“Cada vez busco hacer música más simple”
EntrevistasThe Bird Yellow

“Cada vez busco hacer música más simple”

Marta Ezquerra — 05-05-2022
Fotografía — Pol Rebaque

The Bird Yellow, o lo que es lo mismo, Gerard Vidal, es un artista por los cuatro costados. Compositor, cantante, guitarrista y cineasta, el joven barcelonés publica ahora su segundo álbum, “Pink Honey Rain” (Vida Records, 22), un proyecto introspectivo de indie folk anglosajón que le ha acompañado a lo largo de su veintena.

La voz profunda e inconfundible de Gerard Vidal nos guía entre las melodías pausadas que componen su nuevo álbum. Se trata de su segundo proyecto, que llega cuatro años después de “Little Kids” (2918), el álbum debut con el que saltó a la fama y dejó constancia de su prematura madurez.

Graduado en Comunicación Audiovisual, Gerard compagina sus proyectos como cantautor y director. Su primera película “Les dues nits d’ahir” le hizo obtener un premio Gaudí el año pasado. Así pues, como no podía ser de otra forma, “Pink Honey Rain” viene acompañado de un visual album dirigido por él mismo.

Desde que comenzaste con tu primer EP en 2016 has ido aprendiendo sobre música de forma autodidacta. ¿Qué objetivos tienes ahora en la música?
Cada vez busco hacer música más simple, pero es muy difícil. Antes intentaba hacer mucho, como para intentar demostrar que sabía. Ahora busco hacer más con menos. Si puedes hacer menos y que sea un buen tema igual, creo que lo estás haciendo mejor. Va un poco en contra del jazz, que también me gusta mucho, pero a la vez creo que lo más simple es mejor.

A lo largo de estos últimos dos años has publicado varios epés en los que has explorado otros géneros y has salido de tu zona de confort.
Sí, son registros que a mí siempre me habían gustado. Siempre he escuchado música de todo tipo, electrónica también. Y me encanta. Dependía también un poco de con quién producía los temas y en función de la música que escuchaba en ese momento. Surgió de forma natural. De hecho, los temas que saqué los escribí después del álbum que publico ahora. Me gusta que los temas vayan mutando y se vayan convirtiendo en otras cosas.

Entre estos temas se encuentra “Slowly Through Youth”, tu colaboración con Bofirax. ¿Habías hecho antes alguna colaboración?
La verdad es que como esa no. Había participado en temas de otros, pero nunca había hecho una colaboración “fifty-fifty”. Él tiene un rollo muy distinto, pero creo que nos complementamos bien.

En el impasse de la pandemia también publicaste dos temas de la banda sonora de tu película “Les dues nits d’ahir”, que dirigiste con tu compañía audiovisual Gxxd Time Films.
Eso fue un curro entre colegas. Para mí era un reto hacer la banda sonora y les dije que nadie se lo iba a currar más que yo. Escribí las canciones exclusivamente para la película, siguiendo los distintos temas para según que momentos y fue muy bonito. Lo hice todo en casa.

"Al componer no pienso en la imagen, pero cuando empiezo a pensar en el videoclip, me gusta pensarlo como una capa añadida de significado. Puedes contar lo mismo y que sea algo explícito o añadirle un mundo y una capa extra de lo que quiera"

Además de la película, también eres el encargado de dirigir tus videoclips. A menudo me da la sensación de que entiendo mucho mejor tu música acompañada de su videoclip. Es el caso de “My Matador”, en el que el vídeo completa el significado de la canción a la perfección ¿Concibes canción y vídeo como un todo?
Al componer no pienso en la imagen, pero cuando empiezo a pensar en el videoclip, me gusta pensarlo como una capa añadida de significado. Puedes contar lo mismo y que sea algo explícito o añadirle un mundo y una capa extra de lo que quieras. En “My Matador” contamos esa historia un poco surrealista, onírica pero que a la vez estaba muy vinculada a la canción, transmitía una sensación similar. Tengo la suerte de tener amigos con mucho talento y todo el arte lo hicimos a mano con ellos.

