Pero como las cosas se demuestran con hechos, hemos sido testigos del compromiso de las de Mungia, teniendo la oportunidad de charlar con Lander y Cris antes de su concierto en Kaskagorri, una txosna autogestionada en plenas fiestas de Bilbao.
¿Cómo os planteabais este nuevo trabajo después de tanto tiempo sin material nuevo?
Lander Zalakain: Tras unos tiempos tan raros para todo el mundo, haciendo cosas diferentes, como la gira de autocines o los remixes de “Plastic drama”, hechos para alargar la vida de este trabajo, junto a artistas a los que admirábamos, ya sentíamos la necesidad de volver a centrarnos en nuestras canciones, y por eso lo afrontábamos con muchas ganas.
De nuevo, os mostráis como una banda absolutamente despojada de complejos, alejada de cualquier etiqueta…
L.Z.: Si sólo hiciéramos rock, pop o garage, nos aburriríamos la hostia; nosotras entendemos, no sólo los discos, sino también los conciertos, como una batidora de nuestros diferentes gustos musicales y de las cosas que nos gusta hacer. Además, las canciones no son de un solo género, sino que tienen referencias variadas, y cada tema en sí mismo también es un poco una locura estilística; es muy difícil y hay que ser muy valiente para decir «Belako hace post punk»… pues es lo que han hecho todos los medios en los últimos diez años (risas).
¿Tras haber pasado por los festis más importantes, tanto a nivel internacional como estatal, y haber recibido multitud de críticas positivas, sentíais una cierta “presión” a la hora de enfrentaros a este nuevo disco?
Cris Lizarraga: Después de tanto tiempo, sobre todo tenemos la presión de no aburrirnos y de no aburrir. Nosotras seguimos siendo las mismas aunque, obviamente, cada una haya progresado en el aspecto técnico; pero también hay que encontrar cosas que te hagan seguir manteniendo esa chispilla, y asumir que las sensaciones no van a ser las mismas del principio, sino que ahora son otras que también están muy bien. A día de hoy, somos cuatro amigas que tenemos una relación muy sólida, y no podemos seguir con la misma inercia de disco-gira-disco-gira… también hay cosas como la pandemia que te dan una dosis de realidad muy fuerte para valorar lo que es haber llegado hasta aquí y, sobre todo, de hacia dónde quieres ir, haciendo todo eso de una forma más consciente.
La parte buena de llevar todo ese tiempo juntas es que te ayuda a relativizar las cosas y, por un lado, tienes esa presión de no repetirte pero por otro, tienes un aplomo y un aprendizaje que te hacen tener más seguridad a la hora de hacer las cosas, y saber lo que te interesa y lo que no.
"Entendemos, no sólo los discos, sino también los conciertos, como una batidora de nuestros diferentes gustos musicales y de las cosas que nos gusta hacer"
Para eso, también hay que tener la valentía de hacer esa apuesta por vivir de la música, que vosotras hicisteis en su momento, ¿no?
C.L.: Si no tienes el contexto adecuado, es imposible hacer esa apuesta, que nosotras sí pudimos hacer porque tuvimos el privilegio de que nuestros padres y madres nos hayan ayudado económicamente, porque si no, no habríamos podido estar en la uni y mantener la banda. Esto es algo que hace falta visibilizar, porque en la música, y en el mundo artístico en general, hay mucha gente que lo intenta, pero no lo consigue porque las condiciones son super precarias, y no estamos amparadas en absoluto por el estado para desarrollar nuestro trabajo.
L.Z.: Por suerte, nosotras desde hace unos años somos trabajadoras de la música, y aunque exista esa presión de tener que llegar a final de mes, como hemos empezado desde abajo y hemos visto lo que hay, esa ilusión de poder vivir de esto es mayor que la presión. Pero tenemos siempre los pies en la tierra porque, aunque igual no lo hemos tenido tan complicado como otras bandas, sabemos lo que supone empezar desde abajo. De hecho, no me fío de nadie que esté en la música y diga que nunca le ha tocado comer mierda.
Volviendo a “Sigo regando”, es un disco con continuos cambios de ritmos, ¿pensasteis mucho en los directos a la hora de hacer estos nuevos temas?
C.L.: De hecho, en el directo nos gustaría, a veces, que hubiera menos altibajos, y eso nos genera conflictos, porque estando, por ejemplo como hoy, a la 1 de la mañana tocando en jaias de Bilbo, ¿cómo metes un tema como “Orein eta orain”?... pero luego, creo que entra bien porque tenemos una muy buena materia prima y un repertorio bastante equilibrado. Es verdad que nos autoimponemos mucha presión a nosotras mismas de querer contentar al público, hacer buenos discos, buenos conciertos… pero tenemos que ser conscientes de lo que tenemos y hacer lo mejor que podamos con ello. En el anterior trabajo, sí que pensamos más en canciones que funcionaran en directo, pero en este me parece que hay un buen equilibrio entre el “Render me numb”, que era muy experimental y el “Plastic drama”, que era muy instant hit para los directos.
