Tras cinco años de silencio discográfico volvéis con un disco de colaboraciones, ¿qué es lo que os ha llevado a querer enfocarlo de esta manera?
(Gerard) Hay varios motivos que nos empujan a hacer este disco, pero el que más nos animó a hacerlo fue la celebración de los treinta años del “Ben Endins” (Salseta Discos, 1991). Ahí queríamos versionar nuestras canciones, pero vimos que nosotros ya no las podíamos versionar más y que las teníamos que poner al servicio de otra gente. Esta celebración también surge de una forma de trabajar que no habíamos hecho habitualmente y aquí Josep es importante a la hora de tomar esta decisión, ya que él había asumido la producción de los últimos discos y de repente lo íbamos a trabajar distinto, externalizando la producción. Y es a partir de aquí donde decidimos seguir explorando esta vía. Y a medida que fuimos trabajando, fuimos descubriendo lo que queríamos hacer, no había nada calculado, no iba a ser todo un disco de colaboraciones. Pero nos fuimos animando y ya decidimos trabajar con el invitado el tema, más allá de que venga a cantar una parte de la canción, para que así él también se haga responsable. Pero no sabíamos que iba a ser este el resultado, cuando empezamos a trabajar en un disco ni siquiera sabes cuantas canciones tendrá.
(Josep) A nosotros hay una cosa que nos interesa especialmente de esta forma de trabajar y es proponer cosas nuevas y no estar limitado por las limitaciones de la banda. Que seguir trabajando con la música implique buscar formas distintas de hacerlo. Más allá de externalizar la producción, ya que incluso han cambiado cosas en el proceso de composición, cosas que me he quitado de encima como estructuras más clásicas. Que es algo que ya había empezado a hacer antes, pero en este disco lo he hecho de una forma más radical. Para mi es un gran motor sorprenderte y que sea toda una aventura lo que estás haciendo.
"Creo que todo pasa por tomarnos las cosas con más calma"
¿Y hay algún motivo por el qué habéis esperado cinco años para publicar un nuevo álbum?
(Gerard) Es que el tiempo, a medida que va pasando la vida, se acelera, esa es la sensación. Entonces, nosotros no tenemos la sensación de haber estado quietos, hemos estado ocupados todo el rato. Cuando miro atrás y veo el ritmo que llevábamos, casi a disco por año, veo que era posible porque eran tiempos muy distintos, teníamos menos distracciones y nosotros éramos diferentes porque éramos jóvenes. Pero también porque había menos distracciones. Yo recuerdo que cuando comenzamos nos preguntaron por qué decidimos hacer un grupo de música en Girona y era porque nos gustaba mucho. Estábamos un barrio aburrido, no había nada que hacer en la ciudad, no pasaban muchas cosas, no como ahora que cada semana salen 900.000 canciones y no tienes tiempo ni de escucharlas. El número de distracciones es tan enorme que yo pienso que ese es uno de los factores por los que han pasado cinco años. Cinco años que han sido como uno de hace cuarenta años, y también hay que tener en cuenta que ha pasado una pandemia por medio.
(Josep) También. No nos olvidemos que la pandemia comenzó dos semanas antes de la presentación de nuestro anterior disco. Pero yo no encuentro este ritmo de publicación extraño, y seguramente, si no hubiésemos tenido los 30 años del “Ben Endins” igual lo hubiéramos tenido solo un año antes. El ritmo de composición también se ralentiza y cada vez se acerca más la posibilidad de que este sea el último disco de Sopa de Cabra. Pero hay que pensar que en este tiempo hemos tenido la celebración del “Ben Endins” que nos ha llevado unos cuantos años y cuando hicimos el fin de gira ya vimos que era el momento de ponerse de nuevo.
¿Cómo ha sido el proceso de composición de este disco colaborativo?
(Josep) El proceso de creación ha sido lento y caótico. Porque, claro, cuesta cuadrar tantas agendas a la vez. Hasta que no hablar con esa persona y no te dice que sí pasa un tiempo, pero también tienes que pensar en reservar el estudio y hablar con el productor. Ha habido momentos de no saber cuándo lo acabaríamos, pero al final cogió todo más velocidad.
