“No me identifico con conciertos que no den pie a bailar”
EntrevistasThe Criers

“No me identifico con conciertos que no den pie a bailar”

Bruno Corrales — 18-12-2015
Fotografía — Pela del Alámo

Adrián Costa es una de las figuras indiscutibles en el panorama blues español. Un músico aún joven pero con largo recorrido en bandas como Los Reyes del K. O. o junto a veteranos de la talla de Tonky de la Peña.

Trotamundos por definición, de su última residencia en San Francisco surgía The Criers, una nueva banda con la que abre miras y abraza el rock en distintas vertientes, partiendo por supuesto de la música negra. Tras estrenarse en la sala El Sol de Madrid, este sábado toca jugar en casa. Adrián Costa & The Criers presentan “Sexercise” este sábado en la sala Capitol de Santiago de Compostela. Antes tuvimos la oportunidad de charlar con él acerca del surgimiento de este proyecto.

 Músico precoz aferrado al blues, Costa ha formado junto a Marcos Coll uno de los mejores combos de género en nuestro país. Tras abandonar Berlín y trasladarse a la bahía de San Francisco llegaba el momento de contemplar otras posibilidades. “Es verdad que, básicamente, siempre me he dedicado a la música de raíz por el lado del blues, y con el blues digo también el soul o el funk. Siempre me he definido a través de la música afroamericana pero tuve además en mi hermano a una gran influencia. Él me acercaba a bandas del estilo The Kinks, David Bowie, MC5 y a todo este tipo de rhythm & blues. Es algo que también me pegó fuerte”. Una semilla que, según el de Santiago, solo requería de tiempo y distancia para terminar floreciendo: “A lo largo de estos años he compuesto canciones que eran difíciles de defender en el repertorio de una blues band, así que las he ido recopilando hasta que he tenido la necesidad de sacarlas. Les di un nuevo color, y de ahí nació The Criers”.

"Lo que buscamos, trabajar sin muchos esquemas sólidos".

La variedad reina en “Sexercise”, compendio de rock sesentero, soul y funk arraigado irremediablemente en la música negra. “Una de las críticas que tuvo el disco fue que en ciertos momentos parecía demasiado ecléctico, yendo a muchos estilos y sonidos. Pero yo entiendo las cosas así. Quizá sea solo una percepción mía, pero en ciertas ocasiones me da la impresión de que la música se vende más en bloques que antiguamente. A mí me gusta, por ejemplo, comprar un disco de Bowie y encontrar miles de sonidos y canciones totalmente diferentes. Es lo que entiendo por un disco completo”. Y del eclecticismo al atrevimiento, erigiéndose el músico más que nunca con esta nueva banda como alguien sin miedo a escapar de la obviedad, mezclando equipos de válvulas con sintetizadores o proponiendo estructuras diferentes a la canción. Costa propone incluso un concepto para ilustrarlo, Modern vintage. “Es la vuelta de tuerca que quisimos darle al sonido y a las composiciones. Muchas veces, cuando hablas de canciones, hablas de la parte A, la parte B, el puente… En ese aspecto a mí me gusta dejar bien clara una influencia como la de Roy Orbison, a quien importaba un bledo todo esto. Él iba a donde quería y es así como lo llevó durante toda su carrera. Es lo que buscamos, trabajar sin muchos esquemas sólidos. No nos importa romper las barreras, aunque es cierto que la música es la de toda la vida: rhythm & blues clásico. Es por eso que decimos modern vintage. La misma manera de tocar pero con un sonido más actualizado y con estructuras que no son las clásicas”.

El gallego regresa a nuestro país para defender un disco y una nueva idea de banda con la que da un giro a su carrera, pues según afirma, “el sonido de The Criers no tiene que ver con lo hecho anteriormente, es un mundo nuevo para mí”. En este camino le acompañaba la figura de Kid Andersen, bluesman de origen noruego con quien grababa en los estudios Greaseland Records de San José, California. A pesar de ocuparse él mismo de la práctica totalidad en cuanto a labores compositivas, la aportación de Andersen y banda resultaba fundamental para “llegar a plasmar todas esas ideas, a hacerlo posible en el estudio. Él me ayudó a la hora de cómo producirlo realmente. Ante cosas que yo simplemente tarareaba él me aconsejaba instrumentaciones o el tratamiento que podía darle a cada canción”. En este caso fue fundamental también la masterización, realizada al detalle y mano a mano con Jorge Explosion en Circo Perrotti, estudio analógico de referencia. “(Jorge) ha aportado una textura especial, un criterio diferente. Me encanta la visión que tiene de la música. Es una persona que no tiene barreras mentales a la hora de escuchar y eso yo lo valoro muchísimo. El templo analógico que tiene deja sello, una impronta que realmente cambia la canción. Fue in trabajo algo largo pero la verdad es que lo pasé muy bien”.

Aún presentándose como banda, es evidente que bajo The Criers se esconde al fin y al cabo la figura de Adrián Costa, aunque como buen miembro de blues bands eso es algo que busca evitar. Grabado “Sexercise” con Kid Andersen y músicos estadounidenses, en su regreso a nuestro país tocaba reunir una formación de garantías con la que hacer crecer esta nueva aventura. Así iban llegando Luca Frasca (piano), Coke Santos (batería), David Salvador (bajo) y Pablo Pérez (guitarra). “Conozco a Luca desde cuando compartíamos banda con la Tonky Blues Band. Tuvimos además varias giras importantes con Buddy Miles o Mick Taylor. Ya trabajando en Madrid le comenté que tenía un nuevo proyecto y todo salió de forma natural. Pensé que él sería un pianista perfecto para la banda, y conocerlo de toda la vida también ayuda. Llevar a Coke Santos de la mano de Luca, cuando son íntimos amigos, fue también totalmente natural. David Salvador ya tocaba en mi blues band anteriormente y desde el principio tenía claro que era el bajista perfecto para The Criers. Al último, Pablo Pérez, le conozco desde que somos niños, y la verdad es que fue más quererle a él que pretender incorporar a un segundo guitarrista. Buscaba afinidad”.

 Tras el éxito de la presentación del disco en Madrid, la banda carbura y retoma en Santiago la gira, alcanzado también el objetivo establecido de crowdfunding para financiar el proyecto. Llega por lo tanto la mejor parte para el músico, los conciertos. “Siempre he trabajado en la fuerza de los directos. Lo que quiero es una banda dinámica, potente, que haga bailar. Cuando vienes del blues es algo muy obvio. Lo importante es el día a día y conectar con el público, y la verdad es que esa filosofía la seguiré llevando en el rock y en cualquier estilo de música que toque”. Una actitud arraigada e inamovible para un importante difusor de la música negra en España. “No me identifico con conciertos que no den pie a bailar, porque es lo que yo busco cuando asisto. Quiero que la gente salga contenta después de haber bailado, después de haber conocido a otra gente”.

 

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