Los sonidos del gran horizonte americano
EntrevistasStill River

Los sonidos del gran horizonte americano

Josetxo Rio Rojo — 10-03-2016
Fotografía — Archivo

En un mundo global como el de hoy ya no extraña que sea un músico norteamericano el que acuda a sus orígenes y se establezca en Getxo sin abandonar su amor por la música. Así le ocurrió al nacido en Minneapolis Dan Cabanela, que como cabeza visible de la formación Still River, entrega en su reciente trabajo “Wood & Wire” (Be Cool Producciones, 16) un perfecto, animoso, urgente y eléctrico compendio de las músicas de raíz americana. El propio Dan nos acompaña en una inmersión a fondo en lo que es una de las bandas punteras del actual sonido americano nacido en Bizkaia.

Un disco espléndido que toca los diferentes palos que puede abarcar la música de raíz americana. ¿Creéis que resume lo que es Still River, o lo que quiere ser? ¿Se han quedado muchas cosas en el tintero?
No sé exactamente lo que querremos ser dentro de un año, pero en cuanto a los temas y el sonido, creo que “Wood & Wire” sí resume el momento en el que nos encontramos Still River, aunque por supuesto han quedado cosas en el tintero, como con casi cualquier grupo cuando van a grabar. Al final haces una selección de lo que más gusta y cuadra en ese momento, pero nunca se puede, ni se debe necesariamente con todo. Nos gusta mucho la variedad dentro de los géneros de raíces americanas, y hay algunas que no hemos reflejado en este disco, pero también hay que tener cuidado de no variar demasiado en una grabación.

¿Cómo ha ido evolucionando la marca Still River desde su nacimiento? ¿Cuántos años lleva, qué personal ha pasado por ella, cómo fue el origen, la chispa que os decidió a crearla?
Still River empezó cuando yo y Txema Solano (bajo) decidimos arrancar con un proyecto nuevo después de Rockadelica. En esa época éramos muy jamband; canciones largas con mucha improvisación y solos largos. Quisimos centrarnos más en las canciones que en el mero hecho de divertirnos tocando. Eso fue hace cuatro años. Txema llamó a Isi Redondo (batería – Travellin’ Brothers) porque habían tocado juntos en AYRE años atrás. Poco después llamamos a Juan Gumucio (guitarra), que conocíamos de algunas jams en la zona. Dos años después, se unió Irsa Redondo (piano/órgano). La evolución ha sido muy buena. Aparte de ir conociéndonos cada vez mejor como personas y músicos, la puesta en escena ha ido mejorando mucho y confío en que damos un espectáculo bastante mejor ahora que entonces. Recientemente hemos cambiado de baterista porque a Isi se le ha complicado la agenda de conciertos internacionales con los Travellin’ Brothers. Llevamos más de seis meses probando a gente, y en ese tiempo hemos tenido la suerte de topar con Lander Cadenas, un chaval de 21 años con una cultura musical y saber hacer que no corresponde a su edad. Ya hemos empezando a rodar con él y no podríamos estar más contentos, en todos los sentidos.

Dan, tú eres nacido en Estados Unidos, así que, desde dentro, ¿qué diferencias observas en la manera de conducir un grupo allí o aquí?
Desde mi experiencia, no hay ninguna diferencia, pero yo siempre he tocado por necesidad del alma, y no para ganarme la vida. Tanto allí como aquí, he tocado siempre con gente que me han caído bien, además de por cómo tocan. Pienso que la manera de conducir un grupo ha de ser democrática. La toma de decisiones en conjunto es imprescindible para crear una unidad de banda. Si a uno solo del grupo no le motiva una canción, o la manera de tocarla, o se cansa de ella, por ejemplo, se cambia o se descarta, inmediatamente.

