El álbum es un viaje futurista estructurado en dos grandes segmentos musicales, en los que distintos pasajes van fluyendo entre el rock progresivo, los toques de metal, las texturas electrónicas y el post-rock cinemático. En las letras del primer bloque ha colaborado Andy Partridge (XTC).
El también líder de Porcupine Tree, es un hombre tan sensato como apasionado, de modo que los veinte minutos que pasamos con él por Zoom se pasan volando. A pesar de haber hecho ya decenas de discos, a Wilson no se le agotan las pilas ni el entusiasmo por lo que hace. Nos recibe delante de un imponente muro de vinilos, y acompañado por su perro, Bowie.
Tengo entendido que el punto de partida este álbumes algo que leíste sobre el efecto que produce en los astronautas contemplar la Tierra desde el espacio. Al parecer, esto tiene un efecto complejo conocido como “de visión general”. Me parece una idea muy interesante.
Sí. Cuesta mirar el mundo en su estado actual y no ver que, hasta cierto punto, la especie humana ha perdido el rumbo al obsesionarse consigo misma. Somos una de las muchísimas especies que habitan el planeta. Estamos aquí realmente desde ayer. En términos relativos a la existencia de la Tierra, llevamos aquí unos segundos de un día de veinticuatro horas. Y aún así, tratamos al planeta como fuera nuestro, como si fuéramos sus custodios, lo cual es cierto hasta cierto punto. Pero creo que con la tecnología moderna nos hemos vuelto muy narcisistas. Estamos obsesionados con nosotros mismos.
“Con la tecnología moderna nos hemos hecho muy narcisistas”
¿En qué sentido?
Nos pasamos la mayor parte del tiempo viéndonos reflejados en el espejo de las redes sociales e Internet. Y hemos dejado de mirar arriba, a las estrellas. Hemos dejado de buscar en el universo. Pasamos demasiado tiempo mirando hacia dentro. La génesis del álbum está en leer sobre el efecto que tiene en los astronautas contemplar la Tierra desde el espacio, lo cual produce un cambio en la percepción de la vida humana y de la propia especie, de nuestro lugar en el universo.
Tiene que ser así, supongo.
Ocupamos una parte infinitesimal, diminuta (voy a sacar al perro…). Nuestro sol es uno de los trillones de estrellas que hay, y ni siquiera es particularmente grande. Pero la Tierra podría caber dentro un millón de veces. Cuando empiezas a hacer números y tener una idea de lo minúscula que es la especie humana, que llevamos aquí unos momentos en términos cósmicos, creo que cambia cómo ves esa cosa tan maravillosa que es el regalo de la vida. La vida es maravillosa, pero muy corta y bastante insignificante. Sin embargo, todas estas cosas pueden ser positivas si las reconoces. La idea es fascinante y se resume en una sola palabra: perspectiva: ten cierta perspectiva sobre tu vida y la de la raza humana, el lugar que ocupamos en el espacio y el tiempo. Entonces verás que un montón de cosas por las que nos enfadamos muchísimo y empezamos guerras, en realidad, no importan.
¿Consideras que este trabajo es, de algún modo, una suma o compendio de todo lo que has venido haciendo durante todos estos años?
Sí, no eres la primera persona que me lo dice. La respuesta a esa pregunta es que no pienso en ello de modo muy consciente. Llevo haciendo discos más de treinta años, y tengo un sonido. Ese sonido es bastante ecléctico. Puede variar de la electrónica a los riffs de metal, la música más de autor…todo eso acaba entrando. Pero hay un sonido reconocible que creo que es mío. Es como cuando te miras en el espejo. ¿Qué es lo último que ves? No te ves a ti mismo. Los demás te ven, pero tú sólo ves si estás despeinado o tienes un hoyuelo o un lunar. No te ves de forma holística. Creo que esto pasa también con la música. No soy consciente de lo que hago cuando estoy haciendo música. La gente reconocerá ciertas cosas que son muy Steven Wilson, pero yo no soy consciente, especialmente después de treinta años y Dios sabe cuántos discos, creo que llevo cincuenta…Lo único que pretendo es hacer algo que me motive, que no sea una repetición de lo que he hecho antes.
