“No nos gusta poner límites a la hora de crear. Más bien lo tomamos como un campo abierto donde todo puede funcionar en un principio. Nos dejamos llevar por los estados de ánimo, la experiencia y las influencias de cada uno, por el azar y por lo que nos puedan aportar distintas herramientas o instrumentos que, en muchas ocasiones son los verdaderos culpables de esas 'fluctuaciones estilísticas'. Cada sonido o simplemente una textura te aporta una visión nueva y abre nuevas posibilidades”. Así define Kurajica Mladen, líder de esta numerosa banda, los principios que rigen su fuerte apego por los crisoles estilísticos. “Cada uno le da más importancia a unos elementos que a otros. Lo que hemos hecho hasta ahora se podría describir como música rizomática, expansiva y flotante con sus pequeñas dosis de veneno, locura y trance”. Al fin y al cabo, una labor un tanto difícil si tenemos en cuenta las dificultades de su lugar de origen. “Cuando empezamos era más difícil, puesto que hacíamos una música más drónica, espesa y de desarrollos muy largos y a la gente le costaba asimilarlo. Pero la cosa ha ido cambiando desde hace unos años y el público en general está más abierto y acostumbrado, sobre todo gracias a Internet”. Puede que gran parte de culpa la tenga la labor realizada hasta ahora por Foehn. “Bandas como Balago o Úrsula siempre han sido referentes para nosotros, por lo que estamos muy contentos e ilusionados de poder editar con ellos”.
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