La gira de Tindersticks pasará por Logroño (6 enero, Sala de Cámara de Riojaforum; dentro del festival Actual), Donostia (7 enero, Teatro Victoria Eugenia), Valencia (10 enero, La Rambleta), Alicante (11 enero, Aula de Cultura Fundación Mediterráneo Alicante; dentro del ciclo Sonidos Globales), Murcia (12 enero, Aula de Cultura Mediterráneo Murcia; dentro del ciclo Sonidos Globales), Madrid (13 enero, Teatro Circo Price; dentro del Inverfest). En concierto dentro del Actual será especial, contando con el apoyo de la orquesta Rioja Filarmonía.
Nacidos entre la explosión grunge en Estados Unidos y el surgimiento del Britpop en su casa, en el Reino Unido, los de Stuart A. Staples siempre fueron una isla en sí mismos, fuera de modas y movimientos, a medio camino entre el pop de cámara del primer Scott Walker y los claroscuros del Nick Cave más calmado, desde entonces han dejado una trayectoria casi sin tacha partida en dos por un cambio estructural en el grupo del que solo permanecen desde el principio el propio Staples, David Boulter y Neil Fraser. Sus últimos trabajos hasta la fecha son el álbum “Distractions” (Lucky Dog/City Slang, 21) y la banda sonora de “Stars At Noon”, publicada hace apenas unos meses. A ellos hay que sumarles el reciente recopilatorio “Past Imperfect. The Best Of Tindersticks ’92-‘21”.
Poco antes de finalizar 2022, me reúno con Staples, cuya voz de barítono y composiciones es el pegamento que une las distintas épocas de la banda para hablar, entre otras cosas, de esos treinta años, de la gira que les trae por España o de su pasión por Kendrick Lamar.
Tenéis una gira bastante extensa por España y Portugal en enero, creo que en seis ciudades distintas de nuestro país, Logroño, San Sebastián, Valencia, Alicante, Murcia y Madrid, con las que creo que termináis esta gira de treinta aniversario. Tengo entendido que en Logroño vais a tocar con una pequeña orquesta local ¿va a haber algo parecido en las otras ciudades?
No, no, en los otros sitios iremos con nuestra formación de seis miembros. Logroño será algo especial.
Supongo que el repertorio, ahora que estáis celebrando vuestro treinta aniversario estará centrado en el recopilatorio que apareció a principios de este año, “Past Imperfect. The Best Of Tindersticks ’92 - ’21”.
Así es.
Al mirar atrás siempre habéis sido una banda totalmente independiente y fuera del tiempo. Nunca habéis pertenecido a ninguna corriente ni movimiento. A pesar de nacer en 1992 no tenéis nada en común con el grunge ni con el Britpop pero puede que eso os diera cierta independencia. ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención sobre tu banda al echar la mirada atrás? ¿Habría algo que cambiarías o crees que todo ha sumado a lograr conseguir una carrera tan larga?
Una de las cosas más interesantes cuando echo la mirada atrás es que, al principio, éramos seis jovenzuelos y logramos algo que, honestamente, ninguno de nosotros esperábamos. Tuvimos cinco primeros años fantásticos, donde fuimos verdaderamente libres, y nuestro segundo disco es un testamento de eso. Pero, gradualmente, nos fuimos volviendo más conscientes de nosotros mismos, nos dimos cuenta del efecto que teníamos en la gente y creo que ese deseo colectivo fue disminuyendo hasta que se acabó, en 2002 tuve claro que estaba acabado.
