“El éxito musical es un 10% talento y un 90% repercusión en redes”
EntrevistasSoyla

“El éxito musical es un 10% talento y un 90% repercusión en redes”

Fran González — 07-12-2024
Fotografía — Archivo

Micky Laborde y Jordi Pegenaute sellaron sus votos en una alianza musical de largo vuelo hace ya casi dos décadas. Desde entonces les hemos visto protagonizar tanto en primer como en segundo plano diversas propuestas dentro de la industria, hasta finalmente convencernos del todo con su unidad profesional de la mano de Soyla, el proyecto de sus vidas.

Tras sobrevivir a una fatídica pandemia en mitad de su asentamiento formal y hacerse un hueco en la concurrida escena independiente con su primer trabajo de título homónimo, la banda catalana nos demostró seguir creciendo a partir de nuevas ideas con “Stoy” (21), hasta finalmente dar a luz el que es oficialmente su tercer largo y con el que se aseguran una consolidación total: “Radar” (Cherub Rock, 24).

No lo decimos nosotros, lo dicen los hechos. En los últimos años no solo han conseguido ganarse el respeto de numerosos artistas de corte nacional e internacional, sino también el de una audiencia que cada vez se siente más vinculada a las emociones sencillas pero certeras de sus letras. Sobre el enorme bagaje de los músicos que componen la banda, la evolución de la misma en estos últimos cuatro años, la naturaleza personalista e íntima de este nuevo trabajo y la proyección de Soyla en un territorio cada vez más hostil para las nuevas bandas independientes ha tenido a bien charlar con nosotros el propio Laborde, vocalista y guitarrista del grupo.

Da la sensación de que “Radar” llega en un momento muy dulce para Soyla. ¿Tenéis vosotros también esa sensación?
Sin duda, e incluso déjame decirte que ya estamos trabajando en el cuarto disco y que tenemos temas que nos parecen de lo mejor que hemos compuesto hasta ahora… [risas]. Supongo que sí, estamos en un muy buen momento y eso se está notando. Cada disco es hijo de una circunstancia distinta. Recuerdo que componer el primero fue una auténtica locura, hicimos como 36 canciones distintas en apenas 6 meses bajo los consejos y directrices de Manuel Colmenero, y para este nuevo trabajo no te creas que nos hemos calentado menos la cabeza. Hemos estrenado un estudio nuevo y estuvimos como año y pico trabajando a diario hasta que nos habituamos a todo. Este disco casi acaba con nosotros pero el resultado no puede gustarnos más.

Os conocimos en pleno 2020, en un panorama en el que tenía mucho mérito comenzar un proyecto musical nuevo. ¿Fue tan duro como nos podemos imaginar?
Fue bastante desastre, sí. Soyla nació originalmente con Jordi [Pegenaute] y conmigo en 2019 a raíz de otro proyecto anterior, y en aquel momento tuvimos la feliz idea de apostar todas nuestras cartas en esta propuesta. La cosa marchaba, desde Madrid tenían interés en nuestras canciones e incluso nos llegaron a proponer la gestión del primer lanzamiento desde distintos managements. Pero en fin, todos sabemos lo que terminó ocurriendo. Sucedió la pandemia, nos encerramos en casa y todos los planes de futuro que teníamos se fueron al garete. No voy a quejarme, ojo. Tuve tiempo para seguir componiendo, pasar tiempo con mi familia… Pero imagínate, teníamos un contrato de puta madre esperándonos y que tuvimos que guardar en un cajón hasta vete tú a saber cuándo. Al final la cosa comenzó a salir adelante por persistencia y cabezonería mía, pero no fue nada fácil y en aquel momento no habría imaginado que ahora estaríamos hablando de nuestro tercer disco.

A pesar de ser una banda relativamente joven, los responsables de Soyla venís de trabajar con artistas de gran renombre. ¿Cómo crees que esa experiencia ha permeado en la banda?
Lo de los miembros de este grupo es algo muy heavy, ¿eh? Como ya sabes han tocado y siguen tocando con lo más granado de nuestro país. Nuestro bajista, Pep Cucurella, ha trabajado con Estrella Morente y con todos los grandes del flamenco y del jazz. Jordi con Jackson Browne, Loquillo y mil más. Tienen todos un nivel indudablemente altísimo. Pero sobre todo lo que más destaco de ellos es su humildad. A pesar de ser unos auténticos monstruos, no verás ni una pizca de ego en aquello que hacen y siempre contrastan conmigo hasta la última decisión, pues lo que prima aquí es que el producto final nos satisfaga y nos represente a todos de forma orgánica. Quizás por ello el punto más fuerte de Soyla sea el directo.

De hecho, venís de petarlo hace muy poco en el célebre Naútico de San Vicente, ¿no?
Aquello fue una locura, un llenazo total y sin duda una experiencia que nos llevaremos con nosotros para siempre. Creo que de alguna forma hemos conseguido transmitir en nuestros conciertos esa madurez y aprecio por la música que nos caracteriza, y eso se termina contagiando. Somos una mezcla entre músicos experimentados y personas sosegadas que en el estudio logran crear cosas bonitas que nos hacen olvidarnos del ruido que hay ahí fuera, y cuando conseguimos trasladar eso al directo y frente a cientos de personas, ya sabemos que va a ser un día especial.

