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Pasan los años, pero la visceral espiritualidad de Swans se mantiene incólume. Qué mejor modo de volver a reconectar con su monumental obra que hablando con Michael Gira de “The Beggar” , y también de su larga relación con el directo. Y no hay mucha gente en este mundillo que haya hecho de la música una iglesia propia en busca de una rendija de trascendencia. Tampoco se me ocurre nadie más a contracorriente que el de Los Angeles. Por eso intimida preguntarle incluso por correo electrónico. Lacónico y esencial, Gira no parece de quienes se andan con tonterías. Como sus canciones, se mantiene en perpetuo movimiento, buscando una pureza quimérica a la que alguien debe aspirar. El legendario músico nos adelanta que nada más acabar el tour entrarán a grabar las composiciones que han gestado en esta gira.
He vuelto a oír “The Beggar” de principio a fin, y me ha parecido una obra de arte. Las dos últimas canciones, “Ebbing” y “No More Of This” me desarman. Supongo que este disco debe ser importante en el conjunto de tu obra, ¿no?
Gracias por tu observación. Me alegra que la música haya tenido un efecto tan positivo… Cuando me encuentro en el proceso de hacer un disco, desde componer las canciones en casa a conceptualizar los arreglos y la grabación, hasta trabajar con mis amigos y colaboradores en los ensayos, y la propia grabación del material, las mezclas y el máster, suelo estar totalmente convencido de que la música constituye una experiencia cumbre, y un portal potencial al Cielo. Sin embargo, poco después de haber terminado, esto desaparece de mi mente y sólo permanece como el vago recuerdo de una lucha, como un chicle mascado. Pronto me vuelvo a ver confrontado con la idea del fracaso, y la única opción es ponerme con lo próximo.
“Pido a mis músicos compromiso total con el éxtasis a través del trabajo duro”
Al final del disco emerge una luz que me llega. Hay una aceptación, por llamarlo de alguna manera, de que las cosas son como son. ¿Te sientes más inclinado a explorar la luz hoy en día?
No pienso de ese modo. Trabajo con lo que tengo delante. No generalizo. Pero la música en sí misma, desde muy al principio, ha tenido el efecto de una luz explotando en el centro de mi ser. El proceso de crearla, y estar dentro mientras la haces, es para mí más importante que el contenido que se perciba, o los significados subsidiarios adscritos a ella. Es necesario creer en la intuición y seguir el camino según se desarrolla. En cierto modo, la intuición es la mano guía de Dios, y Dios es luz.
Vuelves a España en unos días. Aunque no pude veros el verano pasado, he visto a Swans varias veces, y siempre ha sido toda una experiencia. ¿Crees que tienes una relación especial con el público de aquí?
Aprecio mucho el entusiasmo inconsciente del público español, no lo doy por sentado, y me encanta España, pero sinceramente, cuando estoy sobre el escenario a menudo no tengo ni idea de la ciudad en la que estoy o ni siquiera el país. Estamos ahí arriba en nuestro propio mundo. Cavando en el pozo a la luz de los focos, picando piedra muy dura en busca del tesoro. Nunca lo encontraremos. Lo importante es el acto de cavar en sí mismo.
¿Qué me puedes decir de la banda que llevas esta vez? ¿Qué le pides a quienes tocan contigo?
Se requiere compromiso total con el éxtasis a través del trabajo duro. Aunque haya compuesto la canción en casa con una guitarra acústica, la tela sde empieza a cortar cuando la banda se pone a destrozar la canción llevándola a una nueva forma desconocida (y a menudo dándole forma una y otra vez hasta que se convierte en algo enteramente nuevo). Escojo a la gente con quien trabajo basándome en su perspicacia musical, por supuesto, pero igual de importante, si no más, es cómo son como personas. Tienen que estar dispuestos a cavar buscando la verdad en el sonido al coste que sea. Y tiene que ser gente auténtica, en el sentido de que les importe de verdad la música en sí misma. Me siento bendecido de que Swans esté formado en esta ocasión por estos individuos en los que confío completamente: Kristof Hahn, Dana Schechter, Larry Mullins, Christopher Pravdica, Phil Puleo y yo mismo.
“El lugar al que quiero llevar al público es el mismo en el que estamos nosotros”
Con un repertorio tan extenso, ¿cómo escoges el material que vas a tocar en cada concierto o gira? ¿Lo cambias en función del público? En este caso, ¿te basarás sobre todo en “The Beggar”?
Escogemos las canciones que son más maleables, las que nos pueden llevar más probablemente a nuevos sitios desde la interpretación y la improvisación. Nunca hay mucho del pasado: este set empezó el año pasado con sólo una canción de un disco anterior y el resto de “The Beggar”, más una composición nueva al final. Ahora, después de un año girando, probablemente tres cuartos del espectáculo es material totalmente nuevo y sin grabar, que ha salido de la improvisación en el escenario. Este grupo de músicos ha alcanzado un estado de alerta y fuerza elevado en este periodo, y hemos exprimido lo que me parece que es material muy poderoso. Así que nada más terminar esta gira europea nos meteremos a grabar un nuevo álbum. Tenemos literalmente un día libre antes de entrar al estudio en Berlín.
Leí una entrevista en la que afirmabas que el nivel de intensidad que habíais alcanzado recientemente era tan alto que ya no tenía mucho sentido ir por ese camino, porque era imposible ir más lejos. ¿Intentáis ahora ir a otros lugares, como en “The Beggar”?
Creo que hemos encontrado una nueva manera de progresar, especialmente en vivo. Si algo se hace predecible, lo desechamos. No sé si la intensidad es un objetivo en sí mismo, más bien parece que perseguimos la plenitud de sentimientos, de estar abrumados y subsumidos en la música. Es la inevitable senda que seguimos.
En todos estos años, ¿cómo ha evolucionado la manera en que afrontas el directo? ¿Necesitas que las salas o recintos donde tocas tengan un equipo o características sonoras especiales?
El lugar al que quiero llevar al público es el mismo en el que nosotros estamos. Así que nos concentramos en lo que estamos haciendo, y me refiero a que nos concentramos por completo para sacar petróleo de ahí. Desde ese lugar, lo que sucede es que el público comparte la experiencia de forma natural.
Tu música tiene esa cualidad cruda, atemporal y primaria que no puede estar más a contra corriente, en gran medida, de los tiempos que vivimos. ¿Buscas la pureza espiritual en un mundo que carece de espiritualidad?
Bueno, sí, la música es mi iglesia y para bien y para mal es lo más cerca que nunca estaré de Dios. No creo tener mucho en común con la mayor parte de la música que se hace en estos tiempos, pero no es lo que pretendo. Es lo que hay.
¿Crees que el compromiso que tienes con tu música, y cómo lo expresáis, es lo que la hace cautivadora para otras personas?
No tengo ni idea de lo que la hace interesante para otra gente. Como dije antes, en realidad no tengo en cuenta el panorama general. Tengo fe en que si abordamos el momento y nos esforzamos sinceramente en algo que está más allá de nosotros mismos, entonces cierta cantidad de personas vendrá y recibirá lo que hacemos de forma positiva. Estoy muy agradecido de tener un público.
El próximo año se publicará la versión en castellano de la historia oral de Swans, “Sacrifice And Trascendence”, de Nick Soulsby, que ha recibido muy buenas críticas. ¿Qué me puedes contar del libro?
Me alegra que exista. Creo que Nick ha hecho un buen trabajo y aprecio la sinceridad de su esfuerzo.
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