Han pasado dos años, así que nadie ose mencionarles ahora a Interpol, Editors o The Walkmen, ya que en el discreto “Without Feathers” cuesta reconocer a la misma banda que facturó aquel “Logic Will Break Your Heart” (Atlantic, 04). ¿Es el suyo un inteligente desmarque o es que simplemente han perdido la magia que les alumbró? Su vocalista Tim Fletcher trata de explicar el porqué de tan abrupta mudanza de piel. “Básicamente no queríamos repetirnos. Queríamos encontrar nuevas formas de expresarnos, con una nueva estética. Muy a menudo las bandas ponen en el mercado el mismo disco por dos veces, y repiten su fórmula. Nosotros creemos que es importante trascender las propias limitaciones y tratar de hacer algo nuevo como un desafío, necesitamos hacerlo para mantener fresco nuestro trabajo. Además de eso, muchas veces el primer disco agrupan una serie de canciones que han sido compuestas a lo largo de un periodo amplio de tiempo, y en el segundo ya has acumulado tantas experiencias distintas que necesitas hacer algo completamente distinto. Queríamos reflejar eso. Es algo que la mayoría de bandas a las que admiramos, como Beatles, The Clash o Radiohead, han hecho más de una vez a lo largo de sus carreras. Tratamos de seguir ese modelo”.
"No queremos ni aburrirnos ni aburrir a la gente con esa especie de música post punk que tanto se ha practicado" |
Parece que los tiros van por ahí, por escapar a esa sobresaturada escena de revisionismo after punk con ramificaciones de lo más diverso, que parece tener a la Gran Manzana como epicentro. “Todo lo del sonido propio de las bandas de Nueva York suena demasiado a algo ya hecho antes, no queremos ni aburrirnos ni aburrir a la gente con esa especie de música post punk que tanto se ha practicado. Hemos acabado un poco hartos de eso”. En lo que no va a coincidir, claro está, es en la pérdida de inspiración e intensidad que supone un trabajo tan monocromático como este “Without Feathers”. “No lo creo. Creo que hay más hondura emocional en este disco. Hay menos reverberación, de acuerdo, suena como si se hubiera grabado en una estancia más pequeña, pero creo que este disco es más sobre sentirse herido tras una ruptura. Es un disco más consciente de cómo debe sonar, y no creo que carezca de misterio, sobre todo si uno trata de escucharlo una y otra vez. Posiblemente a la gente que no le guste le hubiera gustado escuchar un sonido más atmosférico, pero ahora mismo no estamos por eso”. ¿Ha tenido algo que ver en ello la marcha del guitarrista original Greg Paquet y la incorporación del batería Dave Hamelin como nuevo guitarra? “Ahora trabajamos más como una banda. Lo decidimos todo de forma más relajada, como un proceso muy natural en el que todo lo discutimos previamente en el estudio. Siempre quisimos tener intuición a la hora de trabajar como una banda. Así hemos trabajado en este disco”. Hasta el título del disco (“Sin plumas”) parece ideado en oposición a la portada de su debut, cubierta de plumas que caían del cielo. “Es en parte por eso, (por lo que comentas de la portada anterior), pero se basa sobre todo en un libro de Woody Allen del mismo título. Está sacado de un título anterior de Emily Dickinson, que viene a significar ´sin esperanza´, sin esperanza de volar lejos o de cambiar. Pero para nosotros, la lectura es que ‘sin plumas’ significa que no haya nada que oculte lo que queremos decir. Es la idea de nosotros reducidos a la esencia, a la realidad que somos, sin artificio. En realidad, de alguna manera es como si nos hubiéramos desprendido de las plumas del primer disco”. Cambiando de tercio, es interesante terciar su opinión sobre esa camaradería tan comunal y característica de la escena de bandas canadienses (tan poco habitual en otras latitudes) y sobre el creciente interés que los medios especializados han mostrado últimamente hacia sus excelencias: “Sí, es tal y como parece. Metric, Jason Collett, Apostle Of Hustle… todos nos llevamos bien y todos nos alegramos del éxito de cada uno de nosotros. Admiramos lo que hace cada uno y no hay nada de competitividad. Creo que vivimos un momento especialmente brillante en la música canadiense. Y lo es por ambos factores, por la música en sí y por la atención de los medios. Me hace sentirme bien, ya que la gente de Canadá tiene un montón de opciones y de cosas por la que admirar musicalmente a su país. Los medios son ahora más curiosos que antes también, pero creo que en ocasiones se les va de la manos la proporcionalidad a la hora de ejercer su opinión, con titulares del tipo ´Canadá salva al rock and roll’, como cuando decían ´Islandia salva al rock and roll´”. Y como coletilla, un último deseo: “Vamos a ir a Europa, ya que no lo hicimos con el anterior disco. Nunca hemos tocado en España, Francia o Italia, así que en otoño iremos por allí, y seguramente al verano siguiente para entrar en la programación de algún festival”.
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