De su primer trabajo para el prestigioso sello británico Rough Trade hablamos con un afable Nathan Cassiani, artífice de los bajos demoledores que son una de las señas de identidad del cuarteto. Si fuéramos un poco malvados, podríamos decir que Special Interest recogen el testigo de bandas norteamericanas (especialmente, de Nueva York) que hace tiempo que perdieron aquello de lo que ellos van sobrados: sangre, sudor, lágrimas y espíritu hedonista. Formados en Nueva Orleans, en realidad sólo la poderosa cantante Alli Logout vive en Nueva York. Nathan nos cuenta que es posible que el verano próximo estén en festivales, quién sabe si por aquí.
¿Cómo os las arregláis para que en los discos se mantenga la energía cruda del directo?
No lo sé, a mí me resulta muy natural. Pero yo creo que más que nada es la pasión. Porque con este álbum me parece que nos hemos preocupado más de la producción, que ambos elementos estuvieran más equilibrados. Hemos intentado poner más “magia de estudio”. Pero esa crudeza sigue ahí, es parte integral de lo que hacemos.
Vuestro estilo es una combinación de electrónica primaria y punk, que me suena muy orgánica. ¿Cómo de natural os ha resultado llegar hasta este punto?
Cuando empezamos era un poco una nueva experiencia. Yo había tocado en otros grupos, pero era la primera vez que componíamos cosas juntos como banda. Empezamos con lo típico: una caja de ritmos sobre la que yo añadía las líneas de bajo, y luego todo el mundo venía con sus partes. Pero con los años nos hemos hecho con mejor equipo, hemos mejorado componiendo juntos, y ahora me parece que estamos mucho más cómodos. Nos llevó un tiempo ver cómo lo hacíamos, porque no es lo mismo que cuando alguien viene con una guitarra y se la enseña a todo el mundo, que empieza tocar con ella. Aquí cada uno aportamos cosas distintas desde cada ángulo.
"Creo que cuando empezamos la idea era ser más una banda synth-punk directa, pero salimos pronto de ahí"
¿Trabajáis las canciones a partir de un ritmo y el bajo?
Empezamos siempre con un ritmo. Y luego normalmente yo llego con el bajo. Después se añaden los sintetizadores, las guitarras, se trabajan las voces… Pero todo lo componemos juntos.
Este es vuestro tercer álbum. Mencionabas que esta vez os habéis preocupado de ciertas cosas a nivel de producción. ¿En qué ha cambiado el proceso respecto a los dos discos anteriores y a qué retos os enfrentasteis?
Bueno, empezamos a hacer canciones en el verano de 2020, justo después de lo peor de la pandemia, cuando aún había Covid y confinamientos. Lo más diferente fue que antes componíamos una canción, la probábamos en directo en algunos bolos, y a partir de ahí seguíamos trabajando en ella, a partir de las reacciones de cierta gente. Pero en este caso nos metimos en el estudio sin haber tocado en directo la mayoría de estas canciones. Creo que esto nos costó, porque en el pasado siempre habíamos contado con esa respuesta. Al mismo tiempo, este nuevo planteamiento nos llevó a un enfoque de trabajar más en el estudio. Al final, el proceso ha sido hasta divertido. Con los otros discos la idea era más de conseguir un sonido sólido de conjunto, mientras que aquí hemos ido más tema a tema individualmente.
Y supongo que os permitiríais más experimentación dentro del estudio.
Por supuesto. El proceso de grabación estuvo bastante abierto: íbamos unos pocos días, grabábamos algunos cortes, los escuchábamos, y volvíamos un mes después al estudio. En una canción como “Kurdish Radio”, por ejemplo, cuando la empezamos, Alli estaba fuera de tono. Inicialmente piensas que va a ser una pieza instrumental o una especie de interludio, pero al final Alli oyó la grabación y quería que fuera una canción propiamente dicha, con su letra. Sí, pasaron cosas inesperadas.
En cuanto al tono de las letras, ¿qué me puedes decir del título del disco? “Endure” (“Soporta”) es una palabra bastante potente…
Sí. Por un lado fue una especie de accidente [risas), porque al principio teníamos una canción titulada así que acabamos desechando porque no nos gustaba nada. Luego, “Endure” entró a formar parte de la letra de la canción “Herman’s House”. Hasta que acabó siendo el título del álbum. Y sí, compusimos el disco durante un momento difícil en la vida de todo el mundo, y supongo que va de superar las cosas.
Hay mucha vitalidad en vuestra música, pero tampoco rehuís los momentos oscuros. ¿Cómo combináis estas dos facetas?
