“Cuando nos alejamos de la realidad, perdemos la vida en sí”
EntrevistasSofía Gabanna

“Cuando nos alejamos de la realidad, perdemos la vida en sí”

Marta Ezquerra y Raquel Hidalgo — 17-07-2022
Fotografía — Archivo

“Maté al Amor” es el primer Ep que publica la rapera Sofia Gabanna. La argentina afincada en Barcelona llega pisando fuerte al panorama del hip hop español. Con bases old school, potentes influencias del R&B y una enérgica puesta en escena, la artista de veintidós años lleva escribiendo y bailando desde pequeña, aunque su meteórica carrera no ha hecho más que empezar.

Parece que escribir rap te da la libertad de no seguir una estructura concreta a la hora de componer. Pero, ¿alguna vez has pensado en combinar el rap con algún otro estilo?
Me gustan mucho todos los géneros, pero sí que es verdad que el rap te destraba todos esos patrones. Es por ello que lo elegí para componer. Por ejemplo, siempre he escuchado mucho blues, pero te limita mucho más; hay una marca puesta. En cambio, si pienso en cómo hago rap, hay muchas más formas.

"Para mí escribir rap es muy fácil. Pero, cuando estoy mal, hacer una canción me resulta imposible"

Sueles leer mucho a la hora de escribir. ¿Hay algún libro que te haya marcado en especial?
Se trata más del hecho de compaginar mis tareas con la lectura. Además, voy por rachas, ya que tengo que tener la mente preparada para leer. Si no estoy bien, no puedo leer porque no puedo disociar de mi vida, y cuando leo tengo que volcarme en la vida de la otra persona. Hay un libro que se llama “El secreto del fuego” (1995) de Henning Mankell, que no tiene nada que ver con lo que canto, pero con el que empatizo mucho. Todo inspira inconscientemente. Entonces, lo que más me inspira es la vida en sí; ni siquiera me inspiran las personas.

Entonces, ¿cuáles son tus referentes musicales?
Referencias musicales tengo, porque al final lo que hacemos está compuesto por lo que hemos escuchado, y tengo influencias que han construido mi ser; pero no me inspiran las personas a la hora de crear música. Me inspira el clima, el viento, la lluvia, los géneros musicales, la emoción, los animales, el cielo… pero las personas, no. Todo lo que hemos hecho muy nuestro no me inspira. Eso ya me ha aburrido.

¿Qué artistas te gustan ahora mismo?
Pues me vienen varios nombres a la cabeza, como Easy S o Ptazeta. Pero creo que soy muy ignorante. Me faltan muchas propuestas actuales por escuchar… Así que realmente estoy muy negada a la actualidad (risas).

Tu música es muy noventera. ¿Es tal vez por una nostalgia a esa época?
Bueno, realmente, yo no he nacido en los noventa. Creo que esto igual me está pasando cada vez más porque cuando el ser humano se aleja de la realidad pierde lo que es la vida en sí, que es disfrutar, compartir, escuchar o sentirse realizado. Cuando uno empieza a pensar tanto en la imagen, esta te opaca por completo, porque lo único que te brinda es el espejo de los demás. Y al final es difícil vivir todo el rato a contracorriente.

Al final, a lo mejor es una cuestión de ver más allá, de ir más allá de la imagen...
Claro. Cada vez pensamos menos. Entonces, cuando no entiendes, vives por inercia. Hablando con mi padre, que es psicólogo, yo le decía “si encuentras una verdad absoluta y cierras el sentido de la vida, descubres que en realidad no tiene”. El truco está en no cerrar nunca el sentido. Si las personas nos planteamos la vida, nos podemos hacer mucho daño. Si vives con poco, en la montaña, con tu familia, preocupándote solo del día a día, eso es la vida. En cambio, vivir en ciudades, rodeados de gente, se transforma en algo que hacemos por inercia, y, mientras tanto, las cosas prioritarias, como la salud mental, se descuidan.
De repente, todos estamos mal, y es normal, porque desde hace mucho no se le hace caso a este aspecto. Ahora todo se diagnostica, y es ofensivo para la gente que tiene problemas de verdad. Como no se le hizo caso en su día a los problemas de salud mental, ahora se han normalizado. Se nos llama “la sociedad de cristal” por parte de las generaciones anteriores, que nos consideran más débiles, en cuanto ellos tal vez tienen gran parte de culpa.

