“En España hay una escena independiente muy variada que no tenemos en Italia”
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“En España hay una escena independiente muy variada que no tenemos en Italia”

Jesús Casañas — 12-11-2022
Fotografía — Archivo

Talco cierra su trilogía post-pandémica con “Videogame” (HFMN, 22), un álbum conceptual en el que se usa el mundo de los videojuegos como metáfora de los ansiosos tiempos que nos está tocando vivir.

Y el año que viene volverán a estar en nuestro país protagonizando una gira que les llevará hasta Bilbao (6 enero de 2023, Santana 27), Zaragoza (7 enero, Teatro de las Esquinas), Oviedo (3 febrero, Sala Estilo Oviedo), Santiago de Compostela (4 febrero, Sala Capitol), Pamplona (10 febrero, Sala Totem Aretoa), Valladolid (11 febrero, Sala Lava), Barcelona (3 marzo, Sala Apolo), Valencia (4 marzo, Sala Repvblicca), Madrid (10 marzo, Sala But) y Valladolid (11 marzo, Sala Lava).

“Videogame” se une de este modo a “Locktown”, disco publicado en 2021 como parte del proyecto acústico “Talco Maskerade”, y a Insert Coin, que bajo el mismo concepto sirvió para calentar motores en formato EP. Trece nuevos temas donde los italianos vuelven a mezclar el punk rock californiano con pinceladas folkies y vientos skatalíticos con el objetivo de hacer bailar sin parar al respetable. Contesta a nuestras preguntas su cantante y compositor, Tomaso de Mattia.

En 2021 publicáis el álbum “Locktown”, y en 2022 doblete: el EP “Insert coin” y el LP “Videogame”. ¿La pandemia ha acelerado vuestra creatividad? ¿Cómo ha afectado la crisis sanitaria a estos lanzamientos?
Habíamos grabado “Videogame” en febrero de 2020, justo antes del confinamiento, pero la pandemia entorpeció nuestros planes. No solo en cuanto al lanzamiento del disco. Con la imposibilidad de tocar en vivo, el proyecto estaba prácticamente bloqueado, y destrozar un álbum que nos importaba no era en absoluto nuestra intención, parecía una apuesta tonta. Además, necesitábamos seriamente un descanso: estábamos agotados después de seis o siete años de giras sin parar. Yo personalmente estaba reventado, y comenzaba a preguntarme si valía la pena vivir una pasión como la música, pero sin sentir nunca estas emociones en su totalidad: en fin, tuve el privilegio de hacer lo que adoraba, pero con una ansiedad y un frenesí que me estaban destrozando. Necesitaba parar y, aunque la pandemia fue pesada a nivel humano y laboral, la viví como una oportunidad de descanso y reflexión, sobre mí y sobre mis pasiones.
En este contexto insertaría todos los proyectos que hemos construido en este período. Tenía ganas y mucho tiempo para escribir, pero también para hacer algo diferente, más fuera del camino al que estaba acostumbrado. A veces, cuando te va bien en tu proyecto musical, te fosilizas por miedo a atreverte, y creo que esto representa el comienzo de un declive para el proyecto en sí. Había dejado muchas cosas de lado por falta de tiempo, incluido un proyecto acústico que luego felizmente se fusionó con el proyecto Talco Maskerade y el disco “Locktown”. Mientras tanto, también estaba escribiendo algunas canciones nuevas para Talco, que decidimos grabar en nuestro estudio totalmente por nosotros mismos, editándolas en “Insert Coin”, como aperitivo del largo “Videogame”. Son tres discos completamente diferentes, pero que tienen un hilo conductor, que los hace todos partes de un mismo concepto.