En el videoclip “Bedbug Lullabites”, la temática contrasta mucho con tus vídeos anteriores.
La idea era simplificarlo todo mucho. No teníamos pasta. Y es una batalla de baile. Dos personas que se encuentran. La canción es una carta para hacer las paces y nos gustaba la idea de que fuera una batalla, pero de baile.

Tu primer álbum, “Little Kids”, trataba esa etapa de crecimiento entre la infancia y la juventud. En cambio, “Pink Honey Rain” resulta un álbum más maduro, si bien es cierto que lo escribiste poco más tarde…
Sí. Estaba escribiendo los temas del nuevo álbum cuando saqué “Little Kids”, y noto un cambio a nivel de producción musical. Ahora escucho “Little Kids” y me resulta un poco viejo, como de cuando era niño. “Pink Honey Rain” lo ha producido Ander Agudo, que es increíble. Vive en Nueva York, aunque lo grabamos cuando él estaba aquí, justo antes de la pandemia. Luego él se lo llevó y fue bastante telemático.

Pero me da la sensación de que “Pink Honey Rain” es en cierto modo una segunda parte de “Little Kids”.
Lo es un poco, yo creo. A nivel sonoro, los singles eran como un paréntesis de “¡Ey, no pasa nada, va todo bien!”, para luego volver al barro. Sí, es un poco una segunda parte de “Little Kids”, también a nivel de banda. Me gusta que sea así. Además para este álbum hemos preparado un visual album con siete videoclips que acompañan cada canción del disco. Lo grabamos en dos días. Una matada, pero fue increíble. También un reto porque yo no soy actor, aunque me gusta actuar y aparecer por ahí. Me gusta salir de mi zona de confort.

Ahora que ya llevas unos años en la música y ya has hecho tu primera incursión seria, ¿cómo ves esta industria?
Va a días. Es complicado… Hay un factor que es el idioma. Todo lo que hago es en inglés y se nota. Pero bueno, no me importa. Hay días que después de un release tengo un poco de depresión posparto porque paso mucho tiempo enfocado en una cosa y cuando ya está lista digo “¿Y ahora qué?”. Independientemente de si va bien o mal, porque es un tema de dónde poner la energía. Lo que estoy intentando decirme a mí mismo es que es el proceso lo que tengo que valorar. Cuando terminamos de rodar el visual álbum, pensé “molaría que triunfara en todos los sitios y poder hacerlo sin pensar en el dinero, pero al final eso no afecta a poder pasártelo mejor”. Pero sí, va a días.

"Los singles eran como un paréntesis de '¡Ey, no pasa nada, va todo bien!', para luego volver al barro"

Además del idioma, musicalmente te mueves en el indie folk, que es un género más anglosajón.
Sí. Aquí hay poca escena. Hay, pero hay poco. Además, por ejemplo, en Nueva York un grupo puede ir relativamente bien sin necesidad de estar petándolo. Hay una clase media de grupos. Aquí, son unos pocos los que lo petan mucho y se pueden ganar la vida y el resto no. Está muy polarizado.

¿Cambiarías el idioma de tu música?
No. Si sale, sale, pero si no, no. Nunca lo cambiaría para que funcionara mejor. Voy a cantar como me salga. Quizá algún día me canso y me corrompo… [se ríe]. Esperemos que no.

¿Planes de futuro?
Pues ahora mismo publicar el visual album y poder volver a tocar con banda. Tengo muchas ganas de tocar otra vez. Mi “ultimate plan”, mi plan final sería poder viajar tocando, aunque sea en comedores.

¿Y el título del álbum?
El título del álbum es un poco random. A mí me regalaron un juego de ordenar palabras en la nevera y escribí “I always cry for you in pink honey rain” y al cabo del tiempo, estaba buscando título para el álbum, leyendo las letras y no lo encontraba, y me quedé con esta frase. Al mismo tiempo, me gustaba que el título fuera una sensación, más que algo literal. Han salido mogollón de significados y en el visual album también se juega con esa idea. De hecho, el visual álbum se llama “I Always Cry For You Pink Honey Rain” porque completa el título y la música.

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