Así que creo que si miro atrás lo que más me sorprende es lo que hemos logrado en este segundo periodo de la banda, increíblemente ha sido tan satisfactorio, o puede que más, que el primer periodo, y realmente no lo esperaba. Y creo que ha tenido mucho que ver no solo conmigo mismo, David y Neil sino con Earl Harvin y Dan McKinna y lo que han traído ellos a la banda. Nos han hecho mirarnos a nosotros mismos, nos han hecho más ambiciosos, han tenido un efecto fantástico en el grupo y, gradualmente, no fue una cosa repentina, tardas un tiempo en compenetrarte hasta con un músico tan bueno como Earl Harvin. No estaba ahí todavía en el primer disco que hicimos juntos, pero gradualmente hemos llegado a un punto en el que nuestra fuerza juntos es mucho mayor que la que tuvimos nunca y eso crea espacio para poder experimentar fácilmente, explorar ideas sin inhibiciones.
Supongo que tuviste mucho que ver a la hora de elegir las veinte canciones que forman “Past Imperfect” y que tuvo que ser un proceso doloroso y, a la vez, fascinante intentar modelar un disco en el que se vieran vuestras múltiples facetas y sirviera de perfecto resumen para vuestra brillante carrera. Creo que lo habéis conseguido pero me gustaría ir comentándote varias cosas que me han llamado la atención. Lo primero es la ausencia de vuestros dos primeros sencillos, “Patchwork” y “Marbles”, sobre todo porque es con su edición con la que se cumplían los treinta años de carrera.
Así es, pero cuando nos pusimos con este proyecto y decidimos cómo íbamos a hacerlo llegamos a la conclusión de que había que hacerlo cronológicamente y estaba claro que hay un punto en el medio en el que la formación cambia y entonces fue una especie de consenso en el que dijimos bien tenemos diez canciones para representar una época y otras diez para la otra, y es una verdadera desgracia que “Marbles” se haya quedado fuera pero si la metíamos tendríamos que quitar “Her” o “City Sickness”. Son decisiones muy difíciles. Así buscamos que hubiera una cierta continuidad en la experiencia de escucharlo y nos decantamos por estas.
"Lo que hemos logrado en este segundo periodo de la banda, increíblemente ha sido tan satisfactorio, o puede que más, que el primer periodo, y realmente no lo esperaba"
Tampoco he podido dejar de fijarme que vuestro segundo disco y “The Something Rain” son los discos más representados en este recopilatorio. ¿Se podría decir que son también tus favoritos?
Creo que tiene que ver con la fuerza de las canciones, cuando vuelves a ese segundo disco te preguntas ¡¿cómo puede existir este disco sin “Tiny Tears”, sin “Travelling Light”?! Date cuenta de que mi canción favorita del segundo disco es “She’s Gone” y, al final, se ha quedado fuera. Pero si “She’s Gone” hubiera entrado tendría que haber quitado “My Sister”, y esa canción es un paso muy importante en la historia y la evolución de la banda…
Creo que fue esa la canción que llamó la atención a Claire Denis y por la que acabasteis haciendo varias bandas sonoras para ella.
Eso es. Nuevamente, decisiones muy duras, y me pasa lo mismo con “The Something Rain”, “Medicine”, “Show Me Everything” o “This Fire Of Autumn”, que tenían que entrar. Son demasiado irresistibles para mí.
Por el contrario no habéis metido nada de “The Hungry Saw”, el disco que os vio volver a reuniros después de un parón de cinco años, el más largo en vuestra trayectoria. Además recuerdo leer en algún sitio que era uno de los discos favoritos de David Boulter, luego también me ha sorprendido que no hayáis incluido nada de vuestro último disco de estudio, el experimental y atrevido “Distractions”, ni siquiera la pegadiza “You'll Have To Scream Loder” que podría haber aparecido perfectamente. ¿Crees que estos dos discos son los patitos feos de vuestra trayectoria?
[Se ríe] No, no lo creo, me encanta “The Hungry Saw”. La canción titular podría haber entrado perfectamente en el contexto del disco pero se jugó el puesto con “Harmony Around My Table” y esa canción tiene unos cuantos grandes seguidores, especialmente en la compañía discográfica [risas]. Hay que encontrar un equilibrio pero “The Hungry Saw” tiene canciones como “The Other Side Of The World”. Tiene “All The Love”. Tiene grandes canciones, lo que ocurre es que guarda más relación con el fluir del disco, como te decía antes, y siempre va a haber ganadores y perdedores.
