Son ya más de cincuenta años ininterrumpidos. Y ya sea gracias a aquella alianza con Franz Ferdinand, al documental sobre ellos que ha dirigido Edgar Wright o a su participación en la película “Annette” (Leos Carax, 21), pueden decir que ahora les conoce más gente que nunca. “The Girl Is Crying In Her Latte” es su imaginativo y estimulante nuevo disco, el número veintiséis de su carrera, que presentarán en Primavera Sound, y el motivo por el que hablamos con ambos hermanos a través de la pantalla del ordenador.
Cate Blanchett, quien aparece en vuestro videoclip de “The Girl Is Crying In Her Latte”, dice que lo que le encanta de vosotros es vuestro sentido del humor, que os tomáis vuestra música muy en serio, pero no a vosotros mismos. Me parece una gran definición de Sparks.
(Ron Mael) Creo que es muy acertado, sí. La clave es aparentar que no te tomas muy en serio a ti mismo, pero sí serlo en la trastienda. Nuestra seriedad se basa en nuestro trabajo y el esfuerzo que invertimos en él, pero al final creemos que tiene que parecer fácil, como que sale sin esfuerzo. Cuando en realidad no es así. Cate [Blanchett] es una gran actriz y fue capaz de encapsular el espíritu de lo que hacemos. Tiene esa habilidad.
"No tenemos vocación de banda de culto. Nuestra música ha probado su accesibilidad a lo largo de su carrera, con algunos hits en periodos distintos"
Más de cincuenta años de carrera ininterrumpida: sois casi una anomalía. ¿Cómo mantenéis la ilusión?
(Russell Mael) Intentamos no convertirnos en una de esas bandas de largo recorrido de las cuales puedes esperar más o menos siempre lo mismo, que su música cada vez sea menos desafiante y menos basada en lo desconocido. Puede sonar pretencioso, pero tenemos la misión de seguir haciendo algo que no suene como un grupo que lleva veintiséis discos publicados. Es un desafío complicado, pero creemos que debería ser lo habitual. Esforzarte lo mismo en tu disco número veintiséis que en el primero que grabaste. Y si no lo haces, no solo te estás engañando a ti mismo, sino también al público. Creo que eso, junto al documental sobre nosotros, “The Sparks Brothers”, y a nuestro trabajo en la película “Annette”, es lo que nos ha procurado un nuevo público, más joven, que nos ha descubierto en los últimos años. Eso nos ha hecho sentir más presión para hacer algo con este disco que no hayamos hecho antes. Planteárnoslo desde el punto de vista de alguien que nos escucha por primera vez, que nunca ha oído hablar de nosotros, y que tiene “The Girl Is Crying In Her Latte” como su introducción. Si es así, tiene que ser un disco especial.
¿De verdad sentís presión a estas alturas de vuestra carrera?
(Ron) Sí, en cierto modo. Sientes que la presión por las expectativas de la gente es mayor, pero también tenemos más confianza en nosotros mismos por todo lo que hemos hecho recientemente. Hemos llegado a más gente. Pero es una presión de la que disfrutamos. Nos encanta la presión de tocar ante audiencias más grandes. Para nosotros es más una motivación que un factor paralizador.
Siempre se os ha definido como una banda de culto. Poco comercial. ¿Creéis que vuestra música estaba destinada a ser mejor entendida por el gran público con el paso del tiempo, décadas incluso después de haber sido grabada?
(Russell) Por suerte o por desgracia, es lo que ha ocurrido. Parece que ahora se nos entiende mejor. Y se entiende mejor dónde podemos encajar. El término “banda de culto” sugiere que no eres muy popular [risas], simplemente que puedes ser cool pero tener al mismo tiempo solo un público muy reducido, y nosotros siempre pensamos, desde el principio, que pese a que la música de Sparks puede ser especial, y vivir en su propio mundo, también es muy accesible. No tenemos vocación de banda de culto. Nuestra música ha probado su accesibilidad a lo largo de su carrera, con algunos hits en periodos distintos. Creo que ahora hay una reevaluación del lugar que ocupan Sparks en la historia de la música pop. Y como tú decías, con el tiempo esa valoración ha ido cambiando en positivo, haciendo que mucha gente entienda lo que Sparks significan. El rango de testimonios que Edgar Wright pudo reunir para el documental es una prueba de la influencia que, hasta cierto punto, hemos ejercido sobre otros perfiles creativos.
Decíais que queríais que este disco fuera especial. ¿En qué sentido creéis que lo es respecto a cualquiera de vuestros trabajos anteriores?
(Russell) Es difícil contestar a eso. Creemos que no tiene precedentes en nuestra discografía, que no suena como una banda en su disco número veintiséis. Que suena moderno, en su propio universo lírico y en su instrumentación, que es ecléctica y difícil de catalogar. No hay necesariamente un sonido común a todo el disco, las canciones son muy diferentes entre sí, pero creemos que tienen sentido cuando todas las piezas se juntan. Y nuestra forma de cantar retiene la marca Sparks pero adaptándola, esperamos, a un entorno nuevo y fresco, a una forma ligeramente distinta de utilizar la voz.
Es vuestro primer disco en Island Records en los últimos cuarenta y siete años, y en la hoja promocional decís que aquellos años setenta eran un tiempo en el que la comercialidad y la creatividad aventurada podían darse la mano. ¿Creéis que ahora no es posible?
