"Todavía no nos podemos creer que éste sea nuestro trabajo"
EntrevistasThe Last Dinner Party

"Todavía no nos podemos creer que éste sea nuestro trabajo"

Fran González — 10-02-2024
Fotografía — Cal McIntyre

Solo hay una manera de defenderse de la mala baba generada por la incredulidad más vil y es brindando un primer disco incontestablemente bello. Prelude to Ecstasy (24) no solo se siente como el gran debut que todos estábamos esperando por parte de  The Last Dinner Party, sino también como un gancho de derechas en la cara de aquellos que las tildaron de banda prefabricada.

Tras haber trabajado duro y haber consolidado su pertinente estatus como animales de escenario (cuyas dotes las llevaron a telonear a los mismísimos Rolling Stones en 2022), el conjunto londinense da ahora un paso de gigantes en su carrera ofreciendo por fin su carta de presentación al mundo, colocando así la guinda a dos años de auténtica locura y crecimiento profesional que nunca habrían sido lo mismo sin haber contado las unas con las otras.

Antes de que “Prelude to Ecstasy” llegara a nuestros oídos, habéis vivido dos años muy intensos. ¿Cómo ha sido estar dentro de semejante locura?
Aurora Nishevci: Han sido simplemente dos años increíbles. En muy poco tiempo se nos abrieron puertas que jamás creímos que pudiéramos ni tan siquiera considerar para nosotras. Y como apuntas, también nos daba algo de respeto al principio, pero el hecho de tenernos las unas a las otras y saber que todo aquello que íbamos a vivir con la banda iba a ser compartido por las cinco, hacía que el proceso, la presión o los nervios fueran mucho más llevaderos. Estamos muy agradecidas por todo lo que nos ha pasado, pero especialmente nos sentimos afortunadas por el simple hecho de poder decir que nos dedicamos a la música, ¿me explico? Somos bien conscientes de lo difícil que es ganarse el sustento a través de cualquier labor creativa, y de hecho lo más común es que los artistas tengan que compaginar varios trabajos externos para poder invertir su tiempo en aquello que les apasiona. Nosotras todavía no nos podemos creer que éste sea nuestro trabajo.

“Nuestra experiencia previa sobre los escenarios es la mayor influencia que este disco tiene”

A pesar de tener muchas canciones grabadas, durante estos años apostasteis por curraros una puesta en directo antes de compartir vuestra música en plataformas. ¿Creéis que ese trabajo previo ha repercutido en la calidad del disco que presentáis ahora?
Lizzie Mayland: Totalmente. No tengo en absoluto dudas de que todo lo que se puede apreciar ahora en este disco es consecuencia directa de aquellos días tocando en directo y labrándonos un estilo propio en lugares de todo tipo. Nuestra experiencia previa sobre los escenarios es la mayor influencia que este disco tiene y la razón de que éste suene como suena. Nos interesaba ser consideradas como una banda de directo antes que cualquier otra cosa y lograr capturar esa energía para trasladarla posteriormente a nuestra versión de estudio se convirtió en nuestra obsesión. También nos sentimos muy afortunadas de haber contado con James Ford para dicho proceso, quien además de contribuir en la percusión de varias canciones nos ayudó a canalizar aquello que queríamos y perseguíamos para este trabajo.

Justo os iba a preguntar por James Ellis Ford, a quien tuvimos el placer de entrevistar hace unos meses por el lanzamiento de su debut en solitario. Es un tipo formidable, ¿verdad?
Lizzie Mayland: Lo es, sí. Y su disco en solitario me pareció genial, ¿verdad?
Aurora Nishevci: Conectamos muy bien desde el principio. Recuerdo que todo comenzó con una llamada de nuestra representante, que le conocía a través de otras bandas. Nos propuso trabajar con él y nosotras le dijimos de ir a tomar un café para conocernos, pues pensamos que era importante saber hasta qué punto conectábamos antes de lanzarnos a trabajar conjuntamente en el estudio. Y fue genial, desde el principio nos pareció un hombre muy interesante y sencillo. Durante aquella particular quedada nos dijo una cosa que se me quedó grabada. Nos habló de cómo Thelonius Monk, el pianista de jazz, acostumbraba a usar en el estudio de grabación la primera toma de sus interpretaciones, sin importar las imperfecciones que en ésta pudiera haber. Fue una lección muy interesante sobre cómo confiar en el trabajo previo que has desarrollado antes de enfrentarte a esa primera sesión de grabación y sobre cómo abrazar el trabajo imperfecto, que siempre será más humano y natural que cualquier pieza pulida hasta la excelencia.

