SIGUIENDO LA RAYA
EntrevistasBuckcherry

SIGUIENDO LA RAYA

Joan S. Luna — 29-10-1999
Fotografía — Archivo

No les quepa duda de que el mundo del rock funciona de forma cíclica. Veamos el ejemplo de Buckcherry. Después de lo mucho que se llegó a vapulear a las bandas angelinas de hard rock durante los ochenta, llegaron los noventa y con ellos el grunge y el post-grunge, más tarde el punk melódico y, miren ustedes por donde, parece que el fin de siglo podría volver a cerrarse con decenas de bandas de hard rock pendenciero y etílico angelino correteando por la escena internacional. De momento, Buckcherry han cogido el testigo al grito de «Amo la cocaína, amo la cocaína» Joshua Todd capitanea a una de las bandas del momento del hard rock estadounidense. Desde su cuartel general en Los Angeles Buckcherry han andado revolucionando una escena que, no lo negaremos, parecía sumida en un letargo casi irreversible. A medio camino entre Guns’N’Roses, Cinderella (esa «Check Your Head»), Junkyard, Thin Lizzy (¿a qué les recuerda sino «Borderline»?) y AC/DC, Buckcherry pueden haber sido en parte responsables de ese precipitado retorno a la actualidad de los grandes iconos hardrockeros de los ochenta, desde Ratt a L.A. Guns, pasando por Great White y tantos otros. Será porque reivindican esa estilo de vida que tanto gusta a los rockeros de pro, esa forma de entender la existencia y porque lo han hecho en un momento en el que todo parecía ir a la baja. Por lo que Todd me comenta, no parece estar totalmente de acuerdo. «No creas que eso es verdad. En los Estados Unidos lo más popular ahora es esa mezcla entre rap y rock y nosotros somos un poco como los underdogs… sé que mucha gente está comprando nuestro disco y eso está muy bien. Saldrán nuevos grupos de rock a partir de ahora, pero no creo que vaya a haber un movimiento loco, ni nada parecido». De todos modos, el éxito y el escándalo (ya saben, por aquello de «I love the cocaine, I love the cocaine…») que han rodeado «Lit Up», su primer single y sin duda uno de los cortes más directos de su debut, «Buckcherry». Ahora acaban de editar un segundo siete pulgadas, «For The Movies», infinitamente más calmada y de coros casi AOR, dejando al descubierto la otra cara de Buckcherry. Aunque lo que más sorprende del grupo no es ese revivalismo, sino la fuerza de su sonido. ¿Será porque han contado en la producción con el duro de Terry Date y con el mismísimo ex Sex Pistols/Neurotic Outsiders Steve Jones? «Ambos han sido muy importantes en el resultado final. Terry porque ha sido capaz de conseguir trasladar al estudio nuestro sonido de directo. Quería captar nuestra verdadera esencia, captar lo que éramos realmente, entonces sugirió que grabásemos en directo y eso es lo que hicimos. Grabamos el disco en cinco semanas de principio a fin. En cuanto a Steve Jones, trabajó mucho con nosotros en la preproducción y se involucró mucho, sólo que él es muy músico, tiene un sentido especial para entender las canciones y se dedicó a retarnos constantemente, a ponernos a prueba y eso era algo que nos ayudó mucho a superarnos a nosotros mismos». Cuenta la leyenda que Jones acabó trabajando con ellos tras verles en directo y convertirse en uno de sus fans. Le preguntó sin rodeos a Todd si eso es cierto o forma solamente parte de las labores de promoción. «Es totalmente cierto. Venía a nuestros conciertos incluso antes de que hubiéramos fichado. Una vez nos siguió y vino a un show en el norte de Los Angeles, solamente había unas veinte personas de público pero él estaba allí. Después vino lo de Dreamworks y contamos con él». Pues hablando de Dreamworks, ¿cómo fue el primer contacto con el sello? Empezar con una multinacional no está nada mal, no señor. «Cuando firmamos con Dreamworks al principio aún era una compañía muy joven, y aún lo es. No llevaba mucho tiempo funcionando y la gente trabajaba con mucho entusiasmo, con lo cual estábamos seguros de que nos iban a prestar mucha atención». De todas formas, creo que lo mejor será volver a incidir a ese mundo que les rodea, al de las drogas, el alcohol, la vida descarriada del rock’n’roll y todos esos tópicos que, al fin y al cabo, tampoco lo son tanto. «No queremos ser una banda depresiva, queremos pasarlo bien y que la gente también pueda pasarlo bien. Cuando me metí en el mundo de la música fue para eso, para pasarlo bien. En cuanto a eso de las drogas y todo lo demás, te puedo asegurar que nosotros no estamos metidos en eso. Somos mucho más que eso. El hecho de que pueda escribir canciones sobre drogas y alcohol no significa que el grupo vaya de eso, para nada. Cualquiera que nos conozca sabe que eso no es así. Quiero dejarlo claro. Hay gente que nos ha dado problemas por algunas letras, cuando hablamos de cocaína, pero tampoco ha sido demasiado grave». Bien, pero es que, en los Estados Unidos, resulta ciertamente fácil resultar provocativo… «Sólo te quiero decir una cosa, que las letras de Buckcherry, porque yo las escribo todas, tratan sobre mis propias experiencias o sobre las de la gente que tengo a mi alrededor, así que no me importa una mierda lo que la gente pueda pensar de ellas. Lo bueno es que las disfruten, eso es lo que pretendemos… todo el mundo ha tenido experiencias con el alcohol, con las drogas, experiencias amorosas y todo eso es lo que encontrarán en el disco de Buckcherry». Las cosas quedan claras, así que si eso es poco o mucho solamente dependerá del punto de vista.

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