Te iba a preguntar precisamente eso: supongo que no es sencillo hacer cosas nuevas después de tanta música. Sólo en solitario llevas como diez.
Es cada vez más difícil, porque según haces un disco nuevo, ya hay una cosa más que has hecho (risas). Y que no quieres volver a hacer. Creo que esta vez el reto se planteó desde muy el principio, con la idea de hacer dos piezas musicales largas. Era, en cierto modo, volver a cuando empecé a escuchar algunos discos que tenían un corte en una cara y otro en la otra. Cosas como “Tubular Bells” de Mike Oldfield o “In a Silent Way” de Miles Davis, esos discos con dos composiciones que son casi como dos cortos que forman la película, una película entera que dura todo el álbum. Me encantan, y nunca había hecho uno (se lo piensa) No, creo que no. Tuve esa idea muy al principio: hacer un corte de 23 minutos para la cara A y otro de 20 para la B. Eso, por definición, era un reto, que sabía que me iba a llevar en una dirección ligeramente distinta que antes.
Por cómo está estructurado, por esa idea de los dos bloques musicales, me pregunto si crees que la mejor manera de disfrutarlo es escucharlo de principio a fin.
Yo diría que eso es lo ideal con cualquier disco que he hecho, y más aún, con cualquier buen disco. Todavía me encanta escuchar álbumes. Disfruto de la experiencia de permitir que un artista me lleve de viaje. Por supuesto, vivimos en un mundo en el que el streaming nos ha llevado a esta idea de la cultura de la playlist. Y lo reconozco, por supuesto. Pero me gusta pensar que estoy dando una alternativa, que es recordarle a la gente que sigue habiendo artistas a los que les gusta más la idea de una película en lugar de cortos de tres minutos. Sigue habiendo artistas que prefieren las novelas a los cuentos. Y soy uno de ellos. Siempre me ha gustado la idea de las formas de arte largas. Creo que sigue habiendo espacio para escuchar un álbum entero. Se compran muchos vinilos de nuevo, presumiblemente con la idea de escucharlos de principio a fin. Secuenciar un disco para que el oyente tenga una experiencia satisfactoria es un arte. Y creo que yo lo hago bien. Creo que es en lo que soy bueno, haciendo discos que son satisfactorios como viajes musicales.
¿Y cómo disfrutas a estas alturas de las posibilidades que te brinda el estudio?
Bueno, una de las cosas más curiosas de la música moderna es que actualmente las posibilidades son más amplias que nunca, en cuanto a la posibilidad de crear sonidos, hacer música, ser creativo…Hay muchísima tecnología que facilita el proceso y te da una paleta de colores increíblemente diversa, si puedo usar la analogía de la pintura. Si prefieres utilizar la culinaria, hoy disponemos de más ingredientes que nunca para prepararte la comida. Y sin embargo, la música se ha hecho, a grandes rasgos, más uniforme, genérica y homogénea. ¿No es extraño? Hay un millón de grupos de metal que suenan igual, y un millón de artistas de electrónica o rap que son intercambiables. Y sin embargo, ahí está la tecnología para crear sonidos increíblemente ricos y complejos, mundos de sonido únicos. Yo me siento un privilegiado por hacer música en una época en la que tengo a mi disposición tantísimas herramientas.
“La música se ha hecho más uniforme, genérica y homogénea”
Que te permiten combinar instrumentos analógicos tradicionales con electrónica y todo el entorno digital.