¿Y qué diferencias encuentras entre las diversas escenas, desde el punto de vista de un amante de la música, de un aficionado?
Llevo ya 20 años viviendo aquí, y las cosas han cambiado mucho para las bandas de Minneapolis en estos años. A principios de los noventa había muchísimos sitios allí que ponían conciertos en directo varios días de la semana y muchísima gente joven que lo que quería era ir a donde estaba la música. Era una escena mucho más rica que la que me encontré aquí cuando llegué. Sin embargo, la última vez que volví hace un par de años, ya no era así. Había muchos menos locales apostando por la música en directo. Ahora, te hablo de una sola ciudad en un país inmenso. No tengo ni idea de cómo andan en otras ciudades hoy por hoy, ni entonces. Aquí, sin embargo, me da la impresión que la oferta de música en directo ha ido mejorando en estos 20 años, y hoy sueles tener muchas opciones cualquier fin de semana. Eso sí, sigue habiendo mucho margen de mejora, sobre todo en bares o tabernas, que a menudo se les deniega cualquier permiso para montar un directo, incluso acústico y en horarios razonables, y tienen que andar amenazados por multas.

Os habéis ido a grabar el disco a los estudios Garate en Adoain y lo habéis trabajado junto a Kaki Arkarazo. ¿Por qué esa decisión? ¿Qué es capaz de aportar a la idea y al proyecto una persona como Kaki?
A Kaki le conocí cuando colaboré con los Travellin’ Brothers en “Magnolia Route”. Inmediatamente me llamó la atención Garate Studios, su super mesa analógica de la BBC de principios de los ’70, y lo bien controlado que tenía todo allí Kaki. Luego cuando escuché el disco acabado, dije, “hostia, esto sí que suena auténtico”. Me fui hasta Garate para hablar con Kaki de “Wood & Wire” en diciembre del 2014. Llevé algunos discos de The Band, Neil Young y Marshall Tucker Band para mostrarle el sonido que queríamos lograr. No hizo ni falta que los escuchara, él supo de inmediato lo que había allí ya que había sido muy fan de los mismos. Es un tío con una cultura musical muy amplia y las ideas muy claras. Fue muy respetuoso a la hora de aportar ideas, limitándose a lo más necesario, y estuvo acertado en todos los sentidos. Ayudó con algún arreglo de canciones pero sobre todo, con los arreglos de voces. A la hora de mezclar, se lo dejamos prácticamente todo en sus manos.  Es un verdadero maestro del sonido y un gran tío.

Habéis contado con diferentes invitados: Alain Sancho, Julián Maeso, Mora Silva… ¿Cómo se consigue la implicación de cada uno de ellos, qué elemento diferencial pueden aportar a lo hora de identificarse con vuestras canciones?
Ya habíamos tenido alguna que otra experiencia con los colaboradores antes de “Wood & Wire”, con la excepción de Diane Noussa (solista del coro Gospel de Bilbao), y tuvimos la suerte de que todos se mostraron muy abiertos a la idea de colaborar. No hizo falta mas que pedírselo a cada uno. Han sido tremendamente generosos todos y les estamos muy agradecidos. El elemento diferencial es que cada uno por su cuenta domina muy bien su instrumento y se mueven muy cómodamente con la música de raíces americanas. En el caso de Alain Sancho, también se curró todos los arreglos de vientos, cosa que hace de mil maravillas y por la cual ya es conocido.

Como bien has comentado, tenéis una estrecha relación con gente como Travellin’ Brothers, no sólo por las figuras de Isi Redondo y Alain Sancho, sino por colaboraciones estrechas, compartir escenarios… ¿Son un ejemplo a seguir? ¿Puede ser una estela que marque parte de vuestro camino u os movéis en ámbitos diferentes?
Desde luego que son un ejemplo a seguir. Son un grupo con una puesta en escena espectacular, y se lo han ganado todo a pulso, con mucho curro, ganando a los públicos en cada escenario donde tocan, sin olvidarse nunca de dónde vienen, con mucha actitud pero siempre manteniendo intacta la humildad. Les debemos mucho a los Travellin’, y en particular, a Aitor Cañibano, que siempre nos ha ayudado desde nuestros inicios, brindándonos oportunidades para tocar con músicos de mucho nivel, dándonos sabios consejos sobre diversos temas de la industria, ayudándonos a pillar algunos conciertos importantes, y sin pedir nada a cambio. Es una de las personas que mas respeto. ¡Un titán! Su estela sí que puede marcar una pequeña parte de nuestro camino, pero sólo eso. Ellos se han labrado una trayectoria en el circuito de Blues, aunque hagan también Swing, Rhythm & Blues, Soul, Funk, etc., pero nosotros, aunque coincidimos en muchos de estos estilos, tenemos un hilo conductor mas rockero. Hay muchos locales y/o festivales en el circuito de Blues que sí les puede interesar el Rock de raíces que hacemos, pero otros no.

