El disco fue registrado el año pasado en un concierto en Tennesse (EE.UU.), en el que Tears For Fears combinaban sus clásicos de siempre con las canciones de "The Tipping Point" (Concord / Music As Usual, 2022), su último álbum hasta la fecha, el primero que publicaban desde 2004. También incluye cuatro canciones nuevas. Hablo con ambos a través de la pantalla del PC.
Es vuestro primer disco en directo en una carrera de más de cuarenta años. ¿Por qué ahora?
Roland Orzabal: Creo que tiene que ver con el hecho de que cuando tocábamos las canciones de nuestro álbum The Tipping Point (2022), en la gira en la que lo presentamos, nos dimos cuenta, y el público que también, que tenían la misma calidad que las antiguas. De hecho, algunas de ellas están conectadas, porque su tema titular tiene el mismo ritmo y redobles de batería que “Everybody Wants To Rule The World”. De algún modo estábamos creando una experiencia post moderna. Removiendo estilos distintos y eras distintas. Y salió bastante bien.
Debe ser gratificante comprobar eso, que las canciones nuevas tengan la misma buena acogida que los clásicos, que son por los que la mayoría de la gente os conoce.
Curt Smith: Sí, pero como decía Roland, encajaban muy bien, y te das cuenta de que es un buen material cuando lo oyes mezclado con los clásicos. Conectan emocionalmente con el público. Es muy gratificante ver a la gente cantando las canciones nuevas.
"Creo que éramos muy inconscientes en nuestra juventud"
¿Sentís que hay un relevo generacional en vuestro público o es la misma gente que ya os iba a ver en directo en los ochenta y en los noventa?
Roland Orzabal: En esencia son los mismos, la diferencia es que ahora tienen niños y esos niños tienen a su vez otros niños. Así que tenemos la suerte de tener a tres generaciones de fans en las primeras filas. Y eso genera todo tipo de emociones. Te das cuenta de que es un show familiar.
El disco incluye cuatro canciones nuevas. ¿Fueron compuestas mientras estabais de gira?
Roland Orzabal: No, un par de ellas respondían a ideas que teníamos rondando desde hace tiempo, pasamos los dos primeros meses de este año trabajando en ellas, y creo que les dimos un enfoque fresco. Las cuatro son canciones que no hubieran encajado en un disco como The Tipping Point (2022). No puedes tener canciones trágicas y tristes como “Please, Be Happy” o la misma “The Tipping Point” junto a “Emily Said”, una de las nuevas. No se puede hacer, son completamente diferentes. Hablan de experiencias distintas.
Una de esas cuatro canciones nuevas, “The Astronaut”, suena un poco psicodélica, con una letra que parece abogar por el escapismo. ¿Ganas de huir de este mundo?
Roland Orzabal: Sin duda, así es. Trata sobre esa sensación de no pertenencia, de sentir que eres de otro mundo distinto. No tiene nada que ver con el espacio ni con ser un astronauta, en absoluto (risas). Más bien es la sensación de no encajar en tu tribu. O en tu pueblo. O en tu país. Pero también trata sobre esa época en la que eres un niño y alguien te pregunta qué quieres ser de mayor: nosotros queríamos ser cosas distintas. Curt quería ser piloto. Y yo, profesor de matemáticas. Algunos querían ser astronautas, aunque muy pocos.
Bueno, supongo que la elección final, la de ser músicos, no os fue mal.
Roland Orzabal: No lo lamentamos, no (risas). Creo que éramos muy inconscientes en nuestra juventud. Atravesamos procesos muy duros. A diferencia de muchas otras bandas, que veían su trabajo como algo simplemente divertido, solo para pasarlo bien, y como resultado, no demasiado duradero.
He leído que “The Girl That I Call Home” nació como un intento de balada por parte tuya, Roland, tras años de que tu mujer te pidiera que le dedicaras una.
Roland Orzabal: ¿Cómo expresa amor un señor mayor? Gente como Neil Young o Van Morrison lo saben hacer con extrema facilidad. Incluso The Cure saben hacer canciones que, pese a ser muy tristes, son preciosas canciones de amor. Pero yo nunca fui bueno en eso. El primer esbozo de la letra de esa canción era francamente malo. Curt me dijo: “es una buena canción, pero, por el amor de Dios, ¡mejora esa letra!”
