Después de su álbum debut “Movimiento” (21) y sus últimos singles en colaboración con Rita Payés y Vic Mirallas, el cantante estrena un lado más definido y provocador a la vez que invita al oyente a explorar sus miedos y convertirlos en diversión y sensualidad. Un viaje surrealista del ego al animal, conduciéndonos hacia la liberación de su propio yo artístico.
Aunque atrevido y descarado, “Sepia” es un disco que se ha cocinado a fuego lento, poniendo especial atención a los detalles que, en sintonía con el sonido, convierten este segundo largo en un proyecto más delicado y maduro. Tacho es inquieto, curioso y exigente. Por eso, su álbum es el resultado de un proceso de selección y elaboración cuidadosa de un amplio repertorio de temas. Pese a que ambos están producidos mano a mano junto con Andreu Marquès, “Sepia” se diferencia de “Movimiento” en absolutamente todo. En este sentido, Tacho destaca los elementos que hacen de su último disco una apuesta más arriesgada, desde la calidad de la producción hasta la selección de temas y la experimentación musical. “¿Cómo comunico? Pues con todas las herramientas que me dan. La mezcla de Oriol Padrós es una de ellas. Si yo canto fuerte o super flojito, te da información. En ‘Sepia’ hemos buscado que hubiera una evolución natural, especialmente en la voz».
Encontramos un registro nuevo, un tratamiento vocal lleno de dinámicas y matices en el que el ego del artista nos habla, nos susurra, nos escupe y, por supuesto, también nos canta. “Me he dado cuenta de que había temas con los que no estaba a gusto en cuanto a tonalidad o registro. En este LP he sido más consciente de qué canto y cómo lo hago”. “Sepia” contiene versos con acento y peso, además de palabras que nombran distintas realidades con las que el intérprete quiere que nos sintamos identificados: "Hay palabras que me gustan por las vocales que tienen. Me planteo cómo suenan. También hay expresiones especiales que ayudan a construir la del disco. Por ejemplo, el ‘chalet’ o el ‘buffet’. Quiero que se fijen en aquello que se repite y en cómo se dice”. Antónimos con los que Tacho nos presenta a cada uno de los personajes, como la sepia y el delfín (que se come a la sepia). Todos ellos, bajo del campo semántico del agua, participan en la creación de un espacio marítimo inestable, como el ir y venir de las olas.
Acompañamos al protagonista por un proceso de transformación que experimenta diferentes fases narrativas. Tras una bienvenida de “Incertidumbre”, encontramos el análisis del ego (“Mírate al espejo” ) y la “Soberbia (junto a Las Migas)” que suele acompañarlo. A continuación, caemos en el “Hastío” y llegamos a la surrealista mutación (“Convertirme en sepia”) que da título al álbum. En la siguiente etapa reina el instinto y la corporalidad; un paseo por la seducción, la sensualidad, el placer, la euforia y el deseo. Estas emociones se plasman en temas como “Te quiero seducir” (con Rita Payés) , “Suave”, “Déjame entrar”, “Prender el chalé” y “Repetir” (con Juan Pablo Vega), hasta alcanzar el “Sosiego” .
Finalmente, llegamos a la fase reflexiva con “Salirme del lugar” para acabar con un optimista y satírico “Contento”, que define el estado de ánimo alcanzado tras culminar el proceso de cambio. “’Salirme del lugar’ y ‘Contento’ son una reflexión. La esencia del disco es estar tranquilos. Me parece que la sociedad, las redes y el sistema te fuerzan a que estés pensando en producir todo el rato. Tengo que hacer esto, tengo que trabajar, tengo que colgar una story... Estamos súper agobiados”. Sin embargo, en este relato, la serenidad gana la batalla y consigue callar al ego. “El disco está lleno de paralelismos de esta dualidad del ‘ego y la sepia’. Las bestias están tranquilas, no tiene prejuicios, ‘escuchan’, no poseen complejos ni miedos. Los humanos tendemos a humanizar las cosas. He intentado con este disco animalizar a los humanos. Hemos de aprender a recibir las críticas y estar abiertos a todo. No hay nada que determine lo que hemos de hacer y quería que esto quedara plasmado en el disco a través del sonido y la estética”.
