Toda esa inmediatez que parece marcar la agenda de la mayoría de los grupos, y de sus respectivos seguidores, le resulta ajena a la banda bilbaína Sonic Trash, que mantiene un ritmo de producciones lo suficientemente reposado y meditado como para entregarnos en cada oportunidad un capítulo tan fiel a su estilo como identificativo por sí mismo.
Una realidad que se exponencia en este último trabajo, “King Kong Party”, que sin ni mucho menos dar la espalda a ese envite eléctrico y tensionado que caracteriza a la formación, se sumerge en la bruma nocturna que le propician las variadas manifestaciones de un heterodoxo post punk. Un ambiente que despunta a través de una cuidada y detallista producción, tarea llevada a cabo por Iñigo Escauriaza, con la que transformar la rabiosa inmediatez en una sugerente fiereza. Es por tanto cuando se apagan las luces el momento predilecto para la banda vizcaína, que nos cuenta, por medio de su guitarra, voz y compositor David Hono, las claves de esta insinuante fiesta...
Han pasado más de cinco años desde vuestro anterior trabajo largo, “Látigo”, ¿por qué ese periodo tan largo de parón?
Si, la verdad es que da vértigo el paso del tiempo. En 2017 editamos un single, “Totem”, y en 2019 reinterpretamos el “Omega” con Juanjo Navas a lo largo de varios conciertos. También se integró Mario a la batería. El disco en sí lleva preparado desde mayo del año pasado, de hecho teníamos hasta fecha en el Kafe Antzoki para presentarlo, pero por las circunstancias lo hemos dejado parado hasta hoy. También es verdad que nos lo hemos tomado con calma, todo sea dicho, esperamos el tiempo necesario hasta que surgieron las canciones que nos animaron a grabar.
Sois un grupo que en cada disco, respetando vuestro sello personal, siempre mostráis novedades en vuestro sonido, siendo este “King Kong Party” el mejor ejemplo, ofreciendo un trabajo más completo, complejo y detallista, ¿evitar repetirse es un mandamiento en esta banda?
Si, creo que es importante para nosotros esa continua búsqueda con la que darnos impulso e intentar crecer como banda. La inclusión de Ekaitz a los teclados también ha hecho que la forma de componer haya sido distinta, con un trabajo previo al local en casa maquetando etc. que ha sido vital. Y sobre todo grabar esta vez con Iñigo Escauriaza en su nuevo estudio, con más tiempo,disfrutando del estudio y con la complicidad que además tenemos con él, ya que es es nuestro técnico habitual.
Ha sido por lo tanto una tarea más laboriosa en el campo de la composición y producción...
Desde luego. El hecho de trabajar las canciones primero en casa ha sido clave para llegar más adelante al estudio ya con el sonido y los temas sonando de manera clara en la cabeza. Todo ello disfrutando durante el propio proceso de grabación, algo en mi opinión importantísimo.
“En este disco todo está más contenido, como a punto de explotar”
Y a la hora de emprender ese paso adelante musical que habéis dado con el álbum, ¿tenías claro hacia dónde debía ir o es algo que han ido marcando las canciones?
Siempre existe una canción que es la que al final se encarga de abrir el fuego, aquella que marca un poco el camino y la intención con la que después ir armando todo el esqueleto del álbum.
Este es un disco en el que os mostráis en momentos realmente contundentes, como en “Bilbao Speed City” o “Acelerado”, para pasar a otros épicos (“Cortes”) o más sugerentes en “Alma caníbal”. Parece que habéis buscado volcar todas vuestras facetas...
Si, es un disco que, de alguna manera, concentra y resume nuestro libro de estilo, aportando ciertos temas intensos y otros momentos más ensoñadores. Una situación que es consecuencia de esa claridad de ideas fruto, supongo,de la experiencia adquirida en todos estos años.
Otra de las novedades del disco es la utilización de tres idiomas (castellano, inglés y euskera), ¿qué factores influyen para que una canción salga en un idioma u otro?