(Gerard) Sí, porque luego íbamos al estudio e igual en un día ya teníamos acabada la canción. Pero todo el proceso de tratar de casar las dos miradas artísticas, de encontrar el momento para ponerlas en común… fue más lento. Entramos por primera vez al estudio en agosto del año pasado, mientras estábamos de gira, pero en ese momento no teníamos ni idea de que pasaríamos por otros siete estudios, lo fuimos descubriendo.
Y cómo las habéis creado, ¿todas de forma conjunta o de diferentes maneras?
(Josep) Ha habido de todo. En caso de personas que son más intérpretes, como Beth o Yolanda Sey, la colaboración se ha dado casi únicamente como interprete. Pero en cambio con otros no ha sido así. “Hyde Park” con Sidonie, las guitarras buenas que suenan son las suyas, dejando así su sello como banda; Pol Batlle nos ayudó a definir la melodía, Xarim Aresté y Anaïs Vila hicieron parte de la letra y Triquell trajo una parte melódica de voz muy interesante.
(Gerard) Sí, y con Clara Peya, a pesar de sus primeras reticencias, lo hicimos todo en una misma mañana, y luego Santi Balmes que es un tsunami creativo, le pasamos una canción que se le ajustaba muy bien y nos sorprendió pasándonos de nuevo la maqueta con dos partes nuevas añadidas que eran increíbles.
¿Cuál de ellos os sorprendió más?
(Gerard) Yo te diría que todos. Por ejemplo, yo a Pol Batlle no lo conocía como persona y me sorprendió mucho que él es como que pertenece a otra época.
(Josep) Sí luego, por ejemplo, yo había trabajado ya con ella, pero Beth interpreta su parte dos veces y ella ya sabe que la segunda es la buena, y es buenísimo porque tiene una capacidad vocal tremenda. Otro personaje es Cesc (Triquell), en todos los aspectos, cómo entiende la vida, cómo entiende la industria y ver cómo es de adolescente todavía. Santi es una persona que vive todo intensamente, como si lo llevase en su propia piel todo.
(Gerard) Todos han sido sorprendentes. Nos hemos encontrado con gente que ya apreciábamos y con otra que ahora apreciamos, ha sido precioso.
Más allá del disco, también habéis sacado un pódcast, “Bul d’Ànima”, donde conversáis con los colaboradores del trabajo. ¿Cómo surge la idea?
(Josep) Gerard fue quien tuvo la idea, pero creo que ya que teníamos nuevas herramientas también había que jugar con ellas.
(Gerard) Sí, quería ponerlo todo en duda. Ya que hemos hecho un disco que no es un disco, porque no existe en físico, pues es el momento de reformular todo. Y en lugar de tirar de inercia y hacer siempre videoclips, quisimos buscar un sitio donde nos sintiéramos cómodos con los invitados y compartir conversaciones sobre diversos temas, que no tienen por qué ser sobre la canción. Con cada artista lo hemos hecho en una ubicación distinta, con Triquell en el Museo del Arte Prohibido en Barcelona, con Santi en una estación de ferrocarriles abandonada… Y al estar en un sitio distinto, el contexto ya te da temas de los que hablar. Porque este momento actual es suficientemente rico y complejo para poder mirarlo y hablar de distintas cosas.
(Josep) A mi la experiencia me ha gustado mucho, yo solo he participado en tres, porque a mi ponerme delante de una cámara y exponerme no me gusta, pero tener ese espacio de reflexión y de contrastar ideas, me ha gustado. Ha sido muy enriquecedor.
(Gerard) Nosotros somos un poco inconscientes, porque queremos hacer cosas que nos gusten y no mirarlo solo desde la rentabilidad. Al final la discográfica nos compra la idea porque nosotros prácticamente corremos con los gastos del disco, sabemos que no tendrá un rendimiento inmediato, pero tenemos que defender nuestras ideas cueste lo que cueste.
Ahora os sumergiréis en una gira para estrenar este disco en directo, pero, ¿cómo lo vais a llevar a cabo sin tener a todos vuestros acompañantes en el escenario?