"El miedo es algo que no existe sino en la mente de las personas, y se ha transformado en mercancía en una sociedad frenética"

“Videogame”, “Game Over”, “Continue”… ¿Se trata de un disco conceptual?
¡Exactamente! Precisamente con respecto a “no fosilizarnos nunca en lo ya hecho”, decidimos tomar este camino. Tengo veinte años más que cuando salió el primer disco de Talco y, aunque todavía lo reconozco, ya no me comunico de esa manera. Tengo otras necesidades y quiero mirarme al espejo con dignidad, sentirme sincero en lo que escribo. Siempre he tratado de alejarme de eslóganes y aplausos fáciles, muchos hasta se burlan de mí diciéndome que no se entiende nada de lo que escribo [risas]. Nunca pretendí ni enseñar nada ni ser mejor que otro, siempre escuché al corazón y mi corazón me decía que si tenía algo que decir tenía que saber qué era y, aceptando mis limitaciones, articular ese pensamiento, huyendo de la retórica fácil y de lo que otros querían que dijera.
Esta nueva trilogía basada en la metáfora del videojuego arranca precisamente de aquí, o más bien del tema de la ansiedad representada por un videojuego frenético, algo por lo que sufrí mucho y que al mismo tiempo me enseñó mucho haciéndome lo que soy. No quería hablar de eso como influencer con el selfie de la lágrima en la cara, agitando dos jodidas emotivas frases para un like en las redes sociales. Quise partir del tema del miedo, es decir, de algo creado por la mente, pero sin el cual no existiría, para analizar algo más general que un lloriqueo social. El miedo es algo que no existe sino en la mente de las personas, y se ha transformado en mercancía en una sociedad frenética, culturalmente vacía, exhibicionista y moralmente miserable. Todo es consecuencia de esta mercancía pregonada como realmente existente, desde el racismo, hasta el odio en las redes sociales, las guerras, la ignorancia exhibida miserablemente durante la pandemia. Intenté describir este ambiente a partir de un malestar personal. La llegada del covid me había llevado a otra fase de este análisis, la de un “viaje sedentario” en “Locktown”, una reflexión sobre un frenesí que solo creamos nosotros, respondiendo a ritmos que otros nos obligan a seguir. Y luego aquí está “Insert Coin”, en el que finalmente me sentí libre para ser yo mismo y analizar lo que me rodea con más madurez y coraje, hacia una “nueva a-normalidad”. En este sentido, estos proyectos responden a un concepto único ligado a un camino de maduración y cambio. Lamentablemente la pandemia no nos permitió sacarlos en orden, es por eso que presentamos “Videogame” como una precuela. Tarde o temprano también habrá un cuarto capítulo del concepto.

Los trece nuevos temas del disco los has compuesto tú. ¿Cómo se reparten luego los arreglos entre la banda?
Sí, los escribí y arreglé yo mismo, espero que el público no se sienta decepcionado. Tengo un estudio que poco a poco estoy tratando de ampliar, en el que mezclé “Locktown” e “Insert Coin”. Normalmente escribo encerrado en mi remanso de paz, íntimo, y preparo una pre-producción de las ideas que tengo, arreglándolas y luego eligiendo las mejores canciones. A partir de ahí empezamos a tocarlas en el local de ensayo, adaptándolas a las características de cada uno de nosotros. Siempre ha sido así en realidad, escribo en casa y los tocamos juntos, nada forzado, estamos acostumbrados a este método de trabajo y parece que va bien, al menos por ahora. A veces se cree que tener roles específicos al escribir música no es correcto ni efectivo. Realmente creo que al respetar esos roles, cada uno da lo mejor de sí y ayuda a hacer una idea mucho mejor de lo que era al principio. Creo que es nuestra fuerza, cada uno de nosotros tiene características y escuchas musicales diferentes y así interpreta una idea enriqueciéndola.

"En Europa central por ejemplo se nos considera una banda de punk rock con interludios de ska, y en España una banda de ska patchanka con interludios de punk"

Después han sido grabados por Marc Boria en Labedoble Estudi. ¿Cuál ha sido el modus operandi a la hora de trabajar con él?
También compartimos diez años de gira con Marc, y ya habíamos colaborado en la producción de discos anteriores: “Gran Galà”, “Live In Iruña”, “Silent Town” y “And The Winner Isn't”. Con “Videogame” decidimos grabar directamente en Terrassa en su estudio, que tiene todo lo que una banda puede desear. Estudiando yo mismo como técnico de sonido, es uno de mis referencias principales para cuando tengo que mezclar, o comprar hardware o micrófonos. Tiene una mentalidad en el manejo de una producción o un estudio que comparto plenamente. Estamos en la era digital, pero apasionados por lo analógico. En Labedoble puedes encontrar el mejor equipamiento para un punto de encuentro hacia estos dos mundos. ¡Tengo envidia sana por su estudio, y especialmente por sus micrófonos! Grabamos en el Labedoble durante dos semanas, muy meticulosamente, siguiendo la pre-producción. Fue un trabajo muy sereno e interesante, e incluso en esta fase pudimos experimentar algo nuevo que en mi opinión ha mejorado mucho el resultado.

