No voy a negar mi emoción casi infantil ante la llegada vía mail de los primeros cortes de “Adelante Bonaparte” No puedo negar el escalofrío mientras escuchaba por primera vez (escalofrío que sigue recorriendo mi espinazo tras decenas de escuchas) “Cuando ella toca el piano” Ya estaba aquí. Pero era un arma de doble filo. `Qué suerte que ya tienes el disco de Standstill. Qué cabrón…’ era sentencia diaria por parte de algunos de mis amigos y fans de la banda. Pues majos, a ver si sale ya el disco a la calle porque si no puedo comentarlo con alguien, voy a explotar. Por suerte Joan S. Luna, quien participa activamente durante el encuentro con Enric Montefusco, voz y claro director de orquesta en esta obra mayúscula, ha sido con quien poder descuartizar “Adelante Bonaparte” hasta que estos veinte temas han visto la luz públicamente y he podido hablar de él abiertamente. “Adelante Bonaparte” es una obra dividida en tres actos, recuerdos buenos y malos, triste reflexión y luz se suceden de la mano de Bonaparte, su protagonista. Comienza esta fábula circular con los recuerdos más tristes de B. La muerte de su padre, con un piano tenso dirigiendo la narración a la que se van añadiendo coros y cuerdas, ya hace estremecer desde el principio. Recuerdos de infancia plasmados en la experimental “Hombre Araña”, la inmensa “La familia inventada” o la extraña “Cosquillas no (Esta niña me gusta)” Le sigue un segundo acto en el que B. se encierra en su propio universo, flotando sobre la tristeza más cruda, la rabia y la desidia. “Sálveme quien pueda” y “Moriréis todos los jóvenes” podrían resumir lo que les cuento. Samplers, pinceladas del cercano “Vivalaguerra” y muchas nuevas formas de expresión siguen apareciendo en un trabajo que sin todos los sonidos reales de pájaros, fuegos artificiales, risas o chirriar de puertas no habría alcanzado el nivel de tensión del que puede presumir. Y al fin el tercer acto, la luz, la vida vuelve a B. y a cualquier oyente que haya vivido la historia
desde un principio. Por fin se respira, por fin se levanta la vista, desaparecen las nubes. Bonaparte está enamorado y su vida comienza a cambiar de color. Sólo pensando en la joya que es “Cuando ella toca el piano” me ataca un escalofrío, se me humedecen los ojos y sonrío. Lo han logrado. Han conseguido
llevarme hasta lo más profundo de mi infierno y me han rescatado de golpe con el primer corte del tercer acto. Un final feliz es lo que nos espera. Y nunca mejor dicho. “Canción sin fin”, el último tema del disco y final de la obra se aprovecha de la letra y estructura de “Todos de pie”, el prefacio de “Adelante Bonaparte” para con unos sencillos (es un decir…) cambios de palabras, una acústica trotona y unas
cuerdas celestiales devolverme la esperanza. Ya no llaman para anunciarme una muerte, me llaman a horas intempestivas para anunciarme que no sólo he salido de la oscuridad de la no-vida, sino que además he sido capaz de engendrar una vida, una vida mil veces más importante que la mía. Tiemblo escuchándolo. Un disco el de los catalanes que tiene mucho de terapia, de enfrentarse a los fantasmas, que a no ser que uno sea una ameba, sobrevuelan la vida de todos. ¿Exorcismo? Puede. “Creo que todos pasamos por fases parecidas y tenemos las mismas sensaciones o muy parecidas, y estos temas se trataban también en “Vivalaguerra”. Yo no me he inventado nada. He intentado sacar esas cosas que tenía escondidas, y creo que cuando sacas una cosa sincera y honesta y más o menos lo haces bien, la gente se identifica porque no somos tan diferentes los unos de los otros” Montefusco está orgulloso de su trabajo, orgulloso y satisfecho. “Es el disco en el que más nos hemos vaciado. En ese sentido, ya me da igual lo que puedan decir del disco, yo estoy en paz conmigo mismo y he avanzado como persona. Lo que digan me podrá afectar en lo práctico, pero no en la seguridad con uno mismo. Cuando uno consigue sacar algo tan profundo, ya sea
con una banda o en el trabajo de cada uno, se queda en paz, como cuando tienes una conversación con amigos de verdad” Dejemos que cada uno saque sus propias conclusiones sobre el personaje central, sobre un Bonaparte que puedes o no llevar a tu terreno, sobre lo real o no de la historia. “Yo creo que está bien mantener la línea que marca el disco acerca de si es realidad o no. Creo que es cuestión de cada uno. Hay mucho de realidad en este disco, aunque creo que es mejor coger un poco de distancia” No insistiré entonces, aunque parece clarísimo que para quien ha firmado estas letras este disco ha tenido mucho de terapia. “Necesitaba sacarlo. En mi vida han pasado cosas y ha cambiado en algunos aspectos, y por mi propio equilibrio vital tenía que sacarlo por algún sitio” Luego, este es el disco más Montefusco de todos los de Standstill, el más personal y el más pensado. “Estas ideas no se presentan de la noche a la mañana, llevan un proceso. Es verdad que las ideas centrales o más importantes de