(Russell) Queremos creer que aún es posible, pero teniendo en cuenta qué es lo que está ahora triunfando y llegando al gran público, parece que es más difícil. En 1974 tuvimos un éxito llamado “This Town Ain’t Big Enough For Both Of Us” que no se parecía a nada de lo que se publicaba en aquel momento, y pese a ello triunfó. Creo que bajo determinadas circunstancias se pueden combinar ambos aspectos, la comercialidad y la creatividad en su aspecto más singular. Pero, honestamente, no percibimos mucho de eso hoy en día. Oyes la radio y las playlists de streaming y es todo igual que el viejo sistema de siempre. Y el problema es que el sistema no cambia. Si algo no encaja en esas playlists, se descarta. Después de sesenta o setenta años de historia de música pop, debería haber una vía para escuchar cosas que se desafíen a sí mismas y al oyente. Pero las reglas siguen siendo las mismas.
(Ron) También es que la radio está obsoleta, ahora hay tantas formas de llegar a la gente a través de la música que has de publicar cosas que seduzcan a nivel masivo, y eso va en detrimento de la radio, donde antes aún podías descubrir cosas muy interesantes. Los sellos discográficos también tenían más paciencia con los músicos, eran conscientes de que las cosas no tienen por qué ocurrir inmediatamente, con un álbum o una canción. Tenían suficiente aguante para apoyar a largo plazo aquellos proyectos en los que creían. Nosotros nos pudimos beneficiar de esa actitud. Me sabe mal lo que les ocurre a las bandas que empiezan ahora, con las que si no ocurre algo inmediatamente, seguramente no puedan continuar su carrera. Nosotros tuvimos suerte. Chris Blackwell era un visionario al frente de Island. Si le gustaba algo, apostaba tozudamente por ello. Al final la gente escuchaba sus discos porque él los había apoyado apasionadamente, y eso se contagiaba.
"Mucha más gente está sintonizando con nosotros, afortunadamente, desde cualquier rincón del mundo"
¿Por qué se ha producido esa vuelta a Island?
(Russell) Les presentamos el disco cuando estuvo terminado, y respondieron muy positivamente. Pero no como algo nostálgico, como unos Sparks a quienes habían editado sus discos de los setenta, sino considerando que este disco es algo especial, único. Estar de nuevo con el sello que nos contrató en los setenta es una motivación extra, aunque el acuerdo se base en la música que hacemos en 2023.
¿Escucháis música actual que os resulte inspiradora?
(Russell) No creo que haya nada ahora mismo que sea muy influyente en la música pop. Hicimos este disco porque es justo el tipo de música que nos gustaría escuchar. Como consumidores y como artistas. Ahora no escuchamos nada que nos convenza.
(Ron) No al menos nada que nos encaje a nivel sonoro. De todos modos, por una cuestión de sensibilidad, nos cuesta emocionarnos con la música que se está haciendo ahora.
¿Pensáis que sois mejor recibidos y comprendidos en Europa que en vuestro país?
(Russell) Creo que eso ha ocurrido en el pasado, pero ahora las cosas están cambiando a nivel mundial gracias a Internet. Y posiblemente sea lo único positivo que podemos decir de Internet. Mucha más gente está sintonizando con nosotros, afortunadamente, desde cualquier rincón del mundo. Y con cualquier etapa de nuestra historia. Europa, y particularmente España, siempre han sido muy buenos lugares para Sparks.
¿Qué podéis contarme de “X Crucior”, el musical en el que estáis trabajando?
(Russell) No podemos decir mucho porque nos debemos al secreto profesional, pero estamos muy contentos, ya que es una obra que trata sobre temas universales, con una compañía cinematográfica que nos ha dado todo su apoyo, que es la misma que distribuyó el documental sobre nosotros, que dirigió Edgar Wright. Les encantó “Annette”, nos preguntaron qué proyectos teníamos entre manos y si pensábamos hacer otra incursión en el cine, y les dijimos que sí, que teníamos este proyecto. Les gustó, llegamos a un acuerdo y fuimos adelante. Hicimos el guion y la música, que suena un poco épica. Es un musical épico. Y la historia es completamente distinta a la de “Annette”. Es un giro de ciento ochenta grados. De género también. Pero la sensibilidad es muy Sparks.
Una última pregunta: me gustaría saber con quién de todos los colaboradores y productores que habéis tenido habéis estado más a gusto. Todd Rundgren, Les Rita Mitsouko, Tony Visconti, Franz Ferdinand, Giorgio Moroder…
(Russell) Todos los que has mencionado son fantásticos. Si tuviera que destacar a alguien, diría que Tony Visconti fue muy inspirador, porque tiene un conocimiento musical tan amplio que puedes discutir con él durante horas y horas sobre qué tratamiento dar a las canciones. Y él lo entiende todo. Es un gran músico, un gran ingeniero de sonido y un tipo con muy buen gusto, desde los tiempos de T Rex y David Bowie. A mí me marcó personalmente. Y Giorgio Moroder, por supuesto.
(Ron) Todd Rundgren también, porque fue el único que respondió a nuestras maquetas cuando estábamos sin sello y mandándolas a todas partes sin que nadie se molestara en contestarnos. Lo sorprendente de trabajar con él en nuestro primer disco es que él quería mantener el espíritu de aquellas maquetas y tan solo hacerlas sonar un poco mejor. Fue un shock para nosotros, porque esperábamos que con el primer productor y el primer estudio todo el sonido sería remozado por completo. Pero él no. Él quería que nuestra sensibilidad se preservara, y formar parte de ello. Eso nos resultó muy inspirador.
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