"No hay nada que determine lo que hemos de hacer y quería que esto quedara plasmado en el disco a través del sonido y la estética"
El espectador está siempre presente, de forma activa, en los paisajes que Tacho nos va descubriendo con cada track del disco. De hecho, podemos escuchar audios en los que el cantante se dirige directamente al público: “Bienvenidos mis sepias”, “Estoy cansado, no puedo más, dame algo, necesito convertirme en algo”, “Ayer fui a su chalé, abrió la puerta e iba con batín” o “me puse el disfraz de delfín”. Hay una intención de romper la barrera que nos separa del artista. “A veces aparezco como narrador omnipresente y os hablo en notas de voz. Es una manera de introducir el humor en el disco”. No obstante, “Sepia” incluye temáticas universales que nos apelan directamente: el éxito, la incertidumbre, el sexo, el desamor, los complejos, la arrogancia, el desprecio…
“Grabé mi voz en casa de Andreu, que tiene un buen equipo. Las harmonías son de Clara Gorrigas. Todo el mundo con quién he grabado son gente peña con personalidad. A mí me flipa ir al estudio y componer con músicos que aporten su punto de vista en lo que estoy creando. Por eso intento seleccionar a gente con criterio propio, porque te sugieren cosas que tú no ves o que tú no escuchas». Según Tacho, “Sepia” es «una estrella de muchas puntas». Los diversos géneros presentes en el disco cobran sentido gracias a los colores de cantantes como Rita Payés, Las Migas y Juan Pablo Vega, que aportan un punto de vista distinto y establecen un diálogo con el protagonista. «Son músicos diferentes entre ellos, aunque tienen coherencia dentro del disco. Podría haber metido a un rapero y no hubiera desentonado. Las puntas son todas de una estrella que suena a mí, no importa si se trata de reggaetón o un bolero».
Coincide con Las Migas a través de su batería Guillemao. El cuarteto funciona en “Soberbia” como un coro y ayuda a integrar el palo flamenco en la producción del disco. “He trabajado muy cómodo con ellas porque saben escuchar y me fío de su criterio”. Otra de las voces invitadas es la del cantautor colombiano Juan Pablo Vega. “Lo conocí en septiembre del año pasado, toqué con él en algún directo con la Horny Section, le enseñé dos canciones y me dijo que ‘Repetir’ le encantaba”. Entre Barcelona y Madrid, Colombia y México, el tema ofrece sabores nuevos gracias a los aires latin que aparecen como “late motiv” durante todo disco. “Estudié con Rita y coincidimos en la gira de C. Tangana. Hice ‘Te quiero seducir’ en el confinamiento pensando en ella y cuando tuve la oportunidad le propuse grabarla”.
El álbum contiene todo aquello que el artista ha absorbido en su carrera como cantante, trombonista y estudiante de jazz estos últimos años. La música cubana tiene una gran presencia en “Sepia”, aunque se complementa con la influencia pop, hip hop y r&b que Tacho ha buscado introducir en la sonoridad y el groove de “Sepia”. “En este disco tengo presentes a músicos como Los Bam Bam o Juan Luís Guerra”.
"En este disco tengo presentes a músicos como Los Bam Bam o Juan Luís Guerra"
“Sepia” mantiene un ojo en el pasado, pero no rehúye del contexto que lo rodea y busca aportar una mirada nueva y propia. “Tiene que sonar orgánico, pero moderno. Mucha gente hace músicas urbanas, que se llaman. No es lo que más escucho, pero están presentes como influencia. Me fijo en qué hacen, cómo suena y cómo lo hacen. Me fijo también en Jorge Drexler. Aunque es más popy, tiene ese deje latino todo el rato”.
Las canciones han sido producidas por Andreu Marquès y el propio Tacho. El mix y máster ha sido a cargo de Andreu Marquès y Oriol Padrós respectivamente. “Andreu aprende muy rápido, es muy inquieto. Es una pieza fundamental en el disco y en el proyecto. Yo tenía veintidós temas, Andreu ha colaborado en el desarrollo, un poco en la composición, la estructura, la forma y el sonido de los que hemos escogido incluir en este proyecto”.
El enfoque del disco se ha centrado también en aspectos estéticos y visuales, como la selección de looks y la participación de colaboradores externos, que han aportado nuevas ideas y perspectivas al proyecto. “Jugar con los materiales del disco ha sido fácil. La parte más compleja para mí era sentar las bases y saber lo que quería. Por este motivo los videoclips se han adaptado a la personalidad de cada colaborador. Por ejemplo, en ‘Te quiero seducir’ buscábamos algo más clásico y elegante. Un Tacho más cercano a diferencia del vídeo lyric ecléctico de ‘Soberbia’”. Tacho ha trabajado con Luto Creative en la parte visual y con Isaac Fluxà y Paula Farran en los videoclips.
La forma juega un papel primordial en la construcción del imaginario del disco. Las imágenes parten de la letra, pero se trasladan a la imagen, la puesta en escena y el diseño del largo. “Me he metido de lleno en la estética. Primero es lo que dices: te lo contaré chillando, susurrando o cantando, el cómo lo dices también es importante”. La “experiencia sepia” obliga al público a mancharse de tinta, a esquivar las capas superficiales para acceder a un proyecto que Tacho describe como surrealista. Este álbum aparece con la idea de alcanzar un todo y estar presente en cada una de las partes que rodean el espacio creativo del proyecto. “Este disco muestra de forma muy auténtica lo que yo soy, porque estoy detrás de cada detalle. Aunque haya algo que aparentemente no pegue mucho, siempre va a tener mi esencia. El personaje Tacho soy yo, no tengo un alter ego. Lo que muestro en el disco es mi experiencia, pero lo que cuenta es solo una parte. Algunas cosas las estiro y otras las guardo para mí”.
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