Salen de manera natural y desde el propio inicio de la composición, ya que el idioma será quien marque el carácter del tema, aquello que queremos y pretendemos expresar. Eso sí, esta es la la primera vez que utilizo el euskera, concretamente en la letra de “Kalamity (zure zapore berria)”, que es autoría de Fermin Etxegoien, y que además cuenta con la colaboración de la grandísima voz de Birkit.
"Kink Kong Party" es un trabajo que nos traslada a un ambiente nocturno, seductor, visceral, casi dionisíaco..., ¿son conceptos para vosotros ligados directamente al rock and roll?
Sí, supongo que siempre hay algo de todo eso en la música de Sonic Trash. En este disco además todo está más contenido, como a punto de explotar, utilizando para ello una forma de cantar más sugerente, si cabe, que en otros discos, menos rabiosa.
Uno de los detalles más llamativos que añadís es el coro infantil cantando en alemán en “Alma caníbal”, ¿cómo se os ocurrió esa idea y cómo se llevó a cabo?
Dicha canción la planteamos como una “nana” narcótica y enrarecida, de ahí que aparezcan esos coros de niños al final. Decidimos traer al estudio a los hijos de Juanjo y a algunos otros niños de la coral de Bilbao, que hablan alemán además, y el resultado fue maravilloso, el broche final perfecto para este disco.
“Es importante para nosotros esa continua búsqueda con la que darnos impulso e intentar crecer como banda”
Vuestro single, “Kalamity”, ha sido mezclado en Los Angeles por Rafa Sardina, multipremiado productor pero ligado a los sonidos latinos ¿cómo surgió la idea de juntar esos mundos y la oportunidad de trabajar con él?
“Kalamity (zure zapore berria)” es un tema inspirado en el vino, del mismo nombre, de Oxer Bastegieta, que es a su vez un gran amigo nuestro y además de eso un amante de la música.
Rafa Sardina es igualmente amante de los vinos de Oxer, así que todo cuadró y surgió la colaboración de forma natural, algo que es todo un lujo viendo los trabajos que ha realizado, y no solo en el ámbito latino, sino con nombres como Elvis Costello, Stevie Wonder o hasta Michael Jackson.
Además de sobre el escenario es habitual verte como espectador de conciertos, ¿hasta qué punto esa condición de fan ayuda a la hora de abrir nuevos frentes en vuestra música?
Supongo que mucho. Antes comentabas el tiempo que ha transcurrido desde la publicación de nuestro anterior disco hasta el actual. Como espectador, y por supuesto oyente, durante ese tiempo te nutres, creces y cambias, también evidentemente como persona. Y eso de alguna manera tiene que repercutir en las canciones.
Aunque ahora con el tema de la pandemia se ha hecho más evidente, han quedado al descubierto las penurias que acompañan a la mayoría de bandas de rock. No sé cómo se vive esta situación en un grupo como el vuestro que ya de habitual tenéis que luchar mucho, compatibilizando vidas y trabajos con la música...
Es difícil desde luego compaginar todas esos ámbitos, pero es que en realidad no hay muchas mejores cosas en la vida que esto. Este año, eso sí, es verdad que ha sido un revés brutal, porque nuestro pequeño y frágil mundo prácticamente ha desaparecido o se encuentra en auténtico peligro, con mucha gente al limite (técnicos, salas, circuito, bandas....) y sin saber muy bien por donde va a salir todo esto, habiendo ahora mismo pocos conciertos y bajo condiciones poco disfrutables en general.
Y a la hora de afrontar ese tipo de directos, ¿cómo os sentís?
El concierto que dimos dentro del WOP Festival en el Palacio Euskalduna en diciembre fue un reencuentro, supuso volver a sentir esa electricidad y ese nervio de nuevo... A ver cómo evoluciona todo esto, ¡crucemos los dedos!
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