La única canción nueva que incluisteis en el recopilatorio es “Both Sides Of The Blue”, que es parte de una nueva banda sonora para Claire Denis, una parte importante también de tu obra y la del grupo. En el recopilatorio también está “Willow” cantada por ti, que compusiste para “High Life”. ¿Habrá en el futuro alguna continuación de aquel recopilatorio llamado “Claire Denis Film Scores 1996–2009”? Porque desde entonces ha habido unas cuantas más, incluidas dos más este año. Por cierto “Stars At Noon” es tan buena que se merece estar también en el recopilatorio.
Me encantaría hacer eso algún día, tener todos los temas principales de las películas juntos en un disco, aunque no sé si ahora es el momento de ponerse con ello. No estoy seguro.
¿Hay alguna diferencia cuando compones para una película o para un disco de estudio?
Lo bueno de trabajar con Claire es que tengo libertad. Es un proceso continuo porque estoy sacando la música de mí mismo, pero trabajar con Claire me permite estar inspirado por otras cosas, te fuerza a explorar cosas distintas de ti mismo, así que cuando volvemos a lo nuestro eres todavía más rico, conoces más cosas, pero en ambos procesos, al final, sacas las cosas de tus propias ideas, de tus propios arreglos, cuando trabajas en una canción que parte de ti, cuando surge de ti es algo vago pero exacto al mismo tiempo y tienes que quedarte contento al capturar ese sentimiento, trasladar lo que quieres decir a una pieza de música. Pero eso cambia si es para el cine, porque tiene que concordar no contigo sino con la escena o con el personaje.
¿Y Claire te proyecta las imágenes de la película para que encuentres inspiración?
Creo que la nuestra es una relación extraña porque lo que hace Claire es mandarme el guión y tengo que encontrar en lo que está interesada o en lo que está buscando a través de eso. Nunca me ha dicho “quiero música aquí, en esta escena en particular”, o que sea así. Es algo más libre, me pregunta “¿Oye cómo ves esto? ¿Cómo lo sientes?”. Y así suelen comenzar nuestras colaboraciones. Nos deja espacio para ofrecerle ideas, sentimientos y piezas que la ayuden a encontrar lo que está buscando, además de, esperemos, darle algunas sorpresas de vez en cuando. Es una relación rara. No es que yo sea un compositor de bandas sonoras.
Otra de las canciones que no podía faltar es “Sometimes It Hurts”, uno de tus duetos con la gran Lhasa de Sela. Te he escuchado decir que te resulta muy difícil escribir duetos desde su muerte. Es una verdadera pena porque creo que eran una de vuestras especialidades. Tu voz de barítono siempre ha quedado muy bien junto a una voz femenina, ya sea la de Lhasa, Carla, Isabella Rossellini o Mary Margaret O'Hara. En los últimos diez años han aparecido unas cuantas voces femeninas muy interesantes como Sharon Van Etten, Angel Olsen o Weyes Blood, ¿te gustaría colaborar con alguna de ellas?
La cosa es que tiene que ser una cosa natural. Cuando escribes un dueto lo primero que piensas es “oh mierda, es un dueto” [risas]. “Ahora tengo que encontrar a la persona adecuada para cantarla conmigo”. Ya no eres autosuficiente, a partir de ese momento dependes de otra persona y tiene que entrar en tu mundo, y eso no es una cosa fácil de hacer. Así que sí, me gustan y admiro a las personas que has nombrado pero tiene que salir de forma natural. Es como cuando escribí “We Are Dreamers!”, de inmediato pensé en Jehnny Beth, ya que podía sentir su energía en esa canción. Y tuve suerte porque accedió a hacerla y fue fácil porque solo tuve que pedirle que fuera ella misma. Era una canción de rechazo y desde el primer momento tuve claro que su energía, y su voz, eran perfectas para esa canción. Así que creo que la idea y la canción vienen primero. Si escribes una canción pensando en esta u otra te saldrá algo más falso.
