La culpa la tiene sobre todo la pasión que le pone Carl componiendo y grabando canciones de indie pop inteligente fronterizo con otros géneros, sin dejarse por el camino la capacidad de sorpresa.
El músico canadiense nos recibe por Zoom con su mejor sonrisa: se nota que es de los que no pueden vivir sin canciones (propias y ajenas), pese a ser muy consciente de que las cosas ya no son tan fáciles para una banda como la suya. El tiempo pasa, la competencia es feroz, y girar por Europa les resulta cada vez más caro y, por lo tanto, difícil. Pero un agradecido y jovial Carl nos regala una montaña de reflexiones interesantes llenas de sentido común.
Después de oír el disco un par de veces me ha dado la impresión de que os habéis aventurado por nuevos territorios. ¿Necesitas que haya alguna novedad?
Creo que no es consciente. Cuando grabamos un nuevo disco y me da la impresión de que estamos haciendo algo que hemos hecho mucho, lo descarto. Me atraen las cosas que son un poco distintas. No tienen que sonar increíblemente nuevas u originales, pero quiero que suenen a algo que no hemos hecho. Y luego, después de un tiempo, ves que ciertas canciones tienen algo en común. Hay tres o cuatro así y las acabas. Entonces te dices: “Vale, éste es el sonido del disco”. Esas canciones influyen en otras. Las pones juntas y empiezas a trabajar en algo coherente. Hay canciones que me gustaban y que se quedaron fuera porque no encajaban.
“Me fascinan las canciones de dos acordes que suenan complejas, eso es otra liga”
El álbum me ha parecido especialmente potente en cuanto a la producción y también en el trabajo vocal. ¿Lo ves así?
Sí, me gustan las voces. Pasé mucho tiempo tratando de encontrar un equilibrio entre ellas. Muchas canciones tienen las voces muy empastadas armónicamente. Hay una principal, y luego una o dos más armonías muy juntas. Lo que trataba de hacer es que sonaran como una sola voz.
Predomina la luminosidad en cuanto a las armonías, un sentimiento positivo. ¿Es una reacción a la oscuridad por la que hemos pasado?
Creo que si hay un tema en el disco es el de luchar. Pelear en cualquier circunstancia. Tuvimos que luchar durante el aislamiento. Incluso el título del disco (en castellano “Continúe como invitado”). Me gustaba porque me atrae la idea de que si el mundo se está volviendo un lugar oscuro seamos simples invitados. ¿Qué es lo que dice Jesús en la Biblia? Que estés en el mundo, no por encima. Creo que pensaba en algo así con la primera canción “Really Really Light”, que me gusta mucho. Es aspirar a algo mejor. Estar en un sitio no muy bueno, y soñar en una era en la que te podías limitar a hablar del tiempo, cuando las cosas eran más ligeras. Así que sí, sin duda está la idea de ansiar un lugar mejor donde estar.
Hablando de “Really Really Light”: leí que muchas veces retomas ideas antiguas que no llegaste a terminar. Me parece un modo interesante de trabajar.
Sí, nunca saco algo con lo que no esté satisfecho. Si una idea me parece inacabada, la dejo por un tiempo. Puede ser buena, pero igual no sé qué hacer con ella en el momento. La dejo en barbecho, y puede que la retome en unas pocas semanas, meses o incluso años. Está bien cuando esto impulsa tu creatividad, cuando vuelves y tienes ideas nuevas que casan con las antiguas. Lo disfruto, me gusta el proceso. Me resulta terapéutico. Siempre es positivo ser creativo, incluso si no terminas algo.
Después de tantas canciones, ¿cuándo te parece que la última que has hecho es buena?
Es un feeling que va cambiando. Un día una canción es mi favorita, y al día siguiente la quiero sacar del disco. Trato de ser un crítico muy duro conmigo mismo. Intento escuchar mis canciones y ser cruel con ellas. Oírlas y ver qué funciona y qué no. ¿Qué letras me gustan? ¿Y cuáles no acaban de funcionar? O la interpretación vocal. ¿Qué no me gusta de ella? Voy así y trato de afinar todo. Y en ocasiones todo se viene abajo. Hay veces que ves que no funciona y dices: “La voy a meter en un cajón y volveré a escucharla en unos meses”.
“Nunca estoy contento del todo, es casi patológico”
Y como productor, ¿cuánto disfrutas del proceso técnico?