Me entusiasman las posibilidades de crear híbridos, combinando electrónica y ambiente con pop y música progresiva y metal. Me llevo todo a mi mundo y como te decía antes, son los ingredientes que forman mi menú. Y no acabo de entender por qué la gente no piensa de este modo. Quizá tenga que ver con la relación que tienen muchas personas con la música. Los músicos son cada vez más conscientes de que tienen que agarrar al oyente con la voz. Tu canción no puede pasar de un minuto y cincuenta y tres segundos, porque el oyente no te prestará más atención. Vuelvo a la noción de tratar de dar una alternativa a todo eso. Pero sí, respondiendo a tu pregunta, me encanta vivir en una época en la que hay más posibilidades de crear sonidos que nunca, a través de la tecnología. Y combinar lo viejo con lo nuevo es muy emocionante, las posibilidades no pueden ser más ricas y diversas.
Sé que eres muy fan de David Bowie, y no he podido evitar oír algunos guiños a sus canciones más espaciales. ¿Ha sido un homenaje deliberado?
¿Qué dirías tú? Creo que tú mismo has respondido a la pregunta, porque Bowie ha sido para mí una influencia gigantesca. Y lo sigue siendo, junto a Pink Floyd y otras cosas. Bowie y Pink Floyd, especialmente, están totalmente metidos en mi ADN. No soy consciente de hacer homenajes o algo así. Si acaso, cuando entro en el estudio, mi mayor influencia es mi propio catálogo, en el sentido de tratar de no repetirme. Pero llevo como, no sé, cincuenta discos, una cantidad estúpida, y en este momento mi mayor influencia es mi personalidad musical. Ahora mismo no me siento conscientemente influido por otra cosa, pero sí te reconozco que algunas cosas las llevo tan metidas en mi ADN que salen sin que me dé cuenta. Cuando me dicen que en este disco oyen cosas de Bowie y Pink Floyd, respondo: por supuesto, no lo puedo evitar. Pero mientras hago la música no soy consciente. No sé si esto tiene sentido.
El disco va a ser presentado en un cine IMAX de Londres, si no me equivoco. Ya en los setenta Pink Floyd experimentaron con las posibilidades del sonido cuadrafónico. El álbum se publica también en formato Blu-Ray. ¿Por qué te interesa tanto explorar las posibilidades del sonido como experiencia?
Porque creo que la música tiene que ir hacia delante, evolucionar. El estéreo ha sido el standard de facto durante mucho tiempo. ¿No es hora de pasar página? Llevo quince años muy interesado por el audio espacial y el surround. Llevo un tiempo trabajando con el Surround Sound 5.1 y el Dolby Atmos. Y te puedo asegurar que cuando la gente escucha música en un audio espacial, le cambia la cara. Estar “dentro” de la música es alucinante. Para mí es el futuro. Es como cuando pasamos del mono al estéreo en los sesenta. Llevamos cincuenta años con el standard del estéreo. Y si lo piensas, más allá de la música, el mundo está yendo en esa dirección. Estamos yendo, en términos generales, a un lugar más inmersivo, en cuanto a la manera en que nos conectamos con el mundo digital. Cada vez es más inmersivo. Surround, Espacial, 3D, 360…son expresiones que oyes ahora cada vez más en cuanto al cine, la informática o incluso en relación a una llamada.
La tecnología va por ahí, sí.
Todo va de realidad virtual, de ponerte en un espacio tridimensional más parecido a la vida real. Y creo que la música se tiene que poner al día, como parte del proceso y esta evolución. Como alguien interesado en las posibilidades progresivas de la música -progresivas en sentido literal, no como género-, creo que tenemos que ir más allá de la vieja noción del estéreo. Yo lo veo así.
En este sentido, supongo que estás trabajando a tope en el espectáculo que acompañará esta gira, y que supongo que será bastante especial (el álbum ha salido acompañado de un filme animado de su colaborador habitual Miles Skarin).
Sí, estoy en ello. Espero que sea todo un viaje. Quiero que sea lo más inmersivo, único y cósmico como sea posible. Que sea tan viaje como el disco. Tendremos un montón de visuales. Y tengo la suerte de tener una gran banda. La segunda parte del show será la interpretación completa del disco, con la película. Me gusta pensar que va a ser una velada muy especial.
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