Con lo complicado que resulta juntar ideas y ponerlas en orden de cara a
un segundo disco y The Baltic Sea se ha decidido a dar una vuelta de tuerca
más. Esteban ahora canta en castellano. “La
decisión del cambio al castellano ha sido tomada un poco entre todos. Es cierto
que mi manera de expresarme en música, en las letras, ha sido casi siempre en
inglés, y que a veces cuesta adaptarte al cambio en cuanto a que lo que cantas
puede sonar más directo, más desnudo, y más siendo letras personales y
autobiográficas, pero también es cierto que conforme avanzas te acostumbras. Yo
sí noto un cambio en mi manera de escribir canciones: he perdido mucho miedo a
decir ciertas cosas”. Hacía tiempo que comenzaba a vislumbrarse en el
tiempo un segundo disco que deja de lado los paisajes escandinavos y oscuros
que poblaban el debut y abraza una cínica luminosidad. “Hemos pasado el tiempo desde el anterior disco dándole vuelta a las
canciones. En este disco hemos querido desarrollar ciertas ideas de canciones
que nos gustaban hasta que quedasen como realmente nos gustara. Ha sido mucho
más largo y también más satisfactorio, un disco de transición en cuanto a
trabajar sobre unas bases y ahora sobre otras. En el segundo disco comienza a
aparecer la presión para eso, para hacer un disco si quieres dedicarte a esto.
Nos ha hecho más grupo de lo que éramos antes. Sabes que no te puedes por
ejemplo ir de vacaciones porque tienes que grabar un disco”. Había ganas,
sí, y como aperitivo el EP “La verdad”
con sus recomendables remezclas (a cargo de Anorak, Fizz Moon, Eme y José
Contreras, Vitaminsforyou y Zort) (“La
elección de la canción ‘La verdad’ como single de adelanto fue un poco rápida
espontánea, enseguida surgió la idea de las remezclas que acompañaron al tema y
sacarlo como un EP de adelanto también en parte por el tiempo transcurrido
desde el primer disco”) que hacía sólo de apresurada y espontánea punta del
iceberg de temas como la intensa “Dos
años más” o ese gran comienzo de disco con “El gran blanco”. Todo muy crudo y
sobrio, japonés abriendo el símil pescador. Y una sensación que se pega a “El Gran Blanco”, la tristeza ha dejado
paso a su natural sucesor: una incipiente mala leche. Bien por ellos. “La canción ‘El gran blanco’ habla de cómo
a veces lo que es una cosa a ojos de los demás puede ser otra bien distinta
para los que conocen más de cerca esa realidad. De cómo en ocasiones se erigen
entre nosotros lo que parecen grandes tiburones capaces de poder con todo y sin
embargo la verdad muestra que quizá lo que parecen peces pequeños pueden llegar
a esa misma altura con un mérito, o al menos esfuerzo, mayor”. No son las
únicas novedades, la incorporación definitiva de teclados en directo, un nuevo
y bien encajado batería y la alianza con un recién nacido en la industria
también tienen algo que decir. “La
incorporación de Mariano a la batería ha sido muy buena, creo que le ha dado
una gran solidez al sonido de las canciones, quizá por el hecho de que el venía
de tocar metal. El paso del anterior sello al que nos saca el disco ahora,
Cuac, no ha sido traumático ni nada parecido, ha influido mucho el hecho de
conocer a las personas que han puesto en marcha Cuac y poder ver que podemos
confiar en ellos como soporte del disco”. Y hablando de la industria, ¿cómo
está de lo suyo? “Es mentira que la
industria musical vaya, vayamos, a ir a la ruina, cada vez va más gente a los
conciertos y hay muchas maneras de distribuir y dar a conocer la música y los
discos. La crisis de las discográficas es muy relativa, el dinero no se fuma,
sólo se distribuye de otra manera, no hay más que ver que sigue habiendo
promociones faraónicas”. Nos lo cuenta Esteban, a punto de irse a pescar,
entrenando para estas mayores presas que junto a Kiko, Raúl, Mariano y
Alejandro tienen entre ceja y ceja.
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