Afincada en Valencia desde hace años, quizá por aquello de estar cerca del mar como su ciudad natal Concepción, Soledad Vélez empieza nuestra charla hablando sobre ello. “El sur de Chile es lluvioso, así que nos quedaremos en que ha sido una bonita casualidad”. Luego hablamos de que acabó el año viendo cómo se estrenaba la película “La novia” de Paula Ortíz, en la que canta “Pequeño vals vienés” en castellano. “Recibí un whatsapp a la una de la mañana. Pensaron en mí, se me propuso y me mandaron a casa los clips. Esa misma semana me iba de gira a Galicia, así que tenía dos días para grabar en casa a tope, antes de irme. Lo grabé, a los directores les gustó mucho, a la productora también, y fue un sí inmediato. No dudé en ningún instante de querer participar”.
Lo cierto es que Soledad Vélez lleva un buen año. Ha publicado su tercer disco, “Dance And Hunt”, con discográfica nueva (Subterfuge) y volverá al recinto del FIB igual que en el 2013 (en 2011 ya lo hizo, pero en los conciertos de la playa). Al igual que sus dos discos anteriores “Wild Fishing” (12) y “Run With Wolves” (13), ambos editados por Absolute Beginners, el título es de temática animal. “Nunca ha sido el animal en sí, es el significado que he traducido respecto a lo que representan para mí. Y por alguna extraña razón, quizá es que forme parte de mi manera de ver las cosas, de vivir.., están automáticamente incorporadas, es el estado puro de lo salvaje, es algo real de verdad y precioso”. Pero esa es la única coincidencia con sus dos otros trabajos. Esta vez se aleja del folk y acentúa ese giro hacia la electrónica que ha ido incorporando poco a poco a sus composiciones. “Se ha dado de forma natural. Llevo ya un par de años girando con el disco anterior y componiendo nuevas canciones a la vez, más que una cuestión de estilo es de concepto, y este concepto necesita otros sonidos”. Aquí trata sobre el movimiento de sus ideas para abstraerse de la realidad e intensificar sensaciones. “Me refiero a diversas sensaciones, aislarlas como hacen con las moléculas, separarlas, observarlas, cuestionarlas y vivirlas. Me parece que es prestar atención a algo levemente invisible, como cuando tenemos intuiciones, y no les hacemos caso”.
La grabación se llevó a cabo en los Estudios Rio Bravo y junto a la guitarra de Jesús de Santos y la batería de Luis Torregrosa, su banda habitual, aunque ha contado con las colaboraciones de Joe Crepúsculo que pone los sintetizadores en una bailable “Knife”, donde suenan las únicas palabras en castellano arengando a las masas “Desde Chile a todo el mundo…”, Cayo Bellveser, el bajo en “The Cave” y Sandra Ferrer, el violín en “Dune”.
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