“Ventura” es su apellido y algo que no va a ocurrir, pero que no se puede predecir con exactitud. De este álbum podemos observar la voluntad de abrirse definitivamente a un nuevo mercado (solo encontramos una canción en catalán, las demás son en castellano).
Quedamos con la barcelonesa Susana Ventura en el Poblenou, después del acústico en la redacción de Mondo Sonoro, nos sentamos en una terraza y enciendo la grabadora dispuesto a pasar una media hora distendida.
Los créditos de “Ventura”deben ser kilométricos. El disco parece que habla de diferentes personas que te rodean. ¿A quién lo agradeces?
La verdad es que el primer disco quise poner los nombres de todas las personas que me habían inspirado pero me encontré que con algunas de ellas no tenía demasiada relación y se compraban el disco y veían su nombre ahí y era como raro. Por eso, en este disco no he querido poner concretamente a quién dedico cada tema. Aunque sí, tienes razón, cada canción va de una persona en concreto y todo es gente que he tenido muy cerca en algún momento de mi vida.
¿Quién es esa gente?
Bueno, hay un par que hablan de mí. Encuentro guay mirarse desde fuera. Hay uno que habla de mí pareja, otro que habla de mi mejor amiga y varios que hablan de antiguos amores.
“No eres tan especial” es como “Lligar no es lo teu” pero actualizada ¿no? También metes caña a esa persona.
Sí, en realidad ese tema viene a decir que no eres tan especial pero que aún y no siéndolo me da rabia que me estés gustando tanto. Generalmente todos los temas hablan de amor, pero en distintas medidas y de distintos tipos: amor de pareja, amor a un colega, amor hacía ti mismo.
“Si la gente canta canciones sin género ya no les estás obligando a ser un chico o una chica”.
Hay muchas canciones de género abierto. ¿Esto es querido ya cuando lo escribes o te das cuenta luego?
Depende, en “Eres un temazo” era consciente del género porque hablaba de una amiga concreta, pero en muchos casos no es conscientemente. El otro día me vino a una chica en la Fábrica Damm que me dijo que no se consideraba de ningún género, que era no binaria y que le molaba que mi disco apoyase su causa. Y pensé: “Ostras, pues no me había dado cuenta”. Encuentro que está guay porque si la gente canta canciones sin género ya no les estás obligando a ser un chico o una chica.
Es como que también neutralizas tu propia condición sexual.
Eso me mola, que no te pongan en una casilla, ni que tu público quiera estar en una casilla porque tú lo estés. Aunque no quieras, la gente se refleja contigo y si hablas solo a tu género contrario estás encasillando a tu público.
Tu público es numeroso y muy joven, más que tú incluso. ¿No te ves a veces cargando con una responsabilidad?
Me da rabia cuando la gente me dice que tengo una responsabilidad y que no puedo decir según qué cosas, o cuando me dicen que tengo que hablar en catalán por el mismo motivo. Mi responsabilidad empieza y acaba conmigo misma, al mismo tiempo que empieza y acaba con la forma como el público recibe lo que yo digo. No creo que tenga que educar a nadie, ya hay colegios y padres para educar. Con mi música solo puedo ayudar a que la gente que me escuche tenga pensamientos más encaminados hacía sitios concretos, pero repito: ¡No soy profe!
¿Cómo escuchas música? ¿Los discos forman parte de tu vida o eres más de playlists?
Yo soy de la generación de los discos de los padres en el coche, ya no solo escucho música con el móvil. Para mí los discos son parte importante, recuerdo escuchar mucho a The Beatles en casa, tener el “White Album”, también a La Oreja de Van Gogh, de hecho tengo un disco suyo firmado por todos sus miembros. He sido bastante consumidora de discos, sobre todo de más joven, a la que aparecieron los iPods dejé de escuchar discos y empecé a escuchar mucha más música con los cascos.
¿Lo de colaborar con Adrià Salas de La Pegatina era como un homenaje a uno de esos grupos que escuchabas en disco? ¿Cómo cerrar una etapa?
Quizás sí que lo es. Yo sabía que si quería colaborar con La Pegatina, o lo hacía en este disco o ya no lo hacía. Este álbum es un poco transitorio entre dos tipos de música y el tema con Adrià es el que más se parece a lo que hacía antes. Me apetecía hacer una canción más Pegatina. Con Adrià no pretendía hacer algo indie y etéreo. Quizás también es un homenaje, porque la verdad es que desde los once años que tenía apuntado en la lista de cosas por hacer: colaborar con La Pegatina.
“Mi entorno de Instagram y mi público son bastante sanos y creo que utilizo la red de manera sana”.
Tu ascenso ha sido meteórico. Ya empezaste tocando en salas y recintos de capacidad numerosa. ¿Cómo lo llevaste y cómo lo llevas?
Al principio recuerdo temblar muchísimo. Antes del primer concierto vomité tres veces, lo pase fatal. Pero una vez estás en el escenario, ya no estás tan mal. Si el público acompaña me siento súper a gusto. Ahora mismo me cuesta más cantar para cinco personas que para cinco mil porque me están mirando a la cara y no estoy acostumbrada a ello. Realmente cuando tocas en frente de cinco mil personas sí que ves caras pero ves tantas opiniones distintas que no te puedes centrar en ninguna, entonces todo bien. Me pongo más nerviosa cuando canto para poca gente.