Como te decía, cuando empezamos a hacer el disco estábamos pasando un periodo muy oscuro. Además, empezamos a componer en verano en Nueva Orleans, en un momento especialmente brutal: hace muchísimo calor, no se puede ni estar en la calle. Creo que una de las primeras canciones que nos salió fue “LA Blues”, en la que nos metemos a fondo en esos sentimientos, y después canciones como “Midnight Legend” salieron cuando intentábamos salir un poco de esa oscuridad, reaccionar a ella más que tragárnosla. Pero creo que ha sido un elemento que siempre ha estado ahí. Siempre hemos tratado de divertirnos, pero también tenemos mala leche. Quizá esto salga más en este álbum.
Hablando de “Midnight Legend”, ¿cuál es la idea del (estupendo) vídeo?
Es de Alli. Espero poder explicarlo [risas]: la canción va de cuando estás en el club en solitario y se hace de día. El vídeo va de todo eso, de cómo lidiar con esos momentos. Hay drogas y mal rollo, pero también estás con la gente que quieres, y dejas con ella el club por la mañana…No sé, no soy la mejor persona del grupo para explicar el concepto [risas].
"Durante la pandemia empezamos a recibir más atención, y pensamos que si nos estaban haciendo ofertas, deberíamos aceptarlas y ver qué pasa"
“LA Blues” es la canción ideal para terminar.
Fue una de las primeras que compusimos para el disco. “LA” es Louisiana, no Los Angeles. Hace referencia a la canción de The Stooges “L.A. Blues”. Recuerdo que nos costó sacar la música, estábamos probando el beat con diferentes líneas de bajo, hasta que lo simplificamos mucho y acabé tocando dos notas repetitivas. Eso se nos quedó. Nos pareció lo suyo que acabara durando ocho minutos. Y sinceramente, pillaba un poco de la letra, pero en realidad no entendí casi nada hasta que nos metimos en el estudio. Ninguno teníamos ni idea hasta un año después, cuando la grabamos. Es una canción sobre la vida en Nueva Orleans, y también pienso que tiene que ser el cierre. No podría ser de otro modo. Estamos muy orgullosos de ella y nos divertimos mucho trabajándola. En el pasado hemos cerrado nuestros discos con canciones que quedaban un poco descolgadas y estábamos preocupados de acabar haciendo lo mismo y que no se prestara atención a esa última canción, pero por lo que nos están preguntando, no ha pasado.
¿Cómo os sentís pasando a formar parte de un sello mítico como Rough Trade?
Es estupendo. Han sido geniales. Fue hasta gracioso firmar el acuerdo durante la pandemia, porque conocimos a Geoff [Travis] y Jeanette [Lee] por Zoom [risas]. Estuvo bien, aunque habría molado más vernos en persona. Pero no era posible entonces. Sí, Rough Trade ha sido genial, y creo que todos somos fans de cómo han hecho las cosas en el pasado. A mí particularmente me gustan mucho sus grupos de finales de los setenta y primeros ochenta. De adolescente era un fan total de The Smiths. Contactamos con varios sellos, pero siempre hemos procurado trabajar con gente con la que tuviéramos una buena relación. Cuando hablamos con ellos nos pareció muy natural.
¿Piensas que firmar con ellos va a ser un antes y un después para el grupo?
No lo sé. Obviamente el sello tiene una gran reputación. Como banda siempre hemos tenido una base de fans muy pequeña pero devota, y ciertamente la veo creciendo con el nuevo disco, pero no estoy seguro de lo amplio que es el atractivo de nuestra música [risas].
Supongo que eres realista. Pero, ampliando el foco, ¿cómo ves este mundo tan loco de la música?
Sinceramente, siempre he visto esto más como un hobby que otra cosa. Pero durante la pandemia empezamos a recibir más atención, y pensamos que si nos estaban haciendo ofertas, deberíamos aceptarlas y ver qué pasa. Sigo pensando lo mismo. Es un momento raro para hacer estas decisiones, porque las cosas han cambiado mucho: viajar y girar se ha hecho más arriesgado. No me arrepiento, pero tampoco nos hemos vuelto locos.
Que cada uno de vosotros viva en una ciudad distinta [él y el responsable de la electrónica Ruth Mascelli en Nueva Orleans, la guitarrista María Elena en Oakland, California y la cantante en Nueva York], ¿os complica las cosas?
Bueno, es diferente. Cuando giramos no es tan complicado, nos juntamos para ensayar antes de meternos en la carretera. Con la composición no sé muy bien lo que va a pasar, porque siempre trabajamos juntos. Así que o encontramos momentos para reunirnos, o empezamos a mandarnos grabaciones por correo electrónico y cosas así, no lo sé.
Incluso aunque no vivís todos en Nueva York, ¿os sentís asociados a una especie de escena por el estilo que tenéis que ha sido tan fecundo en esa ciudad?
Tenemos un montón de influencias diferentes que hacemos nuestras. Creo que cuando empezamos la idea era ser más una banda synth-punk directa, pero salimos pronto de ahí. Ahora mismo no estoy seguro de en qué categoría se nos puede meter [risas].
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