Huyendo de la situación que ha dejado la pandemia en nuestras vidas, The Tyets hablan de sociabilizarse, “sacar la nariz allí donde haya gente, donde esté el ambientillo”. El “trapetón”, sonido con el cual el dúo se dio a conocer, ha pasado por diferentes etapas de maduración que han resultado en un popurrí idóneo de nueve canciones.
¿Cómo lleváis este boom que está habiendo desde el debut del disco?
(Xavi Roca) Nos ha sorprendido que haya temas que no esperábamos que a la gente le gustaran tanto y después ver que, por el feedback de Instagram, sí gusta. Está súper guapo todo.
(Oriol de Ramón) Pero aún le queda tirada al disco. Ahora se está moviendo más por nuestros ambientes y, poco a poco se irá dispersando.
Seguramente, ya os lo habrán preguntado muchas veces… ¿A qué os referís con esto del pipeo?
(Oriol) Es un disco que habla como de un mundo como si esto de la Covid-19 no hubiera pasado, el mundo como lo conocíamos antes. El pipeo era el hecho este de ir a sacar la nariz a una fiesta, ir a catar el ambientillo.
(Xavi) De socializarse. Si hay gente donde sea yo voy, esta es la filosofía del pipeo.
"Los cimientos del disco fueron durante el confinamiento, entre abril y mayo. Después vinimos aquí al estudio y empezamos a grabar voces".
Un disco que habla de moverse y sociabilizarse en plena pandemia, ¿cómo es eso?
(Xavi) Cuando empezamos a hacer el disco estábamos todavía en el primer confinamiento cuando todo el mundo tenía las expectativas que serían dos semanas y, después volveríamos a la vida real. Nosotros pobres ilusos también lo creímos, no hicimos caso a lo que pasó más tarde.
(Oriol) Ha pasado de ser una realidad a una ficción, la nostalgia a lo que conocíamos de antes.
(Xavi) Yo creo que nuestros seguidores piensan “qué hijos de puta”, y a la vez “oh, qué bonito era”, el hecho de poder salir de fiesta.
Se entiende que la preparación del disco fue en confinamiento. Ya llevabais tiempo pensando en sacar este nuevo álbum, pero ¿cómo fue trabajar en estas circunstancias?
(Xavi) Los cimientos del disco fueron durante el confinamiento, entre abril y mayo. Después vinimos aquí al estudio y empezamos a grabar voces. También en verano estuvimos en un apartamento en Camprodón en el que pudimos inspirarnos y escribir algún trozo de algún tema.
(Oriol) Fue bastante bien, fue una semana de cierre de relax. Nos metíamos en la terracita y nos poníamos a escribir.
Pero, por ejemplo, una canción como “Innobar” que habla de una noche de fiesta… ¿De dónde os vino la inspiración? Entiendo que tirasteis de recuerdos de fiestas pasadas.
(Xavi) Es un bar de Mataró que está cerca del Clap. Allí íbamos a hacer todas las pres (previas de fiesta).
(Oriol) La primera parte de “Innobar” la escribí en confinamiento en mi casa y, la acabamos en Camprodón. Yo tenía la sensación de que aquello se acabaría y nos dejarían salir.
Veo que estáis muy orgullosos de ser del Maresme, lo mencionáis a menudo en vuestra música, como en “Oye mulata”.
(Xavi) Muchísimo. Es un poco el estilo de vida que se lleva aquí ¿no?, nuestra música. Vivir un poco despreocupado y sociabilizar mucho, con mucha gente. Al final, el hecho que el Maresme sea alargado de forma, para nosotros en el pasado era la clave. Hay un bus que se hace todo el Maresme de punta a punta, entonces podías ir a todas las fiestas mayores, sociabilizar con todo el mundo, conocías gente.
Por otro lado, tenéis temas como “Mama tinc pipi”…
(Se ríen)
(Xavi) Esto viene de cuando hacía P5. Una muy amiga mía me hizo una carta de amor y yo la rompí delante de ella y la tiré a la basura. La profe me metió una bronca delante de toda la clase. Un día recordándolo, pensé que estaría guay hacer una canción que hablara de esto, pero girando el punto de vista. Como si fuera yo la persona que escribe esa carta de amor. Así no quedo tan hijo de puta.
Entonces, ¿Qué queréis transmitir a vuestra audiencia con las nueve canciones con las que cuenta el álbum?
(Oriol) Cada canción representa un mood diferente, un estado de ánimo. Dependiendo de cómo estés o del momento en el que te pille. Depende si estás haciendo una comida, estás con amigos, o estás haciendo una previa de fiesta, puedas tener una canción para escuchar y que te represente en el momento.
“El Pipeig” pasa por una variedad de estilos, tanto el reggaetón, como el trap, el pop... ¿Cómo os definiríais dentro de este popurrí? Además, cuando empezasteis os enmarcabais dentro del “trapetón”, al cual le dedicáis una canción.
(Xavi) El “trapetón” se encoñó con nuestro primer disco hace dos años. Aun así, ha madurado el concepto “trapetón”. Sí que es como el concepto fácil para representarnos, pero a la vez el disco es ecléctico, tiene muchos sonidos.