La masterización ha corrido después a cargo del mismísimo Jason Livermore en Blasting Room Studio. ¿Conocíais ya su trabajo?
Ya habíamos colaborado en la mezcla y la masterización del anterior, “And The Winner Isn't”. El Blasting Room ha supuesto un aterrizaje natural para nosotros. De hecho, tal vez incluso podríamos haber llegado antes. Escucho punk rock, especialmente el californiano, desde los 13 años, y es natural que cuando escribo, ésta sea la base de nuestras canciones. Luego, por supuesto, las influencias folk, ska, hc, metal están integradas en el sonido, pero es la base punk rock la que siempre me gustaría resaltar más en nuestros álbumes. Me gustaron mucho las producciones de los últimos discos de Good Riddance, Useless Id, Lagwagon y Rise Against, y pensamos: “¿Por qué no apuntar a ese sonido?”. Estamos muy satisfechos con el resultado, por eso hemos vuelto a colaborar con “Videogame”. Y hablando de "Videogame", debo decir que aquí el mix-master realmente superó las expectativas. Recuerdo que lo estaba escuchando en marzo de 2020, apenas empezó el confinamiento, y quedé encantado con el nivel de profesionalidad de la mezcla.

Soléis mezclar el ska y el punk con elementos folk. ¿Os veis algún día sacando un disco íntegramente folkie?
En realidad “Locktown” lo considero un disco completamente folk, también porque nació por eso: el punk rock de los últimos discos de Talco estaba asfixiando esa alma más folk a la que estábamos igualmente apegados. Aprovechamos un mal momento como la pandemia para dedicarle a este lado folk de nuestro sonido, un disco y un proyecto, Talco Maskerade, del cual estoy muy orgulloso. También porque me dio la oportunidad de despegarme de las pistas “Talco” y escribir la canción a la que estoy más apegado: “Freak”. También me dio otra oportunidad: poder arreglar las canciones de una manera diferente, insertando no solo guitarras acústicas sino también acordeones y violines. Creo que el violín es el instrumento musical que siempre he querido incluir en un proyecto y estoy feliz de haber tenido la oportunidad.

Talco siempre ha tenido muy buena relación con el público español. ¿A qué crees que se debe?
No sé, fue todo natural, de verdad. Ciertamente fruto del trabajo, pero muy espontáneo, me alegro que haya esta relación. En España hay una escena independiente muy variada que no tenemos en Italia, y tuvimos la suerte de contactar con ella. El público siempre está muy animado y hay una relación emocional que todos sentimos mucho. En Europa, paradójicamente, somos parte de diferentes escenarios musicales. En Europa central por ejemplo se nos considera una banda de punk rock con interludios de ska, y en España una banda de ska patchanka con interludios de punk. Es parte del juego, nunca pensamos demasiado en qué tocar sino en tocar, las etiquetas son fruto de prejuicios infantiles a mi juicio, y limitan la visión de conjunto. Muchos alucinan porque escucho thrash metal. Son discursos realmente limitados. En cualquier caso, siempre hemos tenido experiencias satisfactorias en España, tanto en el mundillo del punk rock como entre el público “viñarockero”, y estamos orgullosos de eso.

Respecto a los grupos de por aquí, ¿escucháis o seguís a alguno?
Escucho mucho punk y hardcore, como bandas me gustan mucho Blowfuse y Adrenalized. De Blowfuse además somos amigos, tocamos juntos. Me gusta mucho la mezcla de punk de los noventa al estilo de RKL, grunge, funky… una bomba. A Adrenalized les escuché por primera vez en un concierto que dimos juntos en Mallorca. Luego en Punkrock Holiday, en Tolmin, tocamos el mismo día, fue la banda que más me gustó, ¡nuestros Propagandhi!

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