Tecnología emocional
EntrevistasHumanoid

Tecnología emocional

Redacción — 17-01-2003
Fotografía — Archivo

Está claro que Arturo Vaquero ha ido perdiendo poco a poco el miedo a mostrarse humano en detrimento de su parte androide. La electrónica es ya un medio para hacer del pop algo cálido y trasparente. A la vista del resultado de “Romance” (Jabalina, 02) tenemos que festejar tal evolución: los humanos ganamos, por esta vez.

Recuerdo que conocí a Humanoid en su primer concierto en el madrileño Maravillas. Después de la actuación me compré sin pensarlo su primer disco “Vectorspheres” (Jabalina, 97), una suerte de pop electrónico muy accesible y atrayente inspirado en el krautrock y en los pasajes más calmados de Orbital. Tras un periodo de tiempo no excesivamente largo y entregando “O.C.R.” (Jabalina, 99), un segundo disco injustamente valorado, la carrera de Arturo Vaquero, ahora apoyado por Laura Romay (bajo) y Carmen Álvarez (voces, mágica en “Lunas”), ha dado un giro definitivo con “Romance”. “Aunque han pasado pocos años, veo en mi primer trabajo la inquietud por lo experimental, la creación de nuevas texturas sonoras, algo muy distinto a lo que hacemos actualmente, aunque todo sea unido con el mismo hilo. Son varias caras de Humanoid; en ´Romance´ se nos ve la cara mas pop.

“La música es siempre lo mismo, son sentimientos vestidos con trajes de distintos colores”

Algunos dicen que es la evolución básica, pero no hemos pensado en imitar nuevas tendencias o corrientes musicales, nos hemos sentado a crear canciones y veíamos que todo fluía hacia una vertiente más pop, es como el amor... cerramos los ojos y nos dejamos llevar...”. A cerrar los ojos invita un disco que transmite belleza y elegancia sin demora. La preciosa “Letter”, con la voz de Xesca Fort (Alias Galor), es una de las canciones más bonitas del pop nacional de los últimos años (tomando el relevo de “Green Eyed Princess”) y abre un disco que, para Arturo, tiene un elemento diferenciador con sus anteriores trabajos. “La inocencia, algo que nunca tuvimos que haber perdido. Los que en el fondo somos un poco niños la echamos de menos; esa inocencia mezclada con el amor sería el resultado de ´Romance´. Creo que lo que hace que un disco sea mejor que otro es el equilibrio entre lo que sientes y lo que transmites con la música, cuando esa balanza está equilibrada es cuando has conseguido lo que pretendías”. La balanza en este disco se ha inclinado hacia el concepto más universal del pop. Casi todas las canciones son cantadas -haciendo uso del inglés y el castellano-, en una procesión de sugerentes voces que aportan una amplia gama de detalles. Colaboraciones como la de Irantzu Valencia (La Buena Vida), Belén Rodríguez (Apeiron), Xavi Font (Dar Ful Ful) o la ya citada Xesca son un sumando con un valor calculado. “Cuando pedimos la colaboración de alguien ajeno al grupo pensamos en personas que de una manera u otra enriquezcan las canciones. Esas canciones no son sólo nuestras, sino de ellos también; y, por otra parte, de las personas que las escuchan. Cuando una canción representa algún sentimiento para quien sea, deja de ser propiamente tuya para pertenecer a todos”. Se podría hablar de múltiples referencias en este disco, desde Saint Etienne o Air hasta Julee Cruise, pero si algo de valioso tiene es lo personal de una colección de canciones cargadas de pasión y de sutil electrónica, que no entiende de referentes. Más o menos lo que le pasa a los grupos de Mörr Music. “Hace quince años, en el instituto, tenía un grupo tecno-pop. Hacíamos las bases musicales en un ordenador Spectrum +3 y cantábamos y tocábamos la guitarra. En aquel tiempo no lo valoraba tanto y ahora que lo pienso, cualquiera de esas canciones podría sonar actualmente en algún recopilatorio de Mörr Music u otro sello discográfico sin desentonar. Todo tiene conexión, hoy en día me veo casi haciendo lo mismo que entonces. Después de dar una vuelta por todo volvemos a los comienzos”. Nos encontramos ante un disco que evita poner fechas. Parece como que en el mismo envoltorio (por cierto, la portada de Aramburu es una de las mejores en su ya larga trayectoria), se nos muestra el pasado, el presente y el futuro del pop emocionante, ese que se escapa del control y con el que dan pocos artistas; ese que en un solo momento insinúa el verdadero poder de la música y que, finalmente, pone de acuerdo a todo el mundo al valorarlo con superlativos, independientemente del concepto utilizado. “No hay que rehusar de la tecnología que nos ofrecen para conseguir herramientas que nos faciliten la creatividad. Una buena canción no es más que eso, no importa como se ha realizado, si has usado tal sintetizador o tal guitarra, el futuro-presente es igual que el pasado, las buenas canciones perdurarán evolucione o no la electrónica y el pop. En resumen: la música es siempre lo mismo, son sentimientos vestidos con trajes de distintos colores”. Si las buenas canciones, además, incorporan el amor como argumento y el poder exclusivo e intrigante del romance, tenemos lo que queremos: un disco para siempre.

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