“Nos encanta coger algo que nos gusta y crearle un nuevo escenario”
EntrevistasTarta Relena

“Nos encanta coger algo que nos gusta y crearle un nuevo escenario”

Clàudia Pérez — 08-01-2022
Fotografía — Archivo

Marta Torrella y Helena Ros son Tarta Relena, un dúo de folk “tronadet” y gregoriano progresivo, tal y como ellas mismas lo definen, nacido en 2016 con el objetivo de explorar todas las posibilidades del canto a capela mediante sonidos y leyendas adoptados de varias culturas mediterráneas.

Tras los EP ‘Ora pro nobis’ (Indian Runners, 2019) e ‘Intercede pro nobis’ (Indian Runners, 2020), este otoño han publicado su primer LP, ‘Fiat Lux’ (La Castanya/Indian Runners, 2021), con el que pretenden afianzar un proyecto único en el panorama musical actual.

“Queríamos que el protagonismo fuera la combinación de estas dos voces sin nada más"

La voz es la gran protagonista de vuestro proyecto. ¿Por qué optáis por el canto a capela?
Marta: En parte porque las dos somos cantantes y queríamos hacer esto, también porque habíamos cantado en coros y nos parecía que la voz tenía suficiente poder como para no necesitar instrumentación, y porque fuimos viendo que el efecto que hacían nuestras dos voces juntas tenía bastante interés de textura y nos pareció divertido explorarlo.
Helena: Queríamos que el protagonismo fuera la combinación de estas dos voces sin nada más y se pudiera oír el efecto de esta combinación en pleno estado.

Aún así, en ‘Fiat Lux’ habéis introducido más elementos de electrónica. ¿Por qué?
M: Ha sido un poco natural. Ya desde el principio los pocos elementos que fuimos poniendo eran o beats o algún sinte muy concreto donde se notara mucho que era otra cosa a parte de nuestras voces. Esta vez quisimos trabajar con Òscar Garrobé y Juan Luis Batalla y ellos han potenciado lo que saben y nosotras hemos potenciado las voces, pero también queríamos dejar este espacio para correr para ellos como productores.

¿Hay una intención real en vuestro proyecto de traer sonidos y géneros antiguos o tradicionales hasta nuestros días?
M: No, creo que no hay una militancia muy consciente, pero evidentemente seguro que hay una intención de traer músicas que nos emocionan y nos gustan mucho, que quizás las hemos escuchado grabadas como antiguas y entonces el sonido no es muy limpio, o que quizás tienen unos sonidos que de entrada no te llaman mucho la atención, y sí que nos encanta llevarlos a nuestro rollito, coger algo que nos gusta y crearle un nuevo escenario.

¿La religión y la historia os inspiran también?
H: Sí, está presente. Es una manera de encontrar fuentes de inspiración, en el fondo, pasar por personajes históricos o por simbología religiosa. Allí seguro que hay un montón de cosas que nos llaman la atención y que hacen que nos tiremos de cabeza y que lo vayamos a buscar para usarlo como materia prima.
M: Claro, es muy fácil coger material que ya tiene una carga simbólica y que ya tiene un significado, al que tú solo puedes sumarle capas, pero que eso ya tiene una densidad y mucho peso semántico que mola aprovechar y que es muy gustoso entrar allí y seguir.

Cuando Rosalía empezó se dijo que hacía apropiación cultural porque cantaba flamenco siendo catalana. En vuestro caso también usáis géneros o sonidos propios de otras culturas, así que hay quien podría tacharos de hacer lo mismo. ¿Qué pensáis del debate sobre la apropiación cultural?
M: Es interesante. Evidentemente es algo que nos preocupa como oyentes y como músicos de lo que hacemos. Mola tener el debate, pero a la vez creo que no ha de ser un debate paralizador porque entonces realmente no podrías hacer ni cantar nada. Realmente yo ahora no te sabría decir cuáles son las canciones que me pertenecen por el sitio donde he nacido, que es Vallcarca, y por la cultura de mis padres, que han trabajado en oficinas toda la vida, me quedaría muy poco repertorio para cantar. No debería ser una cosa que te paralice, pero creo que te tiene que posicionar en un lugar de intentar entender siempre, respetar y conocer con mucha profundidad el contexto de lo que estás cantando.
H: Y también hay algo que nos gusta mucho hacer que es referenciar muy bien todo lo que tomamos. Creo que hay un punto en que cuando referencias ya estás comunicando de algún modo…
M: Claro, son citas. Es como si un científico se enfadara porque han citado su libro en otro libro. Y es como, “no, te he citado, estoy usando tu conocimiento para decir otra cosa”.
H: No sé si eso te libera de la apropiación cultural, pero al menos hay una voluntad explícita de respetar lo que estás cogiendo y devolverlo a su sitio.


Cantáis en varias lenguas minoritarias como el catalán, el sefardí o el georgiano. ¿Por qué?
H: Nos gusta cantar en las lenguas que tenemos cercanas o que nos llaman la atención, sean mayoritarias o no. Cualquier lengua es un estímulo y gracias a eso puedes enriquecer con capas de significado tu canción o tu disco. Las vemos como capas de riqueza y maneras de florecer diferentes.
M: Y a la vez cada lengua también tiene una cadencia que acaba desembocando en una musicalidad que no es intercambiable, que también tiene la gracia de que si cantas en diferentes lenguas te das cuenta de que tienes que cantar de diferentes maneras y de que salen melodías diferentes y cosas diferentes.

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