Decías que la espera para sacar este segundo disco se te había hecho larga. ¿No te planteas buscar una vía alternativa para no tener que esperar dos años entre disco y disco?
Yo estaba acostumbrada a unos ritmos de quedar en local de ensayo con todos los músicos y hacer las canciones y eso es lentísimo porque todos debemos ponernos de acuerdo y sabernos las canciones. Con este segundo disco he aprendido que tú puedes hacértelo en tu casa, con el ordenador, bajarte cuatro bancos de sonidos y empezar a jugar y sacarte una canción al mes. Aspiro a eso, estoy preparando temas y este año me gustaría sacar un tema al mes o cada tres o cuatro.
¡Caray, qué productividad!
Tengo cosas que decir, de hecho mi Instagram durante estos últimos dos años está lleno de pequeños cortes de canciones que me van saliendo y que cuelgo ahí porque necesito que quede constancia de ellas en algún sitio. Es que al final, ¿qué hago, sino, con tantas libretas llenas?
Te diste a conocer por Instagram y con el tiempo sigue siendo tu canal de comunicación más directo con tus fans. ¿La consideras una red sana?
La considero una red social muy sana en cuanto a haters, en mi caso. Sé que hay entornos con perfiles muy chungos: cosificadores, violentos con los animales, sexistas... Pero mi entorno, mi público, es bastante sano y creo que yo lo utilizo de manera sana. En cambio en Twitter la peña es muy agresiva.
¿Has estado enganchada a Instagram en algún momento?
Sí, durante un tiempo lo estuve mucho y ahora he aprendido a tomármelo como ocio, pero sobre todo como un trabajo. Ten en cuenta que me paso de dos a tres horas al día respondiendo mensajes de los lives que hago porque me gusta que la gente esté informada. Ya no es aquel vicio de antes, pero sí que me paso bastante tiempo con las stories de la gente porque te dejan embobada.
No contemplas que nadie te lleve las redes, ¿no?
No, nunca. De hecho me gustaría llevar a mí las redes de bastante gente. Tengo claro que si no me funciona lo de la música me haré community manager (risas).
Sobre el tema del idioma mi pregunta no es tanto por qué decides pasarte mayoritariamente al castellano, sino ¿por qué incluso la canción en catalán tiene su versión en castellano?
Realmente tenía que ser una colaboración con Carlos Sadness. Estábamos en el estudio y me salió traducir la canción al castellano porque queríamos hacerla juntos. Pero luego salió otro tema en catalán y nos moló más hacerlo juntos, pero aún no ha salido, ni está grabado. La cosa es que también se resquebrajó la colaboración en castellano de “Ojalá” y teníamos un tema traducido con el que no sabíamos que hacer y al final lo pusimos como bonus track, pero no lo tocamos en directo. De hecho está funcionando mucho más “Tantdebo”, también en sitios como Madrid.
¿“Tantdebo” es la de tu novio? Entiendo que habla de una persona que vive la vida muy poéticamente y que te inspira.
No, es de un ex ligue de hace mucho tiempo y que me tocó mucho. Sabes cuando estás empezando con alguien y parece que vayas a tener una relación muy bestia y acaba en dos semanas de estar liados y basta. Le escribí esta canción y luego nos separamos, realmente no sabía si dejarla de cantar o no. Pero ahora me gusta mucho, el tema ha cambiado de posición y ahora ya no es una canción melancólica de que te echo de menos, sino que me transporta a aquel momento.
¿Crees que esta persona sabe que le dedicas la canción?
“Tantdebo” suena a la radio constantemente y yo sé que la persona en cuestión escucha la radio. En este caso no le he dicho nada porque no le quiero hacer la putada. Aun así, en la canción sale su calle y cosas concretas, seguro que lo sabe pero hace ver que no y mejor porque sería raro. Miley Cirus decía rollo: “Me has dejado, me has arruinado la vida y ahora solo hago canciones que hablan de ti y tú tendrás que escucharlas por la radio”. Como en plan, tú me torturaste y ahora te lo devuelvo haciéndote temazos. Yo no quiero ser de este palo, soy más de hacerte una canción bonita pero que no lo sepas.
Publicas también un libro de poesía, “Fauna o amor” (Rosa dels Vents, 20). ¿Cómo separas estas dos facetas? ¿Qué te aporta la poesía que no te dé escribir una canción?
Con la poesía no tengo ninguna vergüenza. Las canciones sé que las tendré que cantar en algún momento delante de alguien, en cambio la poesía cada uno se la leerá en su casa y pensará lo que quiera. Con los poemas no tengo filtro, digo de todo. En este libro hay de todo, y con la música tengo más pudor con las cosas personales.
Para acabar, en estos tres años dentro de la industria musical. ¿Qué impresiones tienes de este mundo?
El mundo de la música es una caca con purpurina: desde fuera todo brilla mucho pero desde dentro hay cosas que chirrían mucho. De pequeña veía un bolo y me parecía todo perfecto, después te vas a tocar a un pueblo y te estás desde las doce del mediodía a la una de la madrugada esperando, haciendo pruebas de sonido… Realmente es parte del trabajo, te pagan más para esperar que para hacer bolos. Al final, encuentras espacios y ahora cojo la guitarra y pruebo de hacer un tema, o cojo el ordenador y hago trabajo. Aun así, no es el sueño americano que te esperabas cuando veías un bolo antes.
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