No vamos a descubrir a estas alturas el talento y la importancia de Hendrik Röver dentro de la escena rock en este país, pero es un buen momento para poner otra vez en el mapa a este músico inquieto y coherente consigo mismo que acaba de editar su segundo disco en solitario. “No temáis por mí” es un paso más de una carrera que avanza sin prisa, pero sin pausa. “Sé que mi oficio es el de músico, y que me voy a dedicar durante toda mi vida a escribir y a tocar. Esto es como una carrera de fondo, así que no voy a echar la vista atrás, ya que no me gusta demasiado. Tengo poca memoria porque tampoco quiero tenerla, y prefiero pensar en el presente, en lo que está sucediendo ahora mismo, y también en el futuro, pero sin obsesionarme mucho en ello. Lo que tenga que venir ya vendrá”. Esta vez subraya la relevancia de unas letras cotidianas y muy reales como “Cambio de aires”, “Casa abandonada”, “Adiós” o “Mi Mansión” (un homenaje clarísimo a Johnny Cash). “Escribir es algo que no provocas, simplemente te sale, pero no cuando quieres. Es algo inesperado. Siempre llevo una pequeña libreta encima por si surge una historia en mi cabeza. Incluso la dejo en la mesita de noche por si la inspiración llega cuando menos te lo esperas”.
En “No temáis por mí” nos topamos con un músico más reflexivo, íntimo, con un concepto más próximo a sonidos propiamente americanos. “Es verdad que suena distinto a mi anterior disco, pero no es algo que yo haya forzado”. Lo que ha sido más premeditado en este caso es el disco adicional que se incluye, una muestra de bluegrass junto a la West Bluegrass Band. “Para mí ese era un reto. Soy un estudioso del bluegrass, siempre me he sentido atrapado por su magia. Me considero una especie de historiador de ese género, he buscado indagar al máximo, aprender cada día de esos sonidos, y estoy muy satisfecho con el resultado. En un futuro seguiré probando por ese camino”.
THX that's a great anrswe!