“Desde luego, la música es el más universal de los idiomas”

Lo digo porque en parte el inicio del disco, con dos canciones como “High Time” y “Sweet Vermilion”, llenas de vientos, ritmo y negritud, pueden asociarse a las líneas que rigen a la Travellin’. ¿Cómo surgieron ambas? ¿Cómo pensáis llevarlas al directo?
“High Time” y “Sweet Vermilion” han surgido igual que todos nuestros temas. Se prueban ideas en los ensayos, y si nos molan, las trabajamos para convertirlas en canciones y empezar a tocarlas en directo. Sin embargo, como con muchos de nuestros temas, estas dos han ido cambiando con el tiempo. Nos aburrimos de seguir tocando los temas de la misma forma y los vamos transformando con el paso del tiempo. De hecho, “High Time” ya lo estamos haciendo algo mas Funk ahora que en el disco. Al directo se llevan con energía y tocándolas lo mejor posible, como siempre. No vamos a renunciar a tocar una buena canción por no poder contar siempre con vientos, coros femeninos, o un fiera como Julián Maeso. Ambos temas los hicimos en Aranjuez y San Adrián (Navarra) la semana después de la presentación de “Wood & Wire” en el Kafe Antzokia de Bilbao, y el resultado también ha sido muy bueno, sobre todo juzgando por la respuesta del público.

Hablando de ello, comentadnos un poco qué tal fue esa presentación del disco en Bilbao y cómo vais a encarar su puesta de largo en el resto del Estado, si es que hay posibilidades de ello.
La presentación superó nuestras expectativas. Nos quedamos a muy pocas entradas de colgar el cartel de “no hay entradas”. La Julián Maeso Band fueron majísimos y se coordinaron con nosotros a la perfección. Tuvimos la suerte de que todos los colaboradores del disco vinieron a tocar ese día, e incluso pudimos gozar de tenerle a Kaki Arkarazo a los mandos de la mesa de sonido. En cuanto al espectáculo, creo que el público en general quedó muy contento, tanto del conciertazo que dieron Maeso y los suyos, como de Still River, que nunca habíamos podido regalar un show así a los nuestros, con tantos músicos tan especiales dándole esa dimensión añadida a nuestro sonido. Para los conciertos de esta gira en el resto del estado, ya hemos organizado la continuidad de las coristas y hablado con un saxofonista y trompetista para la sección de vientos, siempre que el presupuesto del concierto lo permita. Para los conciertos con presupuesto mas ajustado, iremos los 5 que somos Still River.

Suena desierto, suena polvo, suena Allman Brothers, suena la Grateful Dead más campera… ¿son las influencias de toda una vida? ¿Qué nombres de fuera lleváis como bandera y sombrero?
Si, son influencias que llevamos desde hace mucho tiempo. Los Allman Brothers, y sobre todo los Grateful Dead son dos de mis influencias más grandes. Los Allman más por su sonido, y los Grateful Dead por su filosofía de reinventarse constantemente y no poner barreras a la hora de probar estilos o cambiar la manera de tocar las canciones. The Band y Bob Dylan también son influencias muy potentes, sobre todo para Juan. A Txema le flipa Miles Davis y el jazz en general. Sin embargo, la lista completa se hace muy larga para todos y pasa por muchos estilos, desde Creedence, Tom Petty, Van Morrison o Pink Floyd hasta Hank Williams I y III, Taj Mahal, Bill Withers o Gordon Lightfoot. De lo contemporáneo nos gusta mucho Tedeschi Trucks Band, The Wood Brothers o J.J. Grey & Mofro.