"Yo escribía mucho de chiquitita en libros y diarios, y cuando descubrí el rap, vi que podía escribir encima de un beat y me resultaba bastante entretenido"

¿Cómo consigues abstraerte de toda esa “realidad” de la que hablas para centrarte en crear música?
No entendiéndola. Y realmente ello es un problema porque no entiendo la realidad; para mí es como vivir en un Show de Truman. Así que me centro al completo, pero a veces esto juega en mi contra porque me vuelvo demasiado introspectiva.

El público también aprecia cuando un artista hace música que le sale de dentro, con identidad…
Sí. De hecho, cuando estoy deprimida me doy cuenta de por qué hay gente que no sabe escribir. Para mí escribir rap es muy fácil. Pero, cuando estoy mal, hacer una canción me resulta imposible. Para escribir hay que vivir, hay que ser capaz de darle un sentido a la vida, con tal de poder brindársela al público. Pero cuando no lo encuentras es más difícil.
Lo único que me mantiene siempre arriba es la fuerza, y eso me ayuda a seguir con mi camino.

¿Qué sensaciones tienes de tus primeros conciertos?
Estoy muy contenta pero la verdad es que me gustaría haber empezado de una manera diferente, ofreciendo un gran show, ya fuera con bailarinas o banda. Lo que pasa es que quería hacerlo bien porque no me gustan las medias tintas, así que este año vengo acompañada de un Dj, y tenemos muchísimas fechas. Y el año que viene apostaré por ofrecer un espectáculo potente.

Muchas veces hablas sobre tu experiencia con el baile. ¿Te gustaría compaginarlo con tu música y con tu directo? ¿Qué importancia le das a la danza?
Sí, hice diez años de ballet y flamenco. En cuanto pueda, incorporaré baile en los shows. Le doy mucha importancia; de hecho, tengo que volver a bailar. Ya que yo nunca dedicaría toda mi vida a cantar, me deprimiría. Cuando empecé a hacer algo artístico, ello fue bailar y me encantaba, pero en la adolescencia lo dejé. Ahora noto un vacío existencial. El ballet me da un equilibrio muy importante, es tan diferente a lo que hago que la contradicción me ayuda. Es muy terapéutico.

Las influencias que recoges en tu música, ¿de dónde te vienen?
Las mujeres folklóricas y el pop, como Britney Spears, Thalía, Beyoncé, Alicia Keys…, me vienen por mi madre. Luego, el rap ha sido gracias a ir al parque cuando dejé el ballet, y también por mi hermana. Y el blues, el tango y el rock me vienen de mi padre.

Entonces, ¿cómo llegas a entrar en el mundo del hip hop?
Cuando me metí en el parque en las batallas de gallos. Yo escribía mucho de chiquitita en libros y diarios, y cuando descubrí el rap, vi que podía escribir encima de un beat y me resultaba bastante entretenido.

Sorprende la presencia tan fuerte del productor (Lupita’s Friends) en “Maté al Amor”...
Como todo el Ep fue hecho con el mismo equipo, tenía sentido que se nombrara a los productores, y además lo disfrutamos todos porque compartimos el mismo proyecto. Fue una idea nacida de mucha producción, y de hecho esa fue la parte que más tiempo llevó.

¿Y cuál es la temática de “Maté al Amor”? ¿Hay una evolución a lo largo de las canciones?
La idea es representar una transición desde el enfado, el amor, la ilusión y la idealización, hasta la desilusión y el “matar” al amor. El tema “Marvin” empieza diciendo “son ya muchas noches de frío” y es una canción de enfado, luego están “Bee-Bé” y “Aguardiente”, que son canciones de amor, y por último “Flaco” y “Asesina”: las canciones de cierre representan la desilusión y el desamor.

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