Apuntemos para empezar que “Diez años y una zanahoria” es un buen documental más allá del presupuesto ajustado con el que Enric Montefusco se ha movido para darle forma. Se trata de un resumen personal y sincero de lo que han sido los primeros diez años de trayectoria de Standstill, una de las bandas más inquietas de nuestro rock. Eso es por lo menos lo que supone para nosotros. “Es difícil valorar nada ahora mismo. Durante meses, Rosa Rydahl (también directora del documental ‘Jeremy Enigk: To Take Control Of Fate’) y yo hemos estado tan metidos en esto que ahora necesitamos un tiempo para extraer conclusiones. Acabamos la película, literalmente, un día antes del estreno en el In-Edit y no lo hemos vuelto a ver desde ese día. Si contesto como miembro de la banda, te diría que, después de repasar estos diez años, de lo que estoy más orgulloso es de haber hecho artísticamente lo que siempre me ha salido de forma espontánea, sin que afectaran ni la falta de dinero, ni el miedo al qué dirán”. Para Montefusco ha sido más importante reflejar su trayectoria con sinceridad que dar una buena imagen del grupo que lidera. “Hacer un documental sobre nosotros mismos sólo tenia sentido si sacábamos cosas que nadie más pudiera llegar a saber ni conseguir. Dicho de otra manera: sólo uno de nosotros podía hacer un documental lo suficientemente profundo y sincero como para que nos pudiéramos identificar al cien por cien, y que llegara a ese tono tan íntimo que creo que se percibe”. Otro de los logros del documental es la participación de las madres de los principales miembros de la banda, que opinan sobre la trayectoria de sus hijos o reflejan cuáles fueron sus dudas en cada momento. “Las madres le ponen a uno en su lugar, en el de verdad. Ellas no saben de música ni de etiquetas, pero saben perfectamente en qué momento estás y son los mejores testigos de la juventud de uno. Y la película va de eso”. Aún sin extraer conclusiones, Montefusco sí se ha planteado algunas cuestiones al respecto: su utilidad (“supongo que habrá acercado a los seguidores de la banda un poquito más y creo que a más de un no-fan le habrá hecho vernos con otros ojos”), lo que ha supuesto para los miembros del grupo (“una buena oportunidad para todos de mirar atrás por una vez en lugar de seguir adelante”) y cuál podría ser el auténtico sentido de la filmación (“al fin y al cabo va de unos chicos de veinte años cargados de ilusión que se enfrentan al mundo y a sus propias limitaciones”). Tanto si han tenido oportunidad de ver el documental como si no, deberán esperar a su inminente edición en DVD, como segunda referencia autoeditada de Standstill en su sello Buena Suerte, para disfrutarlo en el acomodo de sus hogares.
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