No soy bueno con la parte técnica. En algún momento alguien tiene que venir a mezclar o a regrabar cosas que quizá yo no grabé lo suficientemente bien. Pero me encanta jugar con el sonido. Es divertido manipular sonidos, hacer bucles, subir el volumen o bajarlo. Es una forma divertida de enredar. Como improvisar, pero tú solo, moviendo faders. A veces corto cosas, en plan de ¿qué pasa si elimino el puente? Me encanta hacer cosas así, me divierte. Y creo que sólo lo puedes hacer con la tecnología moderna. No podías en los setenta. Pero me encanta coger una canción, cortarla y rehacerla. Una de las cosas más divertidas que hay es coger un tema y pasarlo por un arpegiador o un octavador.
Es usar el estudio como un instrumento, ¿no?
Sí, en gran medida. Me encanta. Es verdad que a veces parece que estés haciendo trampas, y me siento como que tendría que poner al ordenador en los créditos (risas).
Pero en este caso, el disco me suena bastante bien. ¿Qué tienes en la cabeza en cuanto al sonido?
No lo sé. A veces tienes la sensación de que no está bien, y después llega un punto en que todo cuadra. Quitas lo que parece superfluo y repasas todas las partes pensando qué es esencial. ¿Qué es importante para la canción? Una vez llegas ahí, encuentras el equilibrio. Pero es un feeling. A veces no sé si una canción va a ser de rock o una balada, porque cuando compones con una acústica puede ser cualquier cosa. Hay momentos en que tienes que tomar esa decisión: ¿Qué tipo de canción es? Y a veces no lo sé. Puede empezar como una canción rock y acabar siendo algo muy minimalista y tranquilo. Esto va canción a canción.
Es totalmente instintivo.
Sin duda. Yo no crecí tocando un instrumento. Nadie de mi familia tocaba un instrumento y yo cogí una guitarra a los dieciocho. Así que siempre me he acercado a la música como fan. Hay una parte de mí que sigue siendo simplemente un melómano. Escucho mi música pensando qué quiero oír. Hasta cierto punto haces lo que quieres escuchar, la música que querrías que estuviera en el mundo. Ésa es la parte que me da más alegría, es una revelación. Todavía me alucina poder hacer mi propia música, con el peso que ha tenido la música en mi vida. Trato de no darlo por sentado.
Es un manera muy saludable de ver las cosas. Como banda, ¿trabajáis las canciones de manera similar a cuando empezasteis?
Bueno, la diferencia es que ahora puedo hacer muchas más cosas solo. En el estudio solía ponerme detrás de nuestro bajista, John Collins, y decirle lo que hacer, porque yo no sabía cómo. ¿Por qué no intentamos hacer esto? Él solía ser quien experimentaba, y yo le decía: “Es está bien, pero vamos a probar esto otro”. Eso fue bueno, porque aprendí mucho de él. En estos años he aprendido un montón de cierta gente, y ahora puedo llevar a la banda las canciones mucho más hechas. Esto simplifica las cosas, porque se ensaya menos. Quiero que la canción tenga un feeling y ellos tocan su parte. He tocado con ellos el tiempo suficiente para saber lo que quiero: saben que me tienen que mandar cinco o diez ideas para escoger. Pero en líneas generales trabajamos de forma muy parecida. El gran cambio es que soy más activo grabando y en la producción. Pero nos enfocamos en la música básicamente del mismo modo.
“Si hay un tema en el disco es el luchar, pelear en cualquier circunstancia”
La canción que da título al álbum es una de las más inspiradas. ¿Qué me cuentas de ella?
Recuerdo pensar que era la más rara. Era la única de la que no estaba seguro. Pero según hacíamos el álbum, me di cuenta de que era la que más gustaba a la gente. Cuando le toqué las canciones a mi manager era la que más le gustaba. También era la favorita de Neko (Case), así que acabé pensando que estaba bien. Sólo que era distinta. Es la canción que suena más alejada de todo lo que hemos hecho. Y por eso me gusta. Me encanta el saxofón, que lo tocó un amigo. Siempre que alguien toca muy bien algo que has compuesto es como que cobra vida.
Volviendo al single “Really Really Light”, es muy sencillo, pero a la vez tiene algo complejo, no sé si extraño, difícil de definir…
Al final es una canción de rock con un montón de instrumentos sonando. Pero quería hacer una canción rockera que no fuera típica. ¿Conoces “Needles In The Camel´s Eye” de Brian Eno? Tiene mucho ritmo, pero es un poco confusa. Quería eso mismo.