¿Y la mejoraste?
Roland Orzabal: Sí. Aunque aún no sé lo que quiere decir.
¿Cómo valoráis el hecho de que tantos músicos más jóvenes que vosotros hayan sampleado y versionado tantas veces vuestras canciones?
Curt Smith: Es muy bonito que la gente te referencie, te samplee, te versione. Y es muy interesante escuchar relecturas de tus canciones en un estilo completamente distinto. No es muy interesante cuando simplemente te copian el original. Pero cuando oyes “Mad World” en la voz de Mark Allen o Gary Jules, o la versión de Lorde de “Everybody Wants To Rule The World”, es muy interesante porque es otro rollo. Nos fascina que gente de géneros muy distintos haya hecho versiones de canciones nuestras. El simple hecho de que Drake sepa que The Hurting (1983) existe, ya es interesante.
Se suele decir que cuando una canción soporta bien toda clase de tratamientos, es porque es buena. O al menos aguanta el test del paso del tiempo. Supongo que no esperaríais esto hace treinta o cuarenta años.
Roland Orzabal: No esperábamos nada. Solo tratábamos de sobrevivir en un mundo que era extremadamente competitivo. Y con mucha presión. No teníamos el poder sobre nuestro destino, en absoluto. No hasta recientemente.
"Ahora es cuando sentimos que controlamos nuestro futuro, nuestro propio destino"
¿En qué sentido? A mediados de los ochenta ya vendíais millones de discos.
Curt Smith: Pero ese depende de muchos factores; estar en el lugar correcto y en el sitio correcto, tener una buena compañía de discos detrás, tener un buen manager… tuvimos muchas discusiones con nuestro primer sello, pero también es cierto que siempre nos apoyaron, cuando cualquier otra discográfica nos habría botado. No nos habrían publicado el primer disco. Hay muchas cosas que ocurren fuera de tu control, y tuvimos suerte. Lo que ocurre es que ahora es cuando sentimos que controlamos nuestro futuro, nuestro propio destino. Hacemos lo que queremos y sentimos gratitud hacia quienes nos ayudaron a llegar hasta aquí.
¿Cómo veis los cambios en la industria musical desde entonces? ¿Sería más complicado destacar ahora si fuerais unos debutantes?
Roland Orzabal: Ahora es mucho más difícil para los nuevos. Sin duda. Esto cambia con cada nuevo soporte. Estaba el vinilo, y se ganaba dinero vendiendo discos. Hoy todo es increíblemente diferente. La diferencia es que, una vez has consolidado tu marca, te has hecho un nombre y eres ya mayor, el streaming es un aliado. Pero no lo es para las bandas nuevas.
Curt Smith: La alegría de la tecnología es que todo el mundo puede grabar un disco, pero encontrar tu lugar, dar con tu marca, es lo complicado. Eso implica algo más que hacer buena música. Es mucho más difícil ahora para quienes están empezando. Salvo que tus ingresos provengan de esa marca, lo único que vas a ganar es de lo que saques tocando en directo. Pero no puedes hacerte con un público antes. Es muy complicado.
¿Escucháis música actual o clásicos?
Curt Smith: Yo creo que una combinación de material nuevo y viejo. Mis hijos son mi fuente principal de información sobre música nueva. Hace poco fui a ver a Wallows, me gustaron mucho. Dora Jar también me gusta. Hasta su nombre. Es increíble en directo. Y con discos muy bien producidos. Hay mucha música buena ahí fuera, el problema es dar con ella. Mis hijos me descubren muchas cosas. Gracias a ellos escuché por primera vez a Phoebe Bridgers, hace ya años. También a Rex Orange County o Beabadoobee, gente que se está haciendo muy popular ahora. Ellos los descubrían a través de soundcloud, antes de que tuvieran contrato discográfico.
Por último, si tuvierais que recomendar un disco vuestro como el más representativo de vuestra carrera, como la mejor introducción posible para alguien que no conozca bien vuestra obra, ¿cuál sería?
Roland Orzabal: Si no conoces a "Tears For Fears, Songs For a Nervous Planet" (2024) es el mejor para empezar, porque tiene un poco de todo. Aunque estoy orgulloso de todo lo que hemos hecho antes.
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