"No me fío de nadie que esté en la música y diga que nunca le ha tocado comer mierda"
Casi desde el principio, habéis apostado por la autogestión a la hora de desarrollar vuestro proyecto, ¿creéis que, tal y como están las cosas en la industria musical, era el camino más adecuado?
L.Z.: La industria, a nosotras por lo menos, no nos marca el camino a seguir. Y lo que hacemos es una “autogestión delegada”, porque tenemos gente alrededor que nos ayuda mucho: un manager, una discográfica… somos como enfermas, porque nos gusta estar muy encima de todo, pero con los años hemos tenido que aprender a delegar algunas cosas, siempre teniendo claro que lo que tiene que primar es que Belako seamos las dueñas de nuestro trabajo.
C.L.: Está muy bien que digas lo de que somos como enfermas, porque por mucho que hagas un proyecto artístico autogestionado al margen de las instituciones, el puto capitalismo, que es una enfermedad, siempre está ahí, y esa autoexigencia de la que antes hablábamos, muchas veces se traduce en una adicción al trabajo, y en no saber gestionar nuestro tiempo; por eso hay que saber delegar y no querer tener el control absoluto sobre todo.
¿Es esa libertad la que os permite poder estar tocando en grandes festivales, pero también, como en el caso de hoy, en una txosna como Kaskagorri?
L.Z.: La industria de la música es una mierda oscurísima y lo hemos visto muchas veces. Nosotras no queremos eso, nosotras queremos tocar en un festival, y luego tocar en la txosna de nuestro pueblo, hacer una gira por gaztetxes… hacer lo que nos apetezca en cada momento, y eso se consigue trabajando para poder permitirnos hacerlo.
C.L.: Gracias a tener colegas en la escena autogestionada de Alemania, y haber visto cómo funciona, sabemos valorar lo importante que es que haya movimientos sociales jóvenes que generen cultura, y que curren de forma militante para que todo el mundo tenga acceso a la cultura. La autogestión es necesaria cuando el estado no nos ampara. Nuestro discurso como grupo no se sostiene de otra forma, y si no podemos estar en espacios así, no queremos estar.
L.Z.: La música se ha convertido en algo casi elitista, y me cuesta creer que Belako vayamos a entrar en esas mierdas, pero en cambio sí que queremos tener otros compromisos más sociales, para tener a la gente más cerca… en el concierto del ayuntamiento o de las instituciones te van a pagar más, pero en la txosna vas a tener a la gente caliente esperando para verte y gratis, y eso es la hostia.
C.L.: Muchas veces te sientes mal por tener que cobrar una entrada a la gente, pero es que, hoy por hoy, es de lo que vivimos; hace falta un equilibrio y, sobre todo, no intentar forrarte con esto porque, si no, vas a convertir tu proyecto en una mierda, y esto es música.
Aparte de mostrar vuestra militancia con este tipo de acciones, también lo hacéis en las letras de vuestras canciones, algo que en “Sigo regando” es evidente en temas como “Dump”, “Sangre total” o “Slates”. ¿Es fundamental para vosotras el mensaje que queréis transmitir?
C.L.: Nosotras nos pronunciamos siempre… a veces demasiado, porque corremos el riesgo de dejar al margen el tema de la música. Por supuesto que tenemos un pensamiento crítico y político, que está claro que es de izquierdas y anticapitalista, y yo valoro mucho tener un espacio para el activismo, pero también valoro que la música sea sólo música, porque es algo liberador y ha de trascender ciertas cosas. Por eso, habrá veces que haremos cosas que, hacia fuera, supongan una contradicción terrible respecto a nuestro discurso. En este disco queríamos que las canciones hablaran por sí solas, y no tener que estar dando tantas explicaciones. Está claro lo que pensamos y lo que queremos en nuestro día como ciudadanas, pero no queremos dar un mitin político con nuestra música.
En septiembre comenzáis la gira de salas, ¿os sentís unas privilegiadas al ver tan lleno el calendario de los próximos meses?
L.Z.: Cada vez disfrutamos más tocando en sitios pequeños, donde el contacto con el público es más directo, y puedes hacer tu concierto. Así que, lo que queremos ahora es disfrutar de esta gira, y seguir creciendo y evolucionando en este viaje entre amigas que iniciamos hace doce años.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.