"No creo que vaya a haber un nuevo disco en 2023 pero desde luego creo que va a ser un año de hacer cosas, de disfrutar el proceso de hacer nueva música"
Cuando te entrevisté la última vez me dijiste que lo más importante para ti es lo siguiente que harás y no tanto tu legado, así que cuéntame cuáles son los planes para el futuro, poniendo que, normalmente, vuestros discos de estudio suelen aparecer cada dos años. ¿Podemos esperar disco nuevo para 2023?
No creo que vaya a haber un nuevo disco en 2023 pero desde luego creo que va a ser un año de hacer cosas, de disfrutar el proceso de hacer nueva música. Y estaré feliz con los resultados nos lleve a dónde nos lleve. Creo que todos los músicos del mundo han estado de gira en 2022 después del confinamiento y de todo lo que ha pasado con la pandemia, todos hemos estado desesperados por tocar. Ha sido muy estresante, así que ahora todos los músicos están pensando en hacer algo, así que 2023 va a ser el año de hacer cosas, con lo que creo que va a haber una energía muy buena de todo eso. No sé lo que va a pasar pero lo espero. Y lo que tengo claro es que personalmente estoy deseando poder pasarme un año en el estudio y ver a dónde nos lleva.
¿Vas a seguir explorando la senda más experimental de “Distractions” o hay alguna otra cosa que tengas en mente?
Estoy totalmente abierto a todas las opciones. Quiero meterme en el estudio y ver qué pasa. Tengo muchas ideas y quiero ver a dónde nos llevan.
Y, después de treinta años de carrera, ¿hay algo que te apetezca hacer o que no hayas hecho nunca?
Es que estos treinta años no han sido fruto de un gran plan sino de cientos de pequeños pasos. Te levantas por la mañana con una idea para una canción, la vas perfilando, vas consiguiendo cosas y después de un tiempo tienes diez canciones y piensas que es un buen momento para ir al estudio a grabarlas y haces un disco. A lo largo de treinta años eso lo haces varias veces y luego vas viendo el legado que dejas, pero nunca existió un plan sobre cómo llegar hasta aquí. El grupo todavía tiene una energía cuando se junta y eso es lo que hace que sigamos. Eso es lo esencial.
Para terminar, estando en las fechas que estamos, acabando el año, ¿tienes algún disco o discos que sean tus favoritos del 2022?
Probablemente, pero tampoco ha habido nada que me haya maravillado. Tuve un momento extraño al final de 2017 cuando el disco que más había escuchado ese año fue número uno en todas las publicaciones de música. Era “Damn” de Kendrick Lamar, y pensé “vaya, soy mainstream” [risas]. Era la primera vez en mi vida
¿Has escuchado “Mr. Morale”, su último disco?
Sí, pero no puedo dar una opinión porque todavía no me siento totalmente conectado con él, y no por su culpa, sino porque no he tenido suficiente tiempo para dedicarle la atención necesaria. Para ser honestos aún estoy intentando digerir la explosión creativa que tuvo entre 2012 y 2017. En esos discos hay muchas ideas para explorar. Así que, volviendo a lo que te decía, me sentí como parte de la industria. Todo el mundo hablaba del disco que más me había gustado, pero al año siguiente el disco que más escuché fue el de Insecure Men, la banda de Saul de Fat White Family. Es un gran disco, pero al final del año no estaba en ninguna lista, en ningún sitio, con lo que ya no era mainstream [risas]. Pero este año no me he sentido tan conectado con ningún disco y eso que he escuchado unos cuantos. Me parece que ha sido un año un poco plano y corporativo.
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