Volviendo al tiempo de demora que decidisteis tomaros antes de publicar vuestra música, ¿os preocupó en algún momento estar alimentando una expectativa para la que no estabais preparadas?
Aurora Nishevci: Sinceramente, creo que hemos sido bastante afortunadas de haber podido grabar el disco antes de que hubiera ninguna expectativa puesta sobre nosotras. No sé si lo sabías, pero el disco ya estaba grabado y masterizado antes de que nos dieran ningún premio e incluso antes de que tuviéramos el honor de telonear a los Rolling Stones. Así que, nos gustase o no, el trabajo ya estaba hecho y lo único que podíamos hacer era dejarnos llevar y disfrutar de las cosas que nos iban pasando. Con el disco ya en el bolsillo, nos dedicamos a crecer en directo y a buscar atraer a una determinada corriente de personas que pudieran sentirse interesadas por aquello que hacíamos. Para nosotras, no tenía mucho sentido publicar música en plataformas sin que la gente nos conociera primero. Y de algún modo sentimos que esa paciencia nos ha sido premiada.

"Nos valoramos mucho como artistas y ninguna idea es considerada como ridícula"

La cosa es que el disco ya está aquí, y es una maravillosa mezcla de pop, rock opera, glam, y hasta de iconografía clásica. ¿Cómo se le encuentra sentido a una mezcla tan dispar?
Lizzie Mayland: Creo que la clave para nosotras siempre ha sido no querer replicar en ningún momento el trabajo y la obra de ninguno de nuestros referentes. Como dices, puedes toparte con ideas que recuerden a esas influencias que mencionas y a otras muchas. Incluso la gente nos asocia con mucha regularidad a ABBA, lo cual es curioso porque no es en absoluto una banda que consideremos entre nuestros referentes más próximos. Pero el pigmento que lo tiñe todo es el simple hecho de ser unas absolutas fans de la música, del teatro y de la poesía, y todos esos pequeños aportes, pasados por el canal creativo de las cinco, es lo que ha terminado trayendo consigo el sonido maximalista de este disco.

Referentes aparte, lo que sí podemos ver en canciones como “Sinner” o “My Lady of Mercy” son niveles muy altos de honestidad. ¿Creéis que la música os ha permitido expresaros con más libertad?
Aurora Nishevci: Bueno, la música y el arte en general son nociones muy abstractas, y toda forma de discurso abstracto puede ser utilizado de manera empoderadora y honesta, como ha sido nuestro caso. Moviéndonos en este campo, el de la música y las canciones, sentíamos en todo momento que nuestros temas debían de alcanzar elevados niveles de emoción que se saltaran el eje de todo lo que cupiera esperar, y que, por supuesto, transgredieran los niveles de verdad que se manejan en contextos más reales. Pero claro, las canciones no nos las quedamos para nosotras, sino que son compartidas con el mundo y puestas en común en recintos rodeados de personas, así que ahí es donde se rompe esa abstracción y el mensaje cala y se materializa de alguna manera. Para nosotras ha sido un gran recurso a la hora de lograr entender nuestro entorno más inmediato y verlo con otros ojos. Una ayuda para abrazar sus imperfecciones, pero también para reafirmar la dirección que nuestro camino personal debe tomar.

Un camino que recorréis las cinco y donde todo apunta a que el peso de vuestra amistad es el pegamento que le da sentido a todo. ¿Cómo creéis que habría sido todo este proceso sin teneros las unas a las otras?
Lizzie Mayland: Bueno, la verdad es que no podría ni imaginármelo. Tenernos lo es todo y si alguna de nosotras no hubiera estado presente a lo largo de estos dos años, The Last Dinner Party simplemente no habría sido lo mismo. Creo que la clave para que las cosas hayan salido como han salido, además de sentirnos arropadas las unas por las otras, ha sido el constante respeto mutuo que nos tenemos. Nos valoramos mucho como artistas y ninguna idea es considerada como ridícula o fuera de lugar, sino que nos tomamos muy en serio todo aquello que cada una aporta. Por ejemplo, recuerdo que una vez alguien mencionó la idea de poner un banjo en una de nuestras canciones, y lejos de reírnos dijimos “claro que sí, hagámoslo, ¿por qué no?”. La única manera de hacer que una banda de cinco miembros funcione es respetando las ideas ajenas, apostar por el compañerismo extremo, cuidarse y apoyarse.

 

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.