¿Y qué nombres de aquí creéis que mantienen alta la llama de una música tan concreta?
Hoy hay muchos grupos de aquí haciendo música americana a un nivel tan alto que no se distingue de qué lado del charco vienen. Empezando por el mismo Julián Maeso, o aquí mismo en Bilbao, donde el listón se va poniendo cada vez más alto, con grupos como los Travellin’ Brothers, Last Fair Deal o Dead Bronco.

"Nos aburrimos de seguir tocando los temas de la misma forma y los vamos transformando con el paso del tiempo"

Un americano, ¿entiende el ver a gente de otros países y continentes atrapados por las esencias de una música nacida de territorios y paisajes tan propios de un país? ¿Hay alguna explicación cultural o socio-política más allá del poder universal de la música?
¡Buff, qué difícil pregunta! Desde luego que la música es el más universal de los idiomas. ¿Pero por qué han proliferado tanto los estilos americanos más que otros? Seguramente la globalización y la economía tengan mucho que ver, porque hay muchísima música autóctona increíble en muchos países que no ha pasado fronteras con la misma fuerza, y sería un error decir que es por que no es tan buena.

¿Es factible para un grupo pequeño, residiendo en un territorio pequeño y ejerciendo en un tipo de música no tan reconocido masivamente, el dedicarse a esto? ¿Sueña el músico con vivir enteramente de ello? ¿Creéis que cabe alguna posibilidad?
Yo ya me dedico a esto, lo que es componer y tocar en grupos, desde que tengo 15 años. Si a lo que se refiere es vivir exclusivamente de ello, entonces diré que sí creo que es factible para los que están dispuestos a vivir de gira permanente 8, 9, o 10 meses del año. Es decir, no para nosotros. Nosotros tenemos familias, negocios, y unas raíces echadas en Bilbao. Todos somos apasionados de tocar y lo hemos hecho de forma continua desde que somos adolescentes, pero no vamos a abandonar nuestras casas para vivir en la carretera. Queremos llevar nuestra banda por toda la península, e incluso a Estados Unidos, pero siempre que lo podamos compaginar con las vidas que ya tenemos hechas. Conocemos a unas cuantas bandas que lo hacen con bastante éxito, entendiendo éxito por el poder alimentar un proyecto para seguir sacando más música, llegar cada vez a públicos más amplios, y seguir creciendo juntos como músicos.

Y en caso de que fuera posible, ¿cómo cambiaría el concepto de Still River, la particular personalidad de la banda?
De momento no cambiaría nada en cuanto a concepto. Me siento muy afortunado de estar con esta banda. Los cambios vendrán de forma natural, como la vida misma.

¿Refleja la temática de las letras de alguna manera la situación social, económica, política del mundo de hoy, o preferís fijar otros objetivos igual de lícitos? ¿Debe el músico ser un cronista de lo que ve o vive o un creador de lo que sueña o desea?
Mis letras suelen nacer de estados emocionales, desde la frustración, desesperación o indignación, hasta la amistad, el amor o la euforia. Indudablemente me afecta la situación del mundo hoy, y algo de eso acaba en mis letras, pero no escribo de ello de forma directa. Prefiero el uso de personajes, paisajes, y acontecimientos en una historia cuando escribo. Me ha gustado siempre leer y siento que en las historias hay una fuerza mayor a nivel humano. Es una labor más artesana, más laborioso, pero me parece mas duradero y convincente que decir lo que pienso de forma directa. Un músico, como cualquier otra persona, debe ser y escribir de lo que le da la real gana. Si quiere ser cronista, o creador de sus sueños, adelante, como si quiere escribirle canciones a su novia. Lo importante es que sea honesto consigo mismo.

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