este disco han sido mías, pero tenemos una forma muy natural de funcionar. Ellos confían en las ideas que pueda sugerir o en las direcciones que quiera tomar, aunque a veces parezcan un poco locas. Lo importante es que todos confiamos en el proyecto y en la suma que hacemos todos”“Cuando se planteó un formato diferente, que me parecía estimulante como objeto y como obra artística, creía que podíamos hacer algo diferente, más rico y llegar a sitios donde no habíamos podido llegar. Todos aportamos cosas en la banda. Yo siempre he tenido bastante instinto, no sé por qué. Con el tiempo cada vez estamos más seguros de lanzarnos a la piscina. Las primeras veces era como de vértigo absoluto, pero ahora sabemos que hay una etapa de vértigo, luego todo se pone en su sitio y al final acabas haciendo algo especial. Esa seguridad la hemos ganado con el tiempo” Su decisión de cambiar al castellano o el arriesgado espectáculo “1, 2, 3…” avalan ese instinto de Montefusco para que como él dice “tener ideas de bombero” le hayan salido bien. De hecho, una clave para que esta nueva entrega haya alcanzado la magnitud que tiene ha sido el formato. Gracias a ello se ha podido experimentar con nuevos sonidos y fórmulas. Se ha podido pasar de sonidos sintéticos a un impagable cuarteto de cuerda. “El hacer EPs nos ha permitido jugar con eso. Podemos hacer un primer EP en el que llegar más lejos, poder poner un “Hombre Araña” o un instrumental largo, que ya en otra parte haremos temas más redondos. Hemos podido hacer canciones más pop, más redonditas y en otra parte hacer canciones más radicales. Eso se lo debemos al formato EP” Yo estuve meses esperando un primer EP, ya que pensaba que así sería, que irían saliendo poco a poco. “Era la idea original, pero enseguida nos dimos cuenta, por como son nuestros discos, que se iba a quedar cojo. Yo no soy capaz de soltar el primer EP sin que se pudiera entender. Otra de las ideas iniciales era separarlo más por estilos, que al final ha acabado pasando, pero ha primado más la historia y el equilibrio entre el estilo y el concepto”“Las cosas se pueden llevar mucho más lejos cuando no estás acotado por la estructura, los tiempos o los dineros de otro. Desde el momento en el que tú tienes el sello, tienes un proyecto, y lo llevas todo lo lejos que puedes ya que estás limitado por tus propias limitaciones, por eso además nunca le puedes echar la culpa a nadie de nada. A veces cuando tienes tu sello realizas un ejercicio de saber luchar contra ti mismo. Has de medirte bien y no pasarte ni de corto ni de largo” Y en algún momento ponerte una fecha, que han pasado tres años… “Somos y soy muy perfeccionista, y podría haber estado haciendo este disco tres años más. Eso es horrible. Si no fuera porque alguien del exterior te dice, venga, que llevas tres años sin sacar un disco, podríamos estar dándole vueltas y más vueltas” También hay que decir que Standstill han tenido proyectos paralelos durante este tiempo, que Montefusco incluso ha hecho la banda sonora para “Pobres Bestias”, un espectáculo de danza. Que el documental “Diez años y una zanahoria” nos mantuvo alimentados mientras llegaba “Adelante Bonaparte” y que no han parado de hacer cosas, buscando la colectividad y participación del público, como en la creación colectiva a través de su web llamada “Cariño. Respeto. Atención” “Hay gente que no lo está pasando bien, ¿eh?” Comenta, ya que hay algunas llamadas anónimas que cuentan realidades muy duras. “Con “Vivalaguerra” ya abrimos la veda de la creación colectiva para que la gente haga suyo el proyecto. Nosotros presentamos una cosa, tú la haces tuya, participamos todos y al final el conjunto es una obra que escapa a Standstill y a todo. Se muestra algo que yo nunca hubiera sido capaz de pensar. En este caso es una forma de que la gente pueda sacar sus cosas llamando a Cariño, Respeto o Atención cuando sufre la carencia de alguno de ellos. Yo creo que poder llamar y saber que alguien entiende el momento por el que estás pasando, es un gesto muy bonito. Como Standstill lo que recibes es muy grande. Lo que más me gusta de este proyecto es que se me escapa de las manos completamente” Lo que más me gusta de Standstill es su valentía, su humildad, su sinceridad, su fuerza y su ilusión. De todos modos, he de decir que no será el mejor disco de esta década, quedan muchos años todavía y me juego el cuello a que los posteriores trabajos de los catalanes, viendo por donde se mueven, serán sucesivas obras maestras.
Tiempo al tiempo. También es cierto que a la hora de plantearle al resto de la banda semejante obra, tres EPs, una caja artesanal llena de troquelados, estampados a mano…, mucho ha de confiar Standstill en su compañero para dar un salto al vacío tan arriesgado. De lo que no hay duda es de que si Standstill no tuvieran su propio sello, Buena Suerte, no podrían hacer las cosas que hacen y del modo en que las hacen.
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