(Oriol) No diremos que no hacemos “trapetón” porque la gente lo relaciona con nosotros, pero ha evolucionado. Es esta maduración del sonido y del proceso también. El hecho de sacar un disco nos ofrecía más posibilidades para poder mostrar varías facetas nuestras. Poder arriesgar un poco más, con más estilos. Cuando sacas un single, tiene que funcionar. No tienes tanto margen para arriesgar. Puesto que teníamos media hora de música, era una oportunidad para poder llevar al oyente por un mundo diverso.
(Xavi) Por ejemplo, “Vaticano” que consideramos que es un temón, nos encanta, no lo hubiéramos sacado como single, pero como canción complementaría del disco nos cuadra perfectamente.
"El “trapetón” se encoñó con nuestro primer disco hace dos años. Aun así, ha madurado el concepto “trapetón”. Sí que es como el concepto fácil para representarnos, pero a la vez el disco es ecléctico, tiene muchos sonidos".
Habéis hecho colaboraciones con La Fúmiga y una cantante de Mataró, ¿Cómo ha sido?
(Oriol) Con La Fúmiga había buen rollo. Nos invitaron hará cinco meses a un concierto suyo. Allí empezó la relación de amistad. La misma semana nos dijimos mutuamente de hacer una colabo. El hecho de colaborar nos gusta mucho porque hay canciones que necesitan un toque fresco más allá de nosotros dos, en cuanto a voces. También nos gusta dar un espacio a personas que nos gusta su arte. Hacer cosas con artistas de aquí de Mataró, tipo videoclips, portadas y, así, crear juntos una red y aprovechar la plataforma que sería The Tyets para exponer un poco el talento local que tenemos.
“El Pipeig” se está escuchando cada vez más. ¿Qué mensaje os gustaría dar a vuestra audiencia?
(Oriol) Nos gustaría decir que la gente pueda analizar el disco. Somos muy puñeteros y hay muchos detalles. Hay muchas referencias a muchos artistas, sonidos, etcétera. Pedimos una escucha critica por simple goce, eh, nada más.
¿Cómo afrontáis el hecho de los conciertos y la situación que está dejando la Covid-19 al mundo cultural, de los escenarios?
(Xavi) En cuanto a organización y logística del directo, lo estamos preparando muy tocho. Antes llevábamos un formato de tres, hemos incorporado una persona a percusión/batería. También incorporamos instrumentos como el saxo, la guitarra y el ukelele.
(Oriol) Sí que es verdad que la tendencia de los grupos ahora es reducir para poder tocar en cualquier lugar, y nosotros vamos a la contraria.
(Xavi) Si les llevas chicha, aunque la gente esté sentada se activarán y disfrutarán de un show, una performance. Pero es una mierda como se está gestionando todo esto del mundo de la cultura, me parece nefasto. Nosotros lo estamos preparando cómo si no hubiera pasado nada, es decir, el formato es igual de enérgico, igual de potente y dinámico que lo hubiera estado sin la Covid-19. Pero somos conscientes que empezaremos, y posiblemente, acabaremos la gira con la gente sentada.
¿Cómo empezásteis a hacer música como dúo?
(Xavi) Con tres años nuestros padres nos apuntaron en la misma escuela de música, en el Carreró en Mataró. Íbamos a escuelas diferentes, pero siempre coincidíamos en música. Al final, casi todo nuestro background musical ha sido compartido. Él es clarinetista y, yo saxofonista. Fuimos tocando de todo un poco: jazz, funk, r’n’b, soul, cosas más clásicas, etcétera. Más adelante, formamos un grupo con unos colegas que se decía Zoom Musiquilla. Era así estilo pop, reggae, mítico que se llevaba hace cinco años a fiestas mayores de pueblo. El grupo murió cuando me fui a México a estudiar, y también porque tenía que morir. A partir de ahí, él y yo empezamos a probar a hacer cosas con el ordenador, nos moló y produjimos el primer EP a distancia entre Girona y México. Volví y aquí empezó The Tyets.
En cuanto a cantar en catalán, ¿creéis que, en un hipotético en que llegarais a ser más famosos por España, dejaríais de escribir en catalán por el simple hecho de alcanzar un público más amplio?
(Oriol) A veces nos sale cantar en catalán, en castellano, incluso en inglés. No le damos demasiadas vueltas a esto. Por ejemplo, “Vaticano” sí que queda bien en inglés, pero un “Txarango al Canet Rock”, no.
(Xavi) Se tiene que poder variar. También creo que es importante normalizar el catalán. No es ni abandonarlo ni abanderarse. Simplemente el catalán es nuestra lengua, cantamos en catalán, pero también cantamos en castellano, en inglés, etcétera. No creo que dejemos nunca de cantar en catalán, simplemente que lo normalizas. Desde nuestro parecer, cuantas más lenguas, más rica será la música que hacemos. Incluso hemos metido italiano en el disco. Que cada uno cante cómo quiera.
Para despedirnos, os pediré que os mojéis y me digáis cada uno vuestra canción preferida del disco.
(Oriol) Nosotros todo lo que hacemos nos lo producimos en nuestro estudio, excepto una canción: “Mama tinc pipi”. Decidimos grabarla en el estudio de Luup Records con el camaleón, puesto que tienen mejor material. El proceso de producción me gustó mucho.
(Xavi) Para mí, el proceso de hacer “Vaticano” porque el sampler que se escucha de flauta es una nota de voz de WhatsApp que hice en la residencia. Había un sonido súper guapo de flauta y encontré como este fraseo. Y como canción final pues “Mama tinc pipi”.
(Oriol) A mí también me gusta mucho el último minuto de “Oye mulata”.
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