Eso no quiere decir que las once canciones de esta joven compositora de Nashville, capital el estado sureño de Tennessee, no estén repletas de unas melodías soñadoras muy bien construidas que marcan la diferencia. Nos vemos en las oficinas del sello Music As Usual. Tímida pero encantadora como su música, Sophie va soltándose según progresa nuestra conversación. Una pérdida personal muy profunda llevó a la introspección que inunda el envoltorio musical y las letras de su nuevo trabajo.
Tu nuevo disco me ha parecido que tiene una atmósfera como de sueño. ¿La buscabas?
Sin duda. Quería tener esa cualidad onírica en las guitarras en particular. Muchas guitarras con reverb, muy húmedas, y voces que suenen un poco como si estuviera medio despierta. Quería capturar eso. Es lo que tenía en mente cuando hice las maquetas. Me apetecía que sonara bastante crudo, como cuando componía las canciones, pero con ese sentimiento soñador.
¿Cómo fue la grabación con el productor Ben H. Allen?
Sinceramente, muy fácil. Ben hizo muy buen trabajo para que nos desviáramos de la ruta. Creo que lo principal es tener una visión en mente y no separarte de ella, especialmente de canción a canción. Es fácil de decir, pero luego llegas a una canción determinada y se te ocurre meter un solo demencial o una caja de ritmos, en lugar de pensar en el disco como un todo. Cuando tienes una visión y te aseguras de ceñirte a ella todo se hace mucho más sencillo.
“Cuando compongo no tengo en cuenta influencias específicas”
¿Elegiste a Ben por su trabajo con Deerhunter? Me parece un grupo esencial.
También me encanta Deerhunter. Me gusta mucho, pero también tuvimos una buena charla. Las referencias me llevaron a tenerle en cuenta, y cuando hablé con él me pareció que pilló lo que quería hacer y tenía muchas ideas emocionantes. Después de un par de llamadas, confié en él, porque entendía lo que buscaba.
¿Tu intención era meter más guitarras y prescindir de los sintetizadores?
La idea era meter más acústicas, y descartar los sonidos electrónicos y el rollo de sintetizadores de los 80, separarnos en lo que pudiéramos de todo eso.
¿Por qué? ¿Querías sonar más clásica o atemporal?
Creo que tenía que ver sobre todo con las canciones. Al componerlas tuve una visión clara de cómo iban a sonar. Incluso al grabar las maquetas en casa, ese sonido parecía muy auténtico, y no quería que otras ideas me separaran de él.
Hay varios discos titulados “Evergreen” (“Hojas perennes”), se me ocurre ahora uno de Echo and The Bunnymen. ¿Por qué escogiste este título?
Lo saqué de la canción del mismo título. En ella las cualidades de la palabra se aplican a una persona. Quería usar esa misma idea en el título del álbum. En el disco se habla mucho de perder a alguien, de cuando las cosas cambian drásticamente a tu alrededor y te quedas atrapado. Lo que solía ser y lo que es, y no querer mirar adelante. Es el tema principal. También explora mucho la idea de soñar y los recuerdos, de cómo comparamos la realidad con ello. Todo se reduce a ese limbo entre superar algo y a la vez estar atrapado.
He leído que sólo compones desde tus experiencias personales. ¿Es así?
Empecé a componer cuando era muy joven, con cinco años. Y para mí siempre ha sido un modo de explorar mis pensamientos y sacar algo, lo que he aprendido, o al menos una expresión escrita sólida de lo que estuviera sintiendo o pensando. Siempre lo he hecho así. Y este disco en particular es muy personal y específico, en particular sobre una sola cosa.
En lo musical, ¿tuviste en cuenta algunas influencias particulares?
Cuando compongo no tengo en cuenta influencias concretas. Dejo que las canciones me lleven hacia donde creo que deben sonar. Pero en este caso hubo muchas ideas de producción que quise capturar. Nico fue una de las que le pasé a Ben, y también algunas cosas de Yo La Tengo. Jim O´Rourke también estaba en esa playlist…cosas muy diferentes. Al final, sacas lo que te gusta de cosas distintas.
Empezaste muy joven haciendo discos, éste es ya el cuarto. ¿Cuáles son tus expectativas? ¿Crees que es un salto adelante?
Sí, me siento muy bien con él. Renovada en cierto modo. Me encantó hacer el anterior, grabarlo y cómo sonaba, pero personalmente estaba muy cansada de girar y todo lo que implica crecer así. Esta vez me sentía como más emocionada e inspirada. Me ha venido bien darme un tiempo, aunque no he parado de hacer música. Me gusta haber hecho algo distinto, porque creo que siempre he intentado hacer algo un poco diferente. Pero da más miedo cuando lo que haces es más directo.
“Creo que he tenido en suerte creciendo en Nashville”
¿Por qué?
Porque no te puedes esconder detrás de la parafernalia musical, que es muy divertida, pero como compositora puedes estar escondiéndote un poco en la producción. Me encanta, pero en este caso necesitaba mucha claridad, que todo se enfocara en las canciones. Y eso da miedo, porque te mete mucha presión para que lo que compongas sea lo suficientemente bueno.
¿Qué percepción tienes del ambiente musical y del negocio en el que estás? ¿Qué es lo que más te asusta?
Me encanta hacer discos y componer. Eso es lo que más me gusta. Pero también me encanta girar, creo que ahora se ha hecho más cómodo. Me gusta la gente con la que toco y me lo paso bien viajando. Lo que siempre me ha costado es que soy una persona introvertida en términos generales, y tienes que gastar mucha energía en que las opiniones de quienes no te conocen. Siempre me ha costado encontrar el equilibrio de conectar con la gente sin que parezca que eres una muñeca o algo así, que no eres tú misma. Perder un poco de humanidad es parte de este trabajo, funciona así.
Hay una contradicción fuerte entre esa introversión y tocar para otras personas, como haces…
Claro, y te consume mucha energía conciliarlo. Pero esa parte está bien, es divertida. Otra cosa es llevar el Instagram o el TikTok, esas cosas. Como persona no me importan. Nunca uso mi Instagram fuera de la música. Poner energía en eso te puede dejar agotada, porque no es algo que yo haría normalmente.
Precisamente te iba a preguntar sobre la tecnología, la Inteligencia Artificial y todo eso.
Es un poco raro. Intento ser abierta con estas cosas, porque ha habido muchos desarrollos tecnológicos que han afectado positivamente a la música. Hay muchas cosas que no podrían haber existido hace veinte o treinta años. Y se pueden seguir haciendo otras nuevas. Pero algo así da miedo. La IA en general implica prescindir de las personas.
Es un poco “2001”, en efecto.
Y cuando llegas a eso, se hace extraño.
Eres de Nashville, que es una de las ciudades más musicales del mundo. ¿Cómo fue crecer allí?
Creo que he tenido suerte. Habría hecho música de todos modos, pero estoy convencida de que empecé muy joven porque estaba rodeada de música. Pude tocar en el instituto y conocer a un montón de personas que tocaban en sus grupos dentro de la escena. Tuve todo un mundo musical alrededor mientras crecía. No es que pensara que podía ser una estrella del rock y vivir de ello, sino que me importaba la música y tocar, porque había muchas personas con las que me podía identificar.
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