El ubicuo Dan Carey (Fontaines D.C., Black Midi, Goat Girl) es el responsable del sonido de un festín de inventiva futurista, capaz de poner de acuerdo el ritmo propulsor de Can y Neu! con el minimalismo de Steve Reich, el funk punk, el post-punk y la vehemencia vocal desaliñada de Isaac Brock. Por encima de todos estos ecos, su destilado es rabiosamente personal y contemporáneo. Conectamos por videoconferencia con unos entusiasmados Louis Boriase (guitarras y voces) y Arthur Leadbetter (Teclados, cuerdas y percusión). Podremos verles por aquí, si la pandemia afloja, los días 28 de octubre en Barcelona (Upload), 29 de octubre en Madrid (Independance) y 30 de octubre en Vigo (MasterClub). Recemos para que así sea.
Vuestro primer disco ha levantado muchas expectativas. ¿Cómo os hace sentir esto, tenéis que soportar algún tipo de presión?
(Arthur) La verdad que no, sinceramente. A lo hecho, pecho. Ahora mismo estamos concentrados en tantísima nueva música que no nos preocupa lo que hemos hecho antes. Simplemente estamos muy emocionados de que la gente lo pueda oír en casa. Yo estoy contentísimo de que salga, pero toda la presión que pudiera haber hace mucho tiempo que ya no está. Es como una cosa del pasado.
(Louis) De acuerdo completamente. Lo único, el tema de las críticas y las reseñas, pero de momento parece que están siendo bastante buenas.
Hay mucho funk punk, pero también pasajes muy experimentales, como ese final de sintetizador ambiental de “Boy Racers”. ¿Cómo fue la grabación y qué retos tuvisteis que superar?
(Arthur) No recuerdo que hubiera algo extremadamente complicado… Todo fue como normalmente lo hacemos. Nos esforzamos en materializar esa idea o visión de un mundo sonoro con el que nos sintamos cómodos, felices y orgullosos de él. Por supuesto, eso era un reto en sí mismo, pero no era algo que no estuviéramos esperando. Al contrario, era algo que esperábamos. Eso tiene que ver, supongo, con grabar un disco, y era la primera vez. Por lo tanto, lo que teníamos que hacer es intentarlo con todas nuestras fuerzas.
(Louis) Hubo muy pocos obstáculos o retos que se interpusieran una vez ya estábamos en el estudio trabajando con Dan (Carey). Todos hemos pasado por lo mismo: nuestro mayor reto fue hacer un disco durante una puñetera pandemia (risas). Nos dimos cuenta de que iba a haber un montón de circunstancias inevitables. No podías meterte en la sala con cientos de personas, ese tipo de cosas. Pero ya habíamos aprendido un montón de no vernos físicamente. Antes de 2020, los cinco nos veíamos todos prácticamente cuatro o cinco veces a la semana, y cuando todo se complicó, empezamos a vernos y mandarnos cosas por Internet. Eso facilitó las cosas.
“Lo único que nos une a los nuevos grupos es que somos la primera generación que hemos crecido con Internet”.
¿Qué tiene este hombre, Dan Carey, para que tantos artistas y grupos interesantes del momento grabéis con él?
(Louis) Tiene el entusiasmo de un niño: eso es fundamental.
(Arthur) Y es un artista visionario. Es único en cuanto a cómo se imagina los sonidos y los mundos sonoros, y te permite tener un espacio que nunca te habías dado cuenta de que podría existir.
(Louis) Así es. Y si piensas en la gente legendaria y músicos con la que ha colaborado, las historias que puede contarte, lo flipas, pero jamás lo saca a no ser que tú le preguntes directamente. Siempre nos había preocupado un poco qué podría salir cuando hiciéramos un disco con un productor; teníamos miedo de que dijera en un momento dado: “he trabajado con éste y aquél, y éste es un disco de éxito, por lo tanto vamos a hacer lo mismo”. No hubo nada de eso, y creo que esto habla muy bien de cómo se concentra exclusivamente en el presente. Mientras estuvimos en el estudio no se habló de nada de cosas que hubiera hecho antes o que pudiera hacer después. Sólo estábamos nosotros.
Supongo que por eso no tiene nada ver cómo suena vuestro disco si lo comparas, por ejemplo, con el de Goat Girl.
(Louis) Sí, suenan muy distintos. Conocemos a Goat Girl y son un grupazo, respetamos muchísimo su música, pero ellas y nosotros sabemos que somos completamente distintos; tenemos otros intereses y virtudes. Y lo que hace que Dan y su técnico tengan tanto éxito en su trabajo es su capacidad camaleónica para cambiar los colores según a quién estén grabando, pero conservando las mismas habilidades técnicas y artísticas.
