Un lugar en el mundo
EntrevistasTindersticks

Un lugar en el mundo

David Saavedra — 06-08-2003
Fotografía — Archivo

Siguen reivindicando su lugar en el mundo y la vigencia de su discurso. "Waiting For The Moon" (Beggars Banquet/Everlasting, 03) es su sexto álbum y crea un entorno de esperanza para luchar contra las confusiones de la vida. De todo ello hablamos con el carismático Stuart Staples.

Le ves a metros de distancia y ya sabes que Stuart Staples es un artista. Su presencia es magnética. Habla en tono confidencial, sumamente amable y cercano, mientras fuma tabaco de liar y esboza tímidas sonrisas. Todo un placer, similar a la escucha de "Waiting For The Moon", un disco tremendamente romántico y positivo que defiende con coherencia. "Gradualmente te gusta cambiar, aunque creo que en nuestra música siempre ha habido una luz, quizás no de un modo tan obvio. Éste es un disco de pequeños sentimientos y queríamos ser instintivos con respecto a de dónde venían y cómo transmitirlos. No hay tantos extremos como en obras anteriores". ¿Molestaban tantas referencias a la tristeza cuando se hablaba de su música? "Puedo entenderlo, sobre todo cuando vuelvo a los tres primeros discos", replica su líder.

"Para nosotros la alegría siempre ha sido igual de relevante"

"Perdí a gente, perdí amigos... pero no quería retratar esas experiencias conscientemente, sino que salió así. Para nosotros la alegría siempre ha sido igual de relevante, aunque en aquella época quizás fuese más ínfima. Este álbum tiene más que ver con la paz y la confusión". Paralelamente a los nuevos desequilibrios, Staples reconoce haber simplificado sus letras, "algo que perseguía desde hace mucho tiempo. Antes buscábamos más la descripción, pero ahora quiero definir las cosas con menos palabras, capturar un momento en el tiempo". Interesante idea a la que añade ésta: "El espacio es algo realmente importante en la música, te sirve para crear una sensación de misterio y fascinación. Las cosas directas son muy aburridas, pero la simplicidad crea una mística diferente". "Waiting For The Moon" (al que habría que añadir la banda sonora para el film de dibujos animados "The Trojan Horse" y el concierto en el Coliseu Dos Recreios de Lisboa, ambos editados simultáneamente en su web tindersticks.co.uk) marca una evolución sin ruptura. Le pregunto al privilegiado vocalista si alguna vez se sintieron esclavos de su propio sonido. "Por la época de ´Curtains´ (97) llegamos a pensar eso -reconoce-, sólo podíamos ver los límites de lo que estábamos haciendo, pero quizás ahora lo percibimos como algo especial, poderoso y hermoso, la base para ir a donde queramos. Llegados a este punto, tras once años tocando juntos, nos hemos dado cuenta de que no nos queda otra opción". El de Tindersticks es, pues, un estilo reconocible y apuntalado con el que parece que no van a querer romper. Staples subraya la unicidad de su discurso pero sin querer verla como música para élites. Es más: afirma que Tindersticks es una banda de su tiempo: "aunque se suponga que utilizamos elementos más reaccionarios. Cada vez nos sentimos más aislados, aunque todos sabemos que no vivimos en un mundo de ensueño. Nuestra música es un escape y un antídoto para ese tipo de sentimientos en plan ´qué hago yo aquí, dónde estoy´... te hace más fuerte".

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