríamos hacer el disco en una casa de la playa todos juntos de la manera en que lo harían unos Led Zeppelin, por eso buscamos la casa en Malibú, lejos de los vecinos, para no molestar a nadie. Nos mudamos allí, vivimos allí, comimos allí, todo allí. Nos levantábamos y tras desayunar entrábamos en la sala habilitada con todos nuestro material, confiando bastante en nosotros, para saber que si un día no nos sentíamos lo bastante creativos, podíamos salir, hacer windsurfing o tomar el aire y volver al día siguiente”. Un ambiente de ensueño que ha quedado reflejado en unas canciones mucho más corpóreas, más directas, más acotadas. Temas que poseen un elevado poder melódico como “Nice To Know You”, “Wish You Were Here”, “11 Am”, “Mexico” o mis favoritas “Are You In?” y la hipnótica “Under My Umbrella”. (Boyd) “Mi forma de escribir canciones se ha vuelto muy autobiográfica. Suelo escribir sobre cosas que pasan en mi vida o alrededor. En cierto sentido, las letras son como pensamientos filtrados. Me pasa algo y mi manera de encarar ese evento es escribiendo sobre él. Como te comenté antes, el estar de gira acabó con un par de relaciones, una de ellas de más de tres años y eso puede proporcionarte material suficiente para escribir”. Una combinación, la de texto y música, en la que ha participado de forma esencial el afamado productor Scott Litt (R.E.M., Aerosmith...) que, por otro lado, repetía con la banda al ya co-producir con ellos su a
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