“No me puedo imaginar a nuestra comunidad sin el Windmill”.
El álbum tiene muchísimas capas y matices; me pregunto si cuando formasteis el grupo compartíais influencias o una base común desde la que empezar a trabajar.
(Arthur) Creo que la base común era el “jazz de dormitorio” (risas). Algo medianamente accesible, bastante libre e improvisado, pero teniendo en cuenta que no somos músicos de jazz y nos queremos divertir cuando estamos tocando y nos estamos oyendo unos a otros. Un sonido un poco ambient y ligeramente post-rockero…Todo eso era lo que teníamos en común. Y luego claro, éramos cuatro lanzándonos diversas opiniones y experiencias, y pasamos a ser cinco con diferentes puntos de vista. Según pasaba el tiempo, esa base común se hizo mayor.
(Louis) Fue también muy simple, ¿verdad? Está bien que hayas mencionado lo de “jazz de dormitorio”, porque si unos compañeros de cuarto hacen jazz el resultado debe ser una música “intensamente privada”. Tocamos muchísimo nosotros solos antes de tocar delante de nadie, más allá de nuestros amigos. Y es una pregunta muy interesante, porque cuando ves los niveles de complejidad del disco, y todas las capas que tiene, como decías… Recuerdo que, cuando empezamos a tocar, pensé que el buen rollo ya estaba ahí, y la amistad que sentía por esos cuatro colegas era tan fuerte que quería seguir tocando con ellos. Pero también pensaba en la idea de que si llegábamos a conocernos tan bien y a ser muy buenos oyéndonos unos a otros, quizá pudiéramos hacer algo bastante complejo en cuanto a estructura y texturas.
Hay algo enigmático en el título del disco y el arte de la portada. ¿A qué os referís?
(Arthur) El disco entero es la visión de un lugar que representa sitios reales e imaginarios. Es un término amplio que nos permite capturar todo ello, en contraste con la ciudad, y una especie de visión esperanzada de hacia dónde nos vemos yendo. No queríamos parecer tan tristes como para titularlo “Dirty Back Alley” (“callejón sucio y oscuro”) (risas).
(Louis) Cuando lees el nombre del álbum impreso o lo lees por ahí, de repente te puede sonar satírico. Si miro por la ventana no puedo ver ningún campo verde. Hubo una decisión consciente en este sentido, pero creo que como banda no somos pesimistas sino realistas, y en la realidad que vivimos hay atisbos de esperanza dentro de una especie de distopía. Parece que todo esto encaja.
En cuanto a la inspiración, hay bastante de ciencia ficción de los sesenta y setenta, películas de culto… Es algo que puedo ver en el alucinante vídeo de “Narrator”, que te lleva a una especie de mundo extraño y fracturado. Y habéis dicho que es así.
(Louis) Sí, creo que la ciencia ficción y las películas son influencias que nos han ayudado a dar forma al álbum. Pero creo que hay algo aún más presente: el hecho de que en nuestros días ya existan elementos de ciencia ficción en la realidad dondequiera que vayas. Hay muchos conflictos de interés y narrativas contradictorias que hasta ahora existían exclusivamente en la literatura de ciencia ficción de los sesenta y setenta. No hace falta más que vivir en una casa para que te bombardeen con estas narrativas que te convierten en un miembro confuso de la sociedad. Cuando ves una película de estas, con una versión más extrema y confusa de todo esto que pasa, dices que es alucinante, pero en realidad puedes ver algo similar con sólo salir a la calle.
“Nuestra base común es el jazz de dormitorio”.
Volviendo a “Narrator”, que me parece una de las canciones de lo que va de año, me pregunto cómo llegasteis a ese desarrollo alucinógeno.
(Arthur) Bueno, nos limitamos a dejar que las cosas pasen. Creo que según hemos ido progresando como grupo nos hemos dejado de preocupar de a dónde van, cómo terminan o cómo cambian. Eso nos ha dado más confianza para, en lugar de fijarnos en algo concreto, ver qué sucede. También está bien tener una canción que es como un cuento de dos partes: nunca lo habíamos hecho.
(Louis) Nos encontrábamos de vacaciones. Tenemos un amigo que tiene un pequeño estudio en Margate, no muy lejos de Londres, y estábamos trabajando en esta idea. Nuestra amiga Martha (Skye Murphy), que canta en “Narrator”, es un elemento vital de lo que esa canción significa y es. Vino al estudio y estábamos con una estructura bastante por definir, y cuando empezó a cantar vimos que la canción se empezaba a completar. Hubo muy pocos cambios cuando la grabamos. Creo que es uno de los temas más libres del álbum, cada vez que la tocamos es un poco diferente, y estamos muy contentos con ella.