¿Buscas conscientemente esa mezcla de lo simple y lo complejo?
Ah, sin duda. Creo que algunos de mis compositores preferidos, como Bacharach & David, Jimmy Webb o Brian Wilson hacen que la música compleja suene sencilla. Siempre he admirado eso. Pero es que además es divertidísimo coger algo sencillo y expandirlo. Me fascinan las canciones de dos acordes que suenan mucho más complicadas. Ésa es otra liga. He tratado de hacerlo más en los últimos años. Puedes hacer una canción que vaya simplemente de Re a Sol, pero puedes llevarla a muchos sitios. En un solo acorde hay infinitas melodías. Siempre me ha encantado decorar nuestras canciones como si fueran árboles de Navidad: ponerles arreglos, ritmos y elementos percusivos raros. Es muy divertido.
Es vuestro primer disco en Merge. Tiene todo el sentido, parece como muy natural.
Siempre me ha encantado. Desde que empezaron. Soy muy fan. Es un poco un sueño hecho realidad, porque me acuerdo de comprar discos de Matador (sello en el que sacaron varios discos) y Merge en los primeros noventa. Destroyer lleva mucho tiempo en Merge. Así que conocía a todo el mundo, son amigos. Y me flipan Arcade Fire, Neutral Milk Hotel, Magnetic Fields, Spoon…Estoy muy contento, porque era nuestra primera opción. Se lo dije a mi manager: si nos quieren sacar el disco, lo tienen.
El caso es que es ya vuestro noveno LP. Supongo que a estas alturas tiene que haber algo muy profundo que te motive para seguir en esto. ¿Qué es?
Pues no lo sé. Creo que nunca estoy contento del todo. Estoy orgulloso de todo lo que he hecho, pero siempre estoy como pensando en lo próximo. ¡Nuestro nuevo disco sale en pocos días y ya estoy muy metido en el siguiente! Es casi patológico y va a más. Estoy más motivado que nunca para componer y grabar. Creo que con 25 años era mucho más vago; sólo quería fumar hierba, beber y ver la tele. Ahora es al revés. No comprendo a quienes lo dejan, siempre me han dejado perplejo. Gente que conozco que de repente deja de hacer música. ¿Por qué? Me lleva a preguntarme por qué empezaron a hacer música si pueden parar tan fácilmente.
Bueno, quizá las relaciones dentro del grupo se deterioran y la gente se quema, ¿no?
Sí, algo de eso hay. La gente se mete en la música por razones diferentes: fama, chicas, yo qué sé. Y esas razones me parecen bien. Pero a mí siempre me ha apasionado la música, porque el efecto que tenía en mí era mágico, como una especie de alquimia. Puedo sacar de la nada algo que mole: eso me fascina. Y siempre será así, no me veo retirándome. Creo que siempre voy a querer hacer música. No me veo parando.
Tengo un par más: la primera es cómo crees que ha cambiado la industria desde los tiempos en los que empezasteis.
Bueno, la industria ha cambiado enormemente. Cuando nosotros empezamos a mediados de los dos mil era una buena época para estar en una banda de indie rock. Había una especie de boom, porque era el momento en que The Shins eran grandes, Arcade Fire eran grandes, cualquiera era grande. Yo tenía la impresión de que la gente compraba nuestros discos. Los músicos licenciaban sus canciones, yo mismo lo hacía mucho. Todo esto se fue al traste. En parte se debe a que llevamos en esto alrededor de veinte años, no puedes ser una nueva banda emocionante durante tanto tiempo. Y no todo el mundo se convierte en leyendas como Bob Dylan o Radiohead. El resto tenemos que seguir trabajando. Pero sigo dando gracias por seguir a flote en el negocio, por poder seguir haciendo esto. Sigo aquí y puedo hacerlo, así que me va bien.
¿Vais a venir por Europa o España este verano?
De momento, no. Queríamos tocar en Primavera Sound, pero no salió. He olvidado por qué, pero fue un bajón. Me encanta España. Hemos tocado en el Primavera Sound tres veces, creo. Y siempre nos ha ido muy bien por allí. Me encantaría volver. El problema es que girar se está poniendo más difícil porque cada vez es más caro. Pero quiero ir porque siempre me ha gustado España.
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