(Josep) Todavía no nos hemos puesto a ello, tenemos que aprender a hacerlas. Pero en los conciertos de Girona y Barcelona habrá colaboradores y durante toda la gira nos acompañará Beth. Teníamos claro que nos hacía falta una voz femenina, de hecho, una vez que concluya la gira seguro que la echamos de menos, porque yo siempre he deseado tener una dentro de la banda.
(Gerard) Ella nos da la posibilidad de poder tocar todo el álbum con coherencia, ya que el resto de los invitados no estarán, pero las voces las podrá poner ella.
(Josep) Lo que no vamos a hacer es disparar la voz del invitado mientras suena la canción. Las partes que sean de voz masculina las cantará Gerard, nosotros no nos sentimos preparados para hacer eso, de la misma forma que las nuevas generaciones sí, nosotros no somos capaces todavía.
(Gerard) Seguramente iría mejor así, pero nos gusta la aventura de llevar las canciones enteras al escenario. Es un reto que a veces da un poco de miedo, pero cuando lo consigues es mágico y yo creo que la gente lo nota. Es cuando se forma ese momento de comunión con el público y me da la sensación de que es más auténtico cuando lo hacemos de esta forma, ya que está todo pasando de verdad.
Y ahora en el horizonte ya se ven esos 40 años de la banda, ¿tenéis alguna idea pensada o todavía es demasiado pronto?
(Josep) Yo este año he sufrido mucho, cada vez me estresa más todo el proceso de grabación, incluso los conciertos. Cada vez anticipo más ese momento de atención que supone subir al escenario, he sufrido mucho, no me he jubilado, pero yo he dicho sinceramente y convencido que después de los cuarenta años no quería tocar más. Pero ahora que se ha acabado el proceso me doy cuenta de que todo es estrés mal gestionado y miedo, y el miedo no lo puedes gestionar porque es una cosa animal. Pero para mi descubrir que no ha sido más que eso ha sido liberador, porque pienso que igual en el futuro ya lo gestionaré mejor. Pero en este paso de plantearnos como será el futuro… Yo creo que siempre hemos sido un grupo que no nos hemos planteado mucho más allá del proyecto que teníamos entre manos, sí que me gustaría hacer algo visual sobre el cuarenta aniversario, pero no hemos hablado nada sobre eso.
(Gerard) El futuro no existe, es incontrolable. Creo que todo pasa por tomarnos las cosas con más calma. Estamos en un circuito muy estresante porque es un sitio muy pequeño que te obliga a hacer parones, hay una dinámica implícita que puedes respetar o no, pero mínimo te obliga a hacer giras de dos años y un año tienes que parar sí o sí. Nosotros podemos hacerlo diferente porque nos lo podemos permitir económicamente, pero no conozco a ningún músico que se dedique a la música catalana que se haya podido comprar una segunda residencia. Yo creo que el futuro es ir reformulando las prioridades vitales de cada uno. Nosotros paramos diez años y Sopa se podría haber quedado en el pasado, pero al ver que, a pesar de haber sacado cinco o seis discos siempre te ponían la etiqueta del “excantante de Sopa” pues te das cuenta que nunca vas a dejar de serlo. Es verdad que si miramos para arriba cada vez queda menos gente más mayor que nosotros en activo, van desapareciendo o jubilándose, y alguno hace una reaparición, pero a un ritmo mucho más pausado. Seguramente de aquí a unos años tengamos que tomar decisiones en función de lo que sintamos, porque no será lo mismo ahora que hace treinta cinco años, la mirada es absolutamente distinta. Ahora nos es mucho más fácil entender y valorar las cosas, si te fijas en la temática del disco principalmente está llena del tiempo y de amor, porque cuando quitas todo lo que sobra, es lo que encuentras dentro de un alma. Son esas dos cosas que no puedes comprar.
(Josep) Tenemos la suerte de poder seguir haciendo discos conscientes de que esas canciones no tendrán la transcendencia que tuvieron nuestras canciones más emblemáticas, pero a pesar de ello hemos conseguido que alguna canción de nuestros últimos discos cale en el público, la conozca y la cante. Somos unos privilegiados de poder continuar haciendo música gracias a un pasado muy exitoso, ya que hay mucha gente que nos considera ya parte de su vida y que quiere volver a revivir una parte de ese pasado.
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