Estamos viendo una especie de explosión de bandas jóvenes de guitarras en Londres y en todo el Reino Unido. Digo “de guitarras” porque son bandas completamente distintas. En vuestra opinión, ¿por qué están saliendo tantos grupos justo ahora? ¿Os sentís parte de una especie de escena?
(Arthur) Si hay una escena en Reino Unido de “nueva música de guitarras” no es como las escenas que se daban en el pasado, cuando claramente se definían por el género. Ahora se trata de algo mucho, mucho más amplio. A la gente que tenemos la misma edad (Black Country, New Road, Black Midi, Porridge Radio, nosotros y tantos otros) lo único que nos une es que somos la primera generación que ha crecido con Internet. ¿Me equivoco? Y eso, potencialmente, tiene mucho sentido, porque las fronteras de los géneros se están diluyendo. Ahora mismo puedes escoger online lo que te dé la gana y oírlo inmediatamente. Hemos crecido haciendo eso.
Lo que veo que os une a muchos es el interés por la música rítmica, con una importancia capital del bajo y la percusión. ¿Por qué disfrutáis tanto de este aspecto funk?
(Louis) Cuando nos juntamos por primera vez a tocar había cierto tipo de bandas progresivas alemanas de los sesenta y setenta que nos interesaban mucho. Eran como una especie de progresión natural del pop y el rock hacia algo mucho más confuso. Veía el otro día un vídeo de Kraftwerk tocando, creo que era 1974, y por la expresión de las caras del público estaba claro que estaban haciendo un gran esfuerzo por entender aquello. Algunos estaban muy confundidos, con la cabeza entre las manos… Esa década fue crucial. Y fue una de las primeras décadas que los cinco escuchamos un poco colectivamente. Discos de Neu!, Kraftwerk… Creo que eso se infiltró naturalmente en nuestra música y nos llevó a centrarnos en música basada en el groove y el ritmo. Mucho más que en cosas del punk o la new wave, precisamente porque el ritmo es difícil de definir: es catártico y casi automático. Pero también nos gusta el minimalismo de Philip Glass y Steve Reich. Lo respetamos un montón. Y era música que se estaba haciendo al mismo tiempo. Pero sí, no hay un estilo particular asociado al ritmo. Es un ingrediente fundamental de toda la música buena.
Quería también que me hablarais de la importancia de la sala Windmill de Londres en toda esta explosión de grupos. Imagino que su situación es complicada, como la de tantas salas y artistas que no pueden tocar en directo.
(Arthur) Sí, este año está siendo muy duro para Windmill. Es una de las salas más importantes de Londres. Creo que cuando tocamos allí la primera vez hace unos cuatro años no nos dábamos cuenta de la suerte que teníamos de disponer de esa plataforma. O de lo importante que es para la ciudad y todo el país. Esa sala es una de las mejores cosas del país. Es como una semillita que va creciendo y si no la riegas, no crece. Tristemente, el gobierno de aquí, los que mandan y deciden a dónde va el dinero, no lo entienden, no creen en ello, o desconocen su importancia. Así que un montón de bandas, empresas y artistas se lo están currando mucho para ayudar a Tim (Perry), el que la lleva. Yo quiero creer que van a seguir adelante: no me puedo imaginar a nuestra comunidad sin el Windmill. Sería tristísimo.
¿Qué significa para vosotros estar en un sello como Warp y cuáles son vuestros artistas favoritos de la casa?
(Arthur) Significa todo. Es un sello épico. En cuanto a mis favoritos…¿tú qué dices, Louis?
(Louis) Yo tengo que mencionar a Aphex Twin, que es una de mis mayores inspiraciones musicales.
(Arthur) Y por supuesto, hemos estado bastante obsesionados últimamente con Oneohtrix Point Never.
(Louis) Es difícil hablar de otros grupos, porque no es el sello que tenga más “bandas”. Me pareció guay que, en su momento, Broadcast sacaran aquellos discos. No es que Warp se apuntaran a la música electrónica o de baile, tiene más que ver con eso que hablábamos antes del “post-género”, un interés por la música que va más de un solo propósito, se funden cosas diferentes. Siempre estamos aprendiendo de otros artistas de Warp. Oyendo por ejemplo las bandas sonoras de Oneohtrix te das cuenta de que puedes combinar diferentes modos de componer. Es muy emocionante y nos inspira mucho.
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