SOÑAMOS INVIERNO
Entrevistas / Piano Magic

SOÑAMOS INVIERNO

Sergi Costa — 20-09-2000
Fotografía — Archivo

SI VIVES MÁS ESCORADO EN EL PASADO QUE EN EL PRESENTE Y LA NOSTALGIA SE RÍE DE TU CORAZÓN CON SUMA FRECUENCIA, CRÉEME: PIANO MAGIC CREARÁ EL HILO MUSICAL PARA LA PERPETRACIÓN DE ESE SENTIMIENTO QUE, PASO A PASO, TE VA AISLANDO SIN PREMISA ALGUNA.

Ni siquiera han irrumpido en el mercado español, pero su excelente “Low Birth Weight” (Rocket Girl/Green Ufos, 99), con toda su delicadeza minuciosa, sus atmósferas abrasivas y un elenco de colaboraciones pertenecientes a los bajos fondos de la escuela sentimental británica (Simon Rivers de The Bitter Springs, Isan, State River Widening y Darren Hayman en el siete pulgadas “There’s No Need For Us To Be Alone”), nos dejó perplejos a ese reducido número de la crítica especializada en hurgar en los recovecos del sentimiento y en aplaudir su propia inadaptación. Muy atrás queda su debut “Popular Mechanics” (Che, 96), “meccano pop” según su autor, inspirado por Kraftwerk (el grupo favorito de Glenn Johnson, alma mater de un grupo que se ha convertido en un secreto poco expuesto por los hedonistas de las primicias sensoriales). El turno es ahora para las atmósferas solemnes, litúrgicas y, de nuevo, el lado mágico del recuerdo. “En nuestra música hay un tipo de magia que no sé bien de dónde sale. Una hora libre en una habitación oscura con algo de vino o un cigarro crean el momento idóneo para el embelesamiento que provoca”. Johnson, perfeccionista y preciso como pocos (otra huella del espíritu de Kraftwerk), crea con el nuevo álbum “Artist’s Rifles” (Rocket Girl/Green Ufos, 00) -será presentado en el BAM coincidiendo con su primera visita en territorio nacional- nuevas melodías que, como en su precedente, buscan perseguir “la unión de las partes de un reloj para lograr algo bonito y esperanzador” creando un sonido diseccionado en sus partes pero de cómputo global arrebatador. “Incluso los medios tiempos instrumentales (más presentes en el nuevo disco) son autobiográficos”. Johnson, que decidió cerrar la etapa electrónica de su debut por no ser capaz de sacar el máximo de sí y se volcó en la guitarra -consiguiendo desempolvar de nuevo el término “shoegazzing”- como arma para proyectar su estado emocional, logra de nuevo sorprendernos con un giro hacia la nitidez en un álbum que suena más como tal en relación al anterior. “El nuevo álbum suena más limpio por la tecnología usada al grabarlo. “Low …” fue grabado con bajo presupuesto (cuatro y ocho pistas) en habitaciones situadas entre Londres y Nottingham. Ahora queríamos un gran sonido como en los discos de Dead Can Dance y contratamos el productor que usaban éstos. A pesar de ello no creo que hayamos perdido en emotividad”. Otra diferencia respecto al anterior es la consolidación de la banda (el andaluz Miguel Marín en la batería y el segundo guitarra son fijos) y una diversidad de voces más restringida (Caroline Potter –ya presente en el anterior- y el propio Johnson) porque “necesitaba asentar una banda para así poder tocar en el extranjero. Caroline y yo nos conocemos de Nottingham desde hace tiempo y hemos pasado por experiencias similares en la vida, por lo que su voz liga mucho con el sonido que busco y puede cantar mis textos con un sentimiento parecido al mío”. Las referencias explícitas a la muerte en sus portadas, en todo caso, siguen presentes porque la muerte y la soledad suele ir de la mano en la mayoría de los casos. “Tengo mucha debilidad por los poetas de la Primera Guerra Mundial. Eran gente muy sensible que luchaban lejos de casa y sabían que no volverían nunca”.

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