Hablando de artistas que han trabajado con miembros de Soyla, en “Radar” también hay sitio para músicos invitados. ¿Cómo convencisteis a Estelares para que se unieran a “Rey Sin Trono”?
Todo surgió a partir de su gira por España, en la cual fuimos sus teloneros. Desde el principio notamos que se dio una conexión muy fuerte entre ambas bandas. Todos somos músicos ya maduritos, que no estamos para gilipolleces y que hablamos de la vida con naturalidad y sin altanería. El caso es que sucedió algo muy bonito horas previas a un concierto, y es que los miembros de Soyla comenzamos a tocar un tema entre bambalinas. A los cinco minutos nos dimos cuenta de que todo el elenco de Estelares nos miraba atónito. Incluso llegaron a decirnos que “a ver ahora con qué cara salían ellos a escena después de lo que haríamos nosotros” [risas]. No pudimos sentirnos más halagados, imagínate. Meses después y con “Rey Sin Trono” ya compuesta contacté con Manu [Manuel Moretti, vocalista de Estelares] para proponerle que la cantara con nosotros y la idea no pudo gustarle más. No solo son unos músicos verdaderamente mágicos, sino todo un ejemplo de personas.

"No dejamos de ser conscientes del ritmo acelerado al que van las cosas actualmente"

Además de ellos, ¿el disco trae en sus créditos el nombre de más gente?
La producción, en su totalidad, la hemos hecho nosotros en nuestro estudio. Pero sí que es cierto que para las labores de mezcla y masterización hemos querido contar con otros puntos de vista externos, especialmente para entender mejor hacia dónde nos estábamos dirigiendo. A fin de cuentas, estás encerrado en el estudio durante 5 ó 6 horas diarias y pierdes esa conexión con el exterior y con la forma en la que otros van a percibir tu proyecto. Por ello contamos con Carlos Hernández, con quien no tuvimos relación más allá de un contacto meramente telemático, pero con quien ya te digo que fue un verdadero gusto trabajar. Fue muy paciente con nosotros, especialmente si tenemos en cuenta lo tocacojones que podemos llegar a ser a veces [risas]. También se sumaron José Caballero y Pachi García Alis, con quienes co-produjimos otros temas del disco.

Con la reciente “6 Gigas”, firmada con Los Daniels, da la sensación de que os estáis haciendo expertos en esto de coquetear con el rock latinoamericano. ¿Os veis girando por allí el próximo año?
El mercado latinoamericano es muy amplio y obviamente se plantea como una opción muy interesante para aquellas bandas que buscan expandir aún más sus proyectos. En España todos sabemos que el éxito depende de la venta de entradas y que los promotores solo van a apoyar aquellas apuestas que sean 100% seguras, independientemente de que las bandas tengan o no talento. Eso, sumado a que cada vez hay menos espacios en las ciudades para que las bandas independientes puedan tocar, hace que indudablemente Latinoamérica se convierta en una opción más que interesante. ¿Nos lo planteamos? Por supuesto, nos encantaría poder girar este disco allí. Pero hacer las Américas es una apuesta muy alta, que requiere de un esfuerzo económico considerable y que exige a las bandas tener una base previa bien asentada. Del mismo modo que te digo que el latinoamericano es un mercado amplio, también te digo que es un mercado complejo en el que no es fácil entrar. Con decir que eres de Barcelona o de Madrid no basta. Por nuestra parte y por el momento tan solo queremos que el disco guste y se escuche mucho, y más adelante ya se verá.

Con unas circunstancias como las que comentas, ¿cómo de difícil es sacar adelante un proyecto independiente en este momento?
Es un panorama bastante desolador, sí. Cuando arrancamos creíamos inocentemente que trabajando a fondo en la producción, los arreglos, las letras y la composición era imposible que pudiera irnos mal. Ahora nos damos cuenta de la cantidad de aspectos extra-musicales que hay que tener en cuenta para que un artista triunfe. Por desgracia, el éxito musical es un 10% talento y un 90% repercusión en redes. Algo que, como ya te habrás podido imaginar por mi forma de ser, llevo bastante mal. Nunca hemos entrado en el juego de la sobre-exposición en redes sociales y como consecuencia de ello nos sentimos cada vez más desubicados en esta industria. No queremos perder ni un minuto de nuestro tiempo en el show-time. No hemos venido aquí para eso, sino para hacer música.

Entre vuestros valores como banda, de hecho, habláis del concepto “slow music”.
No dejamos de ser conscientes del ritmo acelerado al que van las cosas actualmente y la urgencia e inmediatez que marcan los tiempos en la vida de las nuevas generaciones. Pero honestamente, no creemos en absoluto que esta forma de hacer las cosas beneficie a largo plazo a nadie. Valorar la música con tan solo 15 segundos de escucha o en función de la cantidad de followers que sus creadores acumulan en redes nos parece una forma muy enfermiza de afrontar esta profesión. Y esa prisa y esa ansiedad no solo han terminado afectando a la capacidad de concentración que tenemos a la hora de disfrutar de un producto cultural nuevo, sino que también la hemos trasladado a nuestro día a día. Quizás deberíamos de reflexionar todos al respecto y pensar si queremos que esta clase de hábitos marquen nuestro futuro y